La venta de cemento en la isla volvió a dispararse en diciembre con respecto al mismo mes del año anterior, con una subida interanual del 63,4%. En total, en el último mes del año se vendieron en la isla 6.054 toneladas, frente a las 3.698 de diciembre de 2019, según las cifras difundidas por el Centro de Datos del Cabildo.
Lanzarote cerró así un año marcado no solo por la pandemia, sino también por la construcción, que es uno de los sectores que mejor ha resistido a la crisis sanitaria. No obstante, no ocurrió lo mismo en el conjunto de Canarias, donde la venta de cemento cayó un 1,5% en 2020 con respecto al año anterior.
En Lanzarote, sin embargo, el balance del año dejó una subida de más del 11%, tras ocho meses consecutivos al alza. Solo los cuatro primeros meses del año fueron de retroceso respecto a 2019, pero el repunte a partir de mayo compensó con creces esa caída.
En enero, antes de iniciarse la pandemia, la bajada interanual fue del 22%, mientras que en febrero llegó al 27% y en marzo al 19%. En abril, en pleno estado de alarma y de confinamiento, y coincidiendo con el periodo en el que se paralizó también el sector de la construcción, ese retroceso llegó hasta el 40%. Sin embargo, a partir de ahí comenzó a dispararse.
En mayo subió hasta un 72,7% respecto al mes anterior y un 17,7% respecto al mismo mes de 2019, mientras que en los meses siguientes, la subida interanual fue del 69,3% en junio, del 9,7% en julio, del 54,2% en agosto, del 63,2% en septiembre, del 30,4% en octubre, del 64,7% el noviembre y del 63,7% en diciembre.
Esto ha supuesto unas 70.000 toneladas de cemento vendidas en un año en la isla, que es con creces la mayor cifra de la última década. Solo en 2019 se habían superado las 60.000, mientras que la mayoría de los años desde 2010 no se había llegado ni a las 50.000, según recoge también el Centro de Datos.
Incluso, en 2015 la cifra se situó 39.986 toneladas de cemento vendidas en la isla y en 2012 en 31.977, lo que supone menos de la mitad que el pasado año.