Tribunales

Condenado un turista por agredir sexualmente a una trabajadora en un hotel de Lanzarote

La víctima, de 24 años, tiene secuelas psicológicas tras lo sucedido. "No puedo dormir y tengo pesadillas", ha revelado a La Voz

Eider Pascual

Periodista

Fachada de los juzgados de Arrecife. Foto: José Luis Carrasco.

Un turista de 70 años y nacionalidad polaca fue condenado el pasado enero a un año de prisión por agredir sexualmente a una empleada de un hotel de Lanzarote.

La joven, de 24 años, y residente en Lanzarote ha denunciado la "injusta" situación que vive desde que fue agredida sexualmente en el hotel el pasado 1 de enero. Ella era empleada en el complejo hotelero cuando sucedieron los hechos. La víctima realizaba su jornada laboral como camarera de pisos, momento en el que tuvo lugar la agresión cuando se disponía a limpiar la habitación a uno de los clientes. 

El hombre se encontraba en el interior de la habitación y abordó a la chica por la fuerza. Comenzó a tocarle el pecho y los glúteos y a gemir, a pesar de la continua negativa de la víctima. "Le pedía que me soltara", ha relatado la joven a La Voz. La mujer logró zafarse del agresor, salir de la habitación en estado de shock, y con un ataque de pánico e intentar buscar ayuda en el pasillo del hotel. "Me encontré con una compañera de trabajo, que fue la que me ayudó a contárselo a los directores", ha revelado. Además, el agresor intentó coaccionar a la víctima ofreciéndole un fajo de billetes desde el interior de la habitación. 

Los momentos posteriores a la agresión fueron muy angustiosos para la chica. Tuvo que acudir sin acompañamiento y con un ataque de pánico a denunciar lo ocurrido ante la Guardia Civil. "Fui sola a denunciar y hasta me perdí por el camino con el tremendo ataque de pánico que tenía", ha recordado. Deja claro que fueron dos hombres, que se encontró por el camino, los que le impulsaron a hacerlo público. "Me senté en la acera y fueron dos señores los que me acompañaron y se quedaron conmigo hasta que llegaron los agentes", ha añadido. 

Finalmente, el agresor fue detenido por la Guardia Civil en las inmediaciones del hotel horas más tarde. Al día siguiente, fue puesto en libertad provisional sin fianza por un presunto delito contra la libertad sexual, le retiraron el pasaporte y le prohibieron salir del territorio nacional. También le impusieron una medida cautelar urgente de no acercarse al domicilio o lugar de trabajo de la joven, ni tampoco aproximarse a un radio de 50 metros o comunicarse con ella por cualquier medio. 

El juicio oral celebrado el pasado 9 de enero en el Juzgado de lo Penal nº 3 de Arrecife, tras confesar lo sucedido, el juez condenó al turista a un año de prisión y a indemnizar a la víctima con 500 euros por los daños morales ocasionados, la prohibición de acercarse o comunicarse con la víctima durante dos años y además, a pagar las costas del proceso judicial. Además, se le concedió el beneficio de la suspensión de la pena de prisión, por el que solamente entrará en la cárcel si volviera a cometer otro delito en un plazo de dos años. 

Según lo resuelto en la sentencia, en ese momento, el agresor podía volver de nuevo a su país y se le devolvió el pasaporte que le habían requisado. La chica tacha de "injusta" la condena impuesta al turista. "Le ha caído un año, pero no lo va a cumplir", ha puntualizado. El turista ya se "ha marchado a su país", ha apuntado. Según las palabras de la víctima, el hombre ya tenía pensado volver a Polonia. "Me dijo su abogado que tenía que hacerse rápido el juicio para que él pudiera irse del país", ha destacado.

A día de hoy, la joven se muestra indignada. "No se ha hecho justicia para nada, se ha ido de rositas", ha desvelado. 

 "No se ha hecho justicia para nada, se ha ido de rositas a su país"

Trato "injusto" desde la dirección del hotel

La joven ha querido resaltar que desde la dirección del hotel "no se comportaron" a la altura de las circunstancias. Según manifiesta a La Voz, "la subdirectora me hizo sentir responsable"  sobre los hechos acontecidos. "Me dijo que era normal en mi trabajo, que por qué me ponía así, y que tenía que estar preparada para afrontar esas situaciones", ha asegurado la joven. Una respuesta con la que le hizo dudar de la gravedad del acto. "Yo no entendía si lo que había pasado estaba bien o mal", ha añadido. Ella recuerda a uno de los subgobernantes del complejo hotelero, el que le animó a denunciar ante la Guardia Civil y además, declaró después como testigo en el juicio. "Él me apoyó bastante en ese momento", ha desvelado la joven. Me aconsejaron que fuera a denunciar rápidamente para "poder expulsar al turista del hotel".

Tras lo sucedido, el hotel no expulsó al cliente en ningún momento, ha comentado la víctima. Las trabajadoras estaban asustadas de encontrarse con él. "Me escribían y me decían que tenían miedo de entrar en la habitación, él seguía allí", ha apuntado. 

La empresa decidió prescindir de la trabajadora el pasado 13 de febrero. La joven se encontraba de baja médica y su contrato ya finalizaba. "Me habían prometido en diciembre que me iban a renovar el contrato de inmediato, pero no fue así", ha criticado.  Una situación que ha llevado a la joven a sufrir secuelas psicológicas. "No puedo dormir y tengo pesadillas", ha revelado al periódico. Hacer una vida normal se ha vuelto difícil para ella. "Salía a la calle y me daban ataques de pánico, pensaba que él iba a venir a cogerme", ha confesado. Con dos hijos pequeños a cargo, la chica ha reconocido que ha experimentado rechazo hacía los niños tras la experiencia "traumática". "No puedo casi ni tocar a mis hijos, su olor me recuerda al perfume del agresor"

"No puedo casi ni tocar a mis hijos, su olor me recuerda al perfume del agresor"

La víctima ha manifestado también al periódico que se encuentra "abandonada" tras la agresión. "Necesito asistencia psicológica, pero no puedo pagar un psicólogo privado, ya me he gastado 800 euros", ha revelado con tristeza. Destaca que la Sanidad Pública le da cita "una vez al mes" y que la Mutua no se responsabiliza de su salud mental. "La Mutua no quiere hacerse cargo, no consideran que sea un accidente laboral", ha apuntado. Ahora ella se encuentra a la espera de que la Seguridad Social atienda la solicitud requerida para "pagarle las sesiones de psicología", un proceso que se podrá demorar "un año", ha añadido.

Además, ha afirmado que el dinero que debía pagarle el agresor tampoco lo ha recibido. "Le impusieron que tenía que pagarme 500 euros, pero no me ha llegado nada de dinero". Ha concluido dejando claro que el hotel "podría costear su asistencia psicológica y pedir que le asignaran un psicólogo", algo que "no ha ocurrido".

Por último, la agredida podría tomar acciones legales contra el establecimiento hotelero por las diversas actuaciones que han llevado a cabo durante todo el proceso.