La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Las Palmas se desplazará el próximo lunes a Arrecife para juzgar a un hombre para el que la Fiscalía pide 20 años de prisión por dos presuntos delitos continuados de abusos sexuales. Las presuntas víctimas eran sus hijas adoptivas, que tenían 8 y 10 años cuando comenzaron los abusos, que según se prolongaron casi hasta que cumplieron la mayoría de edad.
El escrito de acusación de la Fiscalía expone que el acusado, que ahora tiene 61 años, adoptó a dos niñas y un niño en 1992. Las niñas tenían entonces 4 y 6 años. Según sostiene el Ministerio Fiscal, fue en 1996 cuando comenzó a abusar de ellas "aprovechando las mañanas, antes de ir al colegio". "Se introducía en la cama" de la hermana mayor, que contaba entonces 10 años, y "le acariciaba los genitales, hasta que al poco tiempo los tocamientos se convirtieron en penetraciones vaginales a la menor casi a diario", relata el fiscal.
El escrito sostiene que estos abusos terminaron cuando la joven, ya con 17 años, comenzó a no acceder a los deseos de su padre adoptivo. Explica también que la chica, ya de 29 años, padece en la actualidad un "trastorno de estrés postraumático de curso crónico asociado a una sintomatología depresiva grave", debido a la "multitud de actos lascivos en un clima de dominación" que sufrió durante su infancia.
En cuanto a su hermana, el fiscal señala que "con la misma finalidad libidinosa", el acusado comenzó a abusar de ella un año después, en 1997, cuando la pequeña tenía 8 años. Los abusos comenzaron "una noche en la que el procesado entró en el dormitorio de las menores" y, mientras una de ellas dormía, se dirigió a la otra y, "diciéndole que no le iba a regañar por haber suspendido un examen", "se sentó a un lado de la cama, se bajó los pantalones y puso la mano de la menor sobre sus genitales para que ésta le practicase una masturbación". También ella, que ahora tiene 27 años, sufre estrés postraumático. En su caso, los presuntos abusos terminaron cuando cumplió la mayoría de edad y se fue de casa.
El fiscal sostiene en su escrito que los actos de contenido sexual "se repitieron a lo largo de los años con penetraciones vaginales y tocamientos en los genitales de la menor" y agrega que el acusado llegó, incluso, a empezar con una de las niñas y terminar con la otra, "penetrándolas a las dos en el mismo acto". Por todo ello, acusa al padre adoptivo de las jóvenes de dos delitos continuados de abuso sexual y pide una pena de 10 años de prisión por cada uno de ellas. Solicita, además, que indemnice a cada una con 40.000 euros y se le imponga la prohibición de comunicarse o aproximarse a menos de 500 metros de las jóvenes durante 15 años.