El comisario de la Policía Nacional de Arrecife, Federico Teodoro Pérez, ha sido condenado a cinco meses de prisión y a pagar una multa de 1.080 euros por un delito contra la seguridad vial, al conducir bajo los efectos del alcohol, y otro de desobediencia grave, al negarse a realizar la prueba de alcoholemia, según adelanta este miércoles el diario digital Canarias Ahora.
Los hechos ocurrieron en abril de 2008, cuando Federico Teodoro Pérez no había llegado aún a la Comisaría de Arrecife. En ese momento, era el jefe de la Unidad de Coordinación Operativa Territorial (UCOT) de la Comisaría Provincial de Santa Cruz de Tenerife, aunque poco después fue trasladado a Lanzarote.
Según considera probado la sentencia, dictada por el Juzgado de lo Penal número 8 de Santa Cruz de Tenerife, Federico Teodoro Pérez circulaba por la capital tinerfeña cuando paró el vehículo para recoger la defensa delantera del coche, que se había caído. En ese momento, una pareja que circulaba por esa calle se detuvo para ofrecerle ayuda, al ver que "presentaba dificultades para ello y se tambaleaba". Sin embargo, el actual comisario de Arrecife no sólo rechazó su ayuda, sino que arrancó su coche, chocando con el vehículo de la pareja.
Dormido en el coche
Siempre según la sentencia que recoge Canarias Ahora, en ese momento se inició una persecución, en la que el comisario iba conduciendo "de forma zigzagueante". Aunque la pareja le acabó perdiendo la pista, alertaron a la Policía Local y fueron dos agentes de este cuerpo los que terminaron encontrado a Teodoro Pérez, que se había quedado dormido dentro de su coche, justo frente a su vivienda.
Los policías que acudieron al lugar declararon que tenía "aliento alcohólico, ojos enrojecidos, habla pastosa, le costaba entender lo que se le decía, estaba desorientado, no mantenía la verticalidad del cuerpo, se tambaleaba y al abrir el coche desprendió olor a alcohol". El entonces jefe de la UCOT de la Comisaría Provincial de Santa Cruz de Tenerife se negó a realizarse la prueba de alcoholemia, pese a lo cual no fue detenido.
Más de cinco años después de producirse los hechos, finalmente se ha dictado ya sentencia en primera instancia, aunque en ella se han tenido en cuenta las "dilaciones indebidas" en el procedimiento. Algo que ha beneficiado al condenado, rebajando las penas impuestas. Así, se han aplicado las mínimas previstas: cinco meses de prisión por el delito de desobediencia y una multa de seis meses con cuota de seis euros al día y la retirada del carnet de conducir durante un año por conducir bajo los efectos del alcohol.
Según publica Canarias Ahora, la sentencia fue dictada el pasado mes de noviembre y no fue recurrida, por lo que ya es firme.