La isla de Lanzarote, con un censo de apenas 151.000 habitantes, recibió hasta noviembre de 2022 a 2,5 millones de turistas, esto es, 17 veces su población en once meses. Ahora, el Cabildo de la isla ha avanzado la idea de declararse como "zona saturada turísticamente", algo para lo que aseguran existe "un amplio consenso social".
La presidenta de la corporación insular, Dolores Corujo, explicó de que ese estatus no es un objetivo, sino un paso previo para iniciar una fase de decrecimiento turístico que entienden necesaria "para garantizar el futuro de las generaciones venideras".
Hace 30 años Lanzarote ya fijó un modelo que no contemplaba la creación de más camas, sino de "más calidad y con una oferta complementaria singular que nos diferencia en el mundo". Corujo insistió en que esa postura significa aspirar a recibir menos turistas, "con mayor gasto en el destino para que generen mayor riqueza en el conjunto de la economía".
Las dificultades que a priori enfrentan, según Corujo, es que más de la mitad de los visitantes de la isla proceden del Reino Unido, por lo que sería necesario "una estrategia de diversificación para reducir la dependencia del mercado británico".
En este sentido expresó que se prevé un crecimiento de los mercados francés, italiano, neerlandés y peninsular, lo que esperan que tenga repercusión directa en el aumento del gasto turístico en destino".