La educación financiera, no solo nos ayuda a tomar mejores decisiones cuando contratamos, sino también a la hora de planificar el futuro. En este artículo, hacemos un pequeño listado, y por supuesto no completo, con tipos de préstamo que existen y están disponibles para la mayoría de los consumidores.
Los préstamos hipotecarios
Estos préstamos son bien conocidos porque sin ellos pocos podrían afrontar la compra de una vivienda. El préstamo va asociado a una garantía hipotecaria, que generalmente se refiere a la misma propiedad que se va a comprar.
Aunque los contratos pueden tener muchas particularidades, la idea general es que si se comete un impago, el prestamista tendrá derecho a quedarse con la propiedad de la vivienda.
Préstamos de respuesta inmediata
Son pequeños préstamos al consumo en los que la principal característica es la urgencia. En LoanScouter, un comparador financiero con portales en los países nórdicos como capitalo.dk en Dinamarca, puedes ver diferentes préstamos de este tipo. Los intereses son altos a cambio de que el consumidor no tenga que hacer papeleos y pueda tener una respuesta de aceptación o rechazo de la solicitud en minutos.
Si no se pagan, se suele aplicar un tipo de interés muy alto que en ocasiones alcanza el 1 % diario. Afortunadamente, la regulación limita la cantidad máxima que se puede cobrar en concepto de intereses. Por otro lado, ofrecen muchísima flexibilidad y pueden ser muy útiles para urgencias.
Préstamos para reformas
Estos préstamos tienen la particularidad de que para recibir el dinero, el prestamista puede exigir la presentación de una factura proforma de la constructora. Se hace así, porque el prestamista entiende que hacer una reforma, revalorizará la propiedad, de modo que el cliente será más solvente de lo que era al principio.
El impago generará intereses por mora y muchas otras complicaciones dependiendo del contrato. En principio, no tienen por qué estar vinculados a una garantía patrimonial del cliente, aunque todo dependerá de lo negociado.
Préstamos para el coche
Como su propio nombre indica, el dinero debe usarse para financiar la compra de un vehículo que puede ser nuevo o de segunda mano. Por lo general, con un poco de investigación es probable encontrar este tipo de préstamo en alguna entidad con un interés más bajo del que nos ofrecía el propio concesionario.
Es relativamente habitual utilizar el coche que se compra como garantía de este préstamo, por lo que de cometer un impago se podría perder el vehículo en favor del prestamista.
Préstamos para estudios
Puesto que se considera que los estudios son algo productivo que probablemente proporcionará unos ingresos futuros mayores al estudiante, los prestamistas están dispuestos a conceder préstamos para ello con intereses reducidos. Son préstamos muy habituales en el Reino Unido y los Estados Unidos. En España no lo son tanto, pero su popularidad está aumentando. La idea es devolver el préstamo tras acabar los estudios con el sueldo relativamente más alto que se va a obtener gracias a la formación. Una teoría que con el paro juvenil de nuestro país, se sostiene con pinzas.