Tribunales

La Guardia Civil sobre el asesino de Romina: "Lo primero que dijo fue que estaba con ella para follársela gratis"

La segunda sesión del juicio contra el homicida Raúl Díaz Cachón continúa este lunes en Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas

El autor confeso del homicidio de Romina Celeste, su marido Raúl Díaz, durante su intervención en el juicio. Foto: Andrea Domínguez.

Arranca la segunda jornada del juicio contra Raúl Díaz Cachón, autor confeso de los delito de homicidio, maltrato habitual, lesiones por violencia doméstica y de género, profanación de cadáver y simulación de delito tras haber matado, desmembrado y haberse deshecho de su mujer Romina Celeste durante la mañana del Año Nuevo de 2019 en Costa Teguise en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas.

A lo largo de la mañana de este lunes han testificado los jefes de las Unidades de la Guardia Civil que intervinieron en la investigación y detención de Raúl Díaz, aclarando punto a punto las diferencias entre las versiones del acusado y lo corroborado por la Benemérita. Tras ellos, lo hicieron una pareja de amigos en común, que fueron los padrinos de su boda, y testigos de relación, así como los forenses que analizaron los indicios, que continuaron testificando hasta cerca de las 14 horas. Además se leyó la declaración de una mujer con la que Raúl se acostó en un club de alterne días después del homicidio.

De la denuncia por desaparición al homicidio

A las 15.47 horas del 31 de diciembre de 2018, Romina Celeste estaba viva e intercambiaba mensajes de voz con su madre. Tras ello todo fue incertidumbre para su familia. Las declaraciones de los testigos han servido como piezas de un puzzle para saber qué ocurrió con Romina Celeste el día de Fin de Año.

Después de que su madre, que vive en Paraguay, no supiera nada de su hija Romina desde Nochevieja, Raúl Díaz le ofreció el teléfono de los padrinos de la boda de ambos para que les preguntara. El 7 de enero ellos se presentaron en la vivienda de Raúl y Romina, situada en la Avenida de las Palmeras de Costa Teguise para preguntar por Romina. 

Tras la insistencia de la familia, el 8 de enero de 2019, Raúl Díaz Cachón denunció en el puesto de la Guardia Civil de Costa Teguise la desaparición de Romina Celeste. En esa primera versión cuenta que, tras una discusión con su mujer en la que ella le pide dinero para ir a Paraguay a ver su hijo, se marchó de la vivienda durante una hora y cuando regresa ella ya no estaba. El agente que recibe la denuncia por desaparición, no creyó la versión inicial por "las incongruencias" en su testimonio y la tardanza en la denuncia.

En este tiempo, Raúl siguió utilizando de forma esporádica el móvil de Romina para hablar con su familia. No es hasta el 3 de enero que Raúl Díaz llamó para felicitar a su primo, inspector de la Policía Nacional y le dice que Romina Celeste se ha ido de la casa. Sin embargo, la Guardia Civil no podía conocer el contenido de esas llamadas, porque aún el móvil no estaba intervenido.

"Yo estaba con ella para follármela gratis. Esas fueron las primeras palabras que me dijo el acusado de ella", confesó el sargento de la Guardia Civil durante su intervención en el juicio como testigo. "Yo no denuncio porque quiera saber donde está ella, sino porque su familia me está insistiendo", reveló Raúl a uno de los agentes de la Benemérita.

Al principio se inició una investigación para determinar si había sido una desaparición accidental, voluntaria o forzada. Según relatan los jefes de dos Unidades de la Guardia Civil que intervinieron en la investigación en el momento de los hechos: el primero de la Unidad Pericial y el segundo de la Unidad de Homicidios, el caso pasó de la comisaría de Costa Teguise al área de Homicidios de Las Palmas de Gran Canaria.

Tras percatarse que el testimonio de Raúl Díaz incurría en diferentes contradicciones, intervinieron los móviles de Romina Celeste y de Raúl Díaz Cachón, así como a retirar un cepillo de dientes, sábanas y una almohada en busca de restos de ADN. Para el análisis pericial de estos objetos, contaron con profesionales que habían llevado los casos de Diana Queer, el caso de Gabriel Cruz o el de Laura Luelmo.

A partir del 9 de enero, la Unidad de Homicidio del Instituto Armado, que también se encarga de las desapariciones forzosas, en las que intervienen terceras personas, se hizo cargo del caso. Al día siguiente, a las 21.30 horas, el sargento de la Unidad de Homicidio ordenó una inspección a la vivienda en busca de pertenencias de Romina para poder cotejar su ADN.

En ese momento, las muestras extraídas revelaron pequeñas muestras con presencia de sangre en el baño, en el dormitorio de la planta alta, en el patio donde la quemó, en el cuarto de la lavadora. Las llamadas de los vecinos a los bomberos constan en el 1-1-2. Así como el resto de piel del acusado en una uña de Romina, una lentilla en el suelo y la pestaña postiza.

Durante la visita, la Guardia Civil relató que "no había un plato limpio en la casa", que estaba desordenada, mientras el patio, el baño y el cuarto de la lavadora, lugares donde habrían ocurridos los hechos "estaban impolutos". En este sentido, apuntó que "una parte de la casa estaba ultralimpia, mientras el resto estaba hecho un desastre", relató durante su intervención como testigo en el juicio. A raíz de ahí, comenzó a sustentarse casi en su totalidad en un caso de desaparición forzosa con criminalidad. 

"Nos hubiéramos quedado con que es una desaparición voluntaria, pero hay una serie de periféricos que hacen sospechar. Cuando tenemos acceso al registro de llamadas vemos que ella está en el hospital el 29 de diciembre de 2018, que él se acerca y se van juntos. Luego van a casa de una pareja de amigos y vuelven a su casa en taxi. "La última persona ajena a Raúl Díaz que ve con vida a Romina fue el taxista". 

Las contradicciones de Raúl

El 13 de enero, el acusado en una nueva llamada telefónica con su primo, inspector de la Policía, le confiesa que se encontró muerta a Romina Celeste, la quemó en la barbacoa, desmembró su cuerpo y lo lanzó al mar. En ese momento, el acusado defendía la hipótesis del suicidio. Fue tras esta llamada que los agentes procedieron a su detención sin esperar a que se entregara de forma voluntaria como había anunciado ese mismo día.

Tras trabajar en la reconstrucción de los hechos, un bañista que había encontrado restos sin identificar el 5 de enero y al conocer el avance de la investigación avisó a la Guardia Civil del hallazgo. El trozo de pulmón había sido envuelto en una bolsa y tirado a la basura, pero se pudo recuperar antes de que llegara al vertedero de Zonzamas. Tras ello se realizaron pruebas de ADN, que se cotejaron con el cepillo de dientes de la víctima y los restos biológicos de su hijo, coincidía, era Romina.

Sin embargo, al no haber encontrado al resto del cuerpo, los médicos periciales no pueden confirmar que se haya realizado un desmembramiento total del cuerpo. El delito de profanación sigue permaneciendo para los forenses, porque con la aparición del pulmón  se garantiza, al menos, que se abrió la caja torácica. 

Tras deshacerse de los restos de su mujer, Raúl Díaz se trasladó a un local de alterne. La mujer prostituta con la que estuvo se percató de las marcas que tenía en los brazos y, ante ella, Díaz reconoció haber peleado con Romina. 

Raúl defendió en las distintas versiones que dio durante el proceso que se había deshecho de los restos de su mujer lanzándolos al mar, entre Los Ancones y Los Hervideros de Costa Teguise, tras cocinarla en la parrilla y desmembrarla. Sin embargo, las conclusiones periciales expuestos los médicos forenses en el juicio contradicen su versión: "Sería necesario un tercer, cuarto o quinto instrumento. Esto no pudo ocurrir tal como él dice, tuvo que utilizar otro mecanismo u otras medidas que no nos ha contado".

"El tanatorio de San Miguel funciona a 1.000 grados y ni a 1.000 grados no se deshacen los dientes de una persona", explicó el sargento de la Guardia Civil ante el Jurado. Raúl Díaz dijo que había lanzado la parrilla a la zona de los Hervideros y tras varias inmersiones de agentes no aparecieron. Luego sostuvo que se deshizo de la barbacoa desmontándola por piezas y la había tirado en unos contenedores en la calle Tenderete de Arrecife. Tampoco se encontró.

Al mismo tiempo, descartaron la hipótesis del suicidio de Romina Celeste. También los informes forenses concluyeron que "no parecía que había sido vivido en primera persona". Estas conclusiones se dieron a raíz de "un análisis sobre la primera versión que nos dio en su momento. No mostraba o verbalizaba ningún tipo de remordimiento y cuando lo hacía era de forma superficial". Al mismo tiempo, destacaron que "sus capacidades cognitivas están conservadas". 

"Nos marcó con una X el lugar exacto donde dice que ha arrojado los restos de Romina, que se deshizo de parte en Los Ancones, es probable. Pero esto de que en las dos parrillas los tiró de dos veces es imposible de todas las maneras. Si hubieran estado ahí esas parrillas las hubiesen encontrado", atestiguaron los representantes de la Guardia Civil.

"Decidió arrojar los restos ahí porque decía que el mar tenía un color celeste muy bonito y que coincidía con su nombre", expone el Guardia Civil que dirigió la reconstrucción de los hechos.

Los episodios de agresión

La testigo Y. conoció a Romina Celeste y establecieron una relación de amistad cuando ejercían la prostitución juntas. Romina le pidió días antes que fuera madrina de su boda. Dos días antes, la víctima había sufrido un episodio de violencia de género, Raúl la maltrató en el Gran Hotel de Arrecife y fue detenido, pero el caso se sobreseyó porque su mujer no asistió al juicio. La pareja de amigos insistió en que no conocían que eso había pasado. "Un montón de clientes se quejaban de que había una batalla campal dentro de esa habitación", relató en su testimonio el Instituto Armado.

Ambos eran pareja por aquella época y conocían a la víctima desde hacía poco tiempo, pero al vivir en Lanzarote y las dos ser de origen extranjero hicieron buenas migas. Romina era muy reservada y no me narró lo que había pasado el 8 de agosto. Tras la boda, Romina viajó a Uruguay a dejar su hijo con la abuela. La acusación particular, personificada por la abogada de la familia de Romina, defiende que lo hizo por miedo a su marido. 

La mujer volvió de Uruguay en septiembre y todo el mes de octubre lo pasó viviendo alejada de Raúl. Según testificó el padrino de su boda, el ahora autor confeso estaba en un centro de desintoxicación en ese periodo y solo podía verla en torno a un par de horas diarias. 

El siguiente episodio de violencia machista conocido se dio entre el 28 y el 29 de diciembre. Romina acudió a Urgencias y en el triaje confesó a una enfermera que las marcas en su cuerpo eran a causa de la agresión de su marido. Sin embargo, no fue atendida en ese momento y Raúl fue a buscarla, tal y como revelan los terminales móviles de ambos. Las cámaras de seguridad del centro sanitario no sirvieron para esclarecer si él la había obligado a irse: una cámara enfoca a una pared y la otra estaba muy sucia, relató el agente de la Guardia Civil. Tras el episodio de violencia, del 29 de diciembre, pasaron la mañana en la casa de la pareja de amigos que habían sido testigos en su boda. "Él se arrodilla, le pide perdón y dice que no lo volverá a hacer", recuerdan ahora. 

"Yo le vi a Romina moretones en las costillas", aseveró el padrino, quien aseguró ante el Tribunal de Jurado que no denunció porque "no se encontraba bien en ese momento y mantenía un consumo elevado de cocaína". El 29 de diciembre, la víctima le mostró sus moratones a él y a su novia. 

"Pasaron seis días desde que ella presuntamente había desaparecido, pero él no me había llamado. Claro tuvo que hacer todo lo que hizo", reveló durante su testimonio el padrino de la boda entre Romina y Raúl. I. relató que Raúl era celoso con ella y que antes de la boda, mientras ella trabajaba en el club de alterne Timbayba 32, el acusado permaneció diariamente en ese trabajo, controlándola. "Él era muy celoso", relató.

"Me habló fatal de ella, me dijo que se había ido a putear y que le había robado dinero", relató la madrina de la boda, sobre el día 7 de enero, cuando su pareja, su hijo y ella aparecieron en la vivienda familiar para saber dónde estaba Romina.