Con el turismo en plena recuperación, las reservas de viviendas vacacionales de lujo se han disparado este 2022 en Lanzarote. “Este año no solo hemos alcanzado cifras prepandemia, estamos batiendo récords”, explica Carla Van Heel, fundadora y general manager de una de las empresas especializadas en este sector en la isla.
En su caso tiene 30 villas en las principales zonas turísticas de la isla, con precios que pueden alcanzar hasta los 700 euros por noche, y ya tiene prácticamente todas reservadas para lo que queda de año.
"Hemos notado que la calidad del cliente ha subido muchísimo, ya que las villas más lujosas han sido las primeras en alquilarse, tanto en el período de la pandemia, como ahora", explica la fundadora de BuenaVilla.
Como ésta, muchas otras empresas han ido surgiendo en Lanzarote en los últimos años, para captar a clientes que buscan "algo especial", a los que ofrecen cosas como privacidad, piscinas con buenas vistas e incluso paquetes de bienvenida.
En opinión de Carla Van Heel, el aumento de la competencia no ha supuesto un problema, porque sigue habiendo “una demanda altísima” en términos de villas de lujo. "Hay más solicitudes de reserva que villas en alquiler en la isla”, afirma, achacando parte del boom actual a la pandemia. “Yo creo que esto se debe a que la clase media-alta que estaba acostumbrada a viajar lejos en vacaciones, ha tenido que buscar opciones más cercanas por las restricciones, por lo que las villas de lujo se han convertido en una de las elecciones favoritas”, apunta.
Las villas de lujo como vía de escape
Con la llegada del estado de alarma, las viviendas vacacionales supusieron una vía de escape para aquellas personas que querían permanecer fuera de su residencia habitual.
“Tuvimos mucha suerte en comparación con los hoteles, ya que la gente quería tener privacidad y evitar cruzarse con otras personas, algo que sí podíamos ofrecer nosotros”, apunta Carla. “Mientras muchas empresas tuvieron que cerrar en pandemia, nosotros teníamos clientes que nos alquilaban las villas para pasar el confinamiento aquí”, recuerda.
Además, afirma que la gente ya está comenzando a reservar con bastante antelación, aunque siguen teniendo algunas reservas de última hora.
“En 2020 y 2021, la gente reservaba siempre en el último momento, entre uno y dos meses de antelación, quizás porque había un poco de miedo ante las cancelaciones y restricciones”, explica. “Por eso, nos hemos ido adaptando a ese perfil, mejorando las condiciones de reserva, en términos de gastos de cancelación y plazos, de manera que el cliente pueda tener una mayor flexibilidad".
En cuanto al perfil del cliente, éste ha ido variando en función de las restricciones, ya que en 2020 empezaron siendo principalmente locales, pero con el paso de los meses y el levantamiento de las limitaciones a la movilidad, pasaron a ser nacionales e internacionales.
“Hace 6 meses o 1 año los clientes eran mayoritariamente españoles, pero ahora solo suponen entre el 20 y 25% del total”, aclara Carla Van Heel. “La mayoría son extranjeros, principalmente británicos desde que abrieron fronteras, aunque trabajamos con muchas nacionalidades”.
Clientes repetidores
Como herramienta de promoción, hoy en día la mayoría de empresas de alojamientos turísticos se publicita en portales como Booking, Airbnb e incluso touroperadores, para incrementar su alcance y así conseguir más reservas.
No obstante, predominan los clientes repetidores -que en el caso de Buenavilla cifraban en el 70% de las reservas después del confinamiento y ahora están en un 35%-, lo que dificulta encontrar un alojamiento de lujo disponible en Lanzarote.
Con este auge sin precedentes, muchas empresas como ésta se plantean ahora subir los precios de sus alojamientos, ya que cuentan con villas que apenas tienen dos semanas libres en todo lo que queda de año.
“Nunca hemos visto semejante nivel de reservas en un año”, añade Van Heel, que insiste en que es un sector que todavía tiene mucho margen de crecimiento en la isla.