Si hay algo que fascina a Sandra González Bandera, es despertar la imaginación a través del teatro, y durante sus experiencias en países en conflicto con Payasos sin Fronteras, se dio cuenta de que los títeres y las máscaras, a diferencia de las pantallas, son una herramienta ideal para desarrollar la fantasía de los niños.
Actriz, directora y docente, con una licenciatura en Óptica y otra en Arte Dramático, un Erasmus en Gales y diez años de experiencia teatral en Irlanda, hace dos años que se mudó a Lanzarote, donde crea máscaras y títeres para sus espectáculos teatrales.
En una entrevista con Ekonomus, la fundadora de Kadira Theatre, comparte su pasión por el teatro y las vicisitudes de emprender en el mundo cultural.
- ¿Cómo te formaste en interpretación?
Es algo que siempre tuve dentro, desde niña, y cuando terminé la carrera de Óptica y ya llevaba unos años trabajando me decidí.
Empecé en la escuela Estudios de Teatro de Barcelona, que usa el método Jacques Lecoq especializado en teatro gestual y luego entré en el Instituto de Teatro, donde cursé una licenciatura de Arte Dramático.
Fue ahí donde descubrí el mundo de los títeres y de las máscaras.
- También te has formado en el extranjero…
Primero hice un Erasmus en Gales, en la Royal Welsh College of Music and Drama (Escuela Real Galesa de Música e Interpretación), donde fui a descubrir un poquito más el mundo de los títeres.
Luego estuve diez años en Irlanda, que me brindó muchas oportunidades profesionales en las que no había pensado. Vivía del teatro, fui regidora y profesora de funambulismo, entre otros proyectos.
- ¿Por qué te fuiste de Irlanda?
Tenía ganas de formarme también en cámara y cine, así que en 2020 me fui a Madrid a hacer una formación de cinco meses, con idea de regresar a Irlanda, pero con la llegada del covid no pude volver.
Además los proyectos en escuelas y en teatro que tenía allí se suspendieron por la epidemia.
"Con los títeres puedes transportar al espectador a cualquier lugar"
- ¿Cómo llegaste a Lanzarote?
Por un lado, mi vida profesional se había desmoronado y por otro, necesitaba un poquito menos de cemento a mi alrededor (risas). Había enviado currículums para trabajar como óptica y me llamaron de Lanzarote.
Lanzarote me parece una isla increíble, con espacios maravillosos a los que ir a dar un paseo y que la imaginación se dispare. Lanzarote es un gran escenario.
- Dentro del mundo del teatro, ¿Cómo te conquistaron los títeres?
Me parecen una herramienta que llega más lejos a la hora de despertar la imaginación del público.Con los títeres puedes estar en un teatro y transportar al espectador a cualquier lugar.
Además con ellos es fácil hacer un trabajo no verbal, con lo que creo puede llegar a más gente y hacer que el público acabe un poquito la historia.
Si tú con la palabra, explicas algo, ya un poco lo estás acotando. Con los títeres, sin palabras, puedes sugerir más. Sobre todo sumando elementos audiovisuales como música, iluminación y danza.
- ¿Cómo es el espectáculo que estás presentando actualmente?
Es un espectáculo de máscaras que crea la ilusión de que los títeres no están siendo manipulados por una persona. Somos dos actores y un músico.
Y también es un espectáculo de calle, que me parece muy interesante para llegar a un público que quizá no se puede permitir pagar la entrada de un teatro. Los personajes se llaman Blanca y Rúa. Lo vamos a hacer este domingo en la Feria del Libro de Fuerteventura.
"En Ruanda vi cómo los niños conectaban realmente con su imaginación y con cualquier cosa se ponían a jugar, y cuando volví a Irlanda veía a los niños enganchados a las pantallas".
- ¿Cómo surgió este espectáculo?
Cuando vivía en Irlanda, trabajé con Payasos sin Fronteras y me fui a hacer varios proyectos como actriz/payasa a Jordania, Ruanda y Myanmar.
En Ruanda vi cómo los niños conectaban realmente con su imaginación y con cualquier cosa se ponían a jugar y cuando volví a Irlanda veía a los niños enganchados a las pantallas.
Entonces, yo ya tenía a Blanca hecha para una obra diferente, y allí vi que podía aprovechar lo que hago para incentivar la imaginación de los más pequeños, creé a Rúa, y éste espectáculo.
- ¿Qué hacías con Payasos sin Fronteras?
Éramos tres actores y un músico y teníamos un espectáculo y también talleres con los niños y los padres. El objetivo era ayudar a sanar, no tanto la herida física que hay en situaciones de conflicto, sino la herida emocional y el trauma.
- ¿Qué fue lo que más te marcó de esta experiencia?
Vas con miedo de pasarlo mal o preocupada de lo duro que va a ser y en cambio, es una experiencia muy humana, trabajas con gente que está en una situación muy vulnerable.
Y lo realmente duro es al volver, cuando ves las rutinas y las cosas que nos preocupan en nuestro día a día, que no tienen mayor importancia, y con las que nos olvidamos de la esencia.
"Este año, en Harionetas, tenemos un taller de construcción y otro de manipulación de títeres en las escuelas"
- ¿Participas en el Festival de Haría, Harionetas?
Este año, dentro de Harionetas, tenemos dos proyectos en las escuelas. Uno de construcción de títeres, con el que cada niño va a hacer un títere de guante.
Y otro proyecto de manipulación de títeres, con el que además de la creatividad, trabajamos la concentración, la coordinación y la escucha. Creamos un espacio en el que los niños se sienten seguros para expresar sus emociones y jugar con su imaginación.
- ¿Cómo construyes los títeres?
Los títeres los hago de madera. Los he hecho de pino, de haya, de diferentes maderas. Y las herramientas son las típicas de un taller de carpintería: la sierra, la lijadora, el taladro…
La madera llega en un bloque, pinto el boceto y luego lo tallo. Después viene la caracterización. Las máscaras son de papel maché que ofrece más flexibilidad.
- ¿Qué es lo más bonito que te ha dicho el público?
Me pasó en Lanzarote. El año pasado hicimos la obra en Harionetas y hay un momento en el que jugamos al tenis y la música de flauta acompaña la emoción y los gestos con una pelota imaginaria, como si fueran dibujos animados.
Al cabo de unos días me encontré a uno de los padres por la calle y me dijo: “Desde que vio la obra, mi hijo lleva jugando a hacer las acciones de uno de los personajes y me pidió una flauta porque quería jugar con papá y mamá al tenis imaginario”.
Eso es lo que me emociona y me gusta de mi trabajo, porque veo que lo que estoy intentando hacer, llega, y que el niño, a lo mejor deja el teléfono y con su imaginación quiere recrear lo que ha visto, lo que puede ser un punto de partida para, con los padres, generar otros juegos.
"Cuando he tenido un trabajo más fácil, en el que cuando voy a mi casa me olvido, en el que tengo un sueldo fijo, me falta algo. Alguien que tiene una inquietud artística, necesita expresarla".
- ¿Los espectáculos de Kadira Theatre son para todos los públicos?
En Irlanda hice un espectáculo para bebés, de 5 a 18 meses. El que tengo ahora es para público familiar, desde los peques de tres añitos hasta el abuelo de 99 porque el objetivo es trabajar la imaginación, así que cualquier niño o cualquier adulto que aún conserve su niño interior lo va a disfrutar.
- ¿Qué le dirías a los jóvenes lanzaroteños que se estén planteando ser emprendedores culturales?
No es fácil, porque estás continuamente buscando proyectos y recibirás muchos noes, pero les diría que fueran a por ello. Si es algo que sienten dentro y necesitan sacarlo, es ahí donde tienen que trabajar.
Yo misma no sé cómo explicarlo, pero siento que tengo que hacerlo. Cuando he tenido un trabajo más fácil, en el que cuando voy a mi casa me olvido, en el que tengo un sueldo fijo, me falta algo. Alguien que tiene una inquietud artística, necesita expresarla.
- ¿Qué proyectos te planteas de cara al futuro?
De momento quiero mover el espectáculo y los talleres por escuelas, bibliotecas y festivales. Además quiero crear un espectáculo one woman show, sola, para salir de mi zona de confort.