Un alemán que fue detenido en julio de 2019 en Arrecife como presunto autor de los delitos de allanamiento de morada, lesiones y maltrato animal, por haber golpeado tanto al dueño de una vivienda como a su perro, ha terminado siendo condenado solo a pagar una multa de 60 euros por un delito leve de lesiones, así como a indemnizar a la víctima con 245 euros por los daños y perjuicios.
La sentencia, dictada el pasado 18 de septiembre por el Juzgado de Instrucción Número 3 de Arrecife, señala que la agresión se produjo en la calle y no considera acreditado que el perro estuviera presente, ni que las heridas que presentaba el animal hubieran sido provocadas por el acusado. En cuanto al delito de allanamiento, finalmente ni siquiera llegó a juicio.
Así, de los dos delitos por los que presentó acusación la Fiscalía -uno leve de lesiones y otro leve de maltrato animal- solo ha sido condenado por uno, y con una pena inferior a la que solicitaba el Ministerio Público, que era de 420 euros de multa por lesiones (además de otra de 360 euros por maltrato animal). Cabe subrayar que el Código Penal contempla solo penas de multa -y no de prisión- cuando las lesiones causadas no requieren tratamiento médico o quirúrgico tras la primera evaluación sanitaria.
En este caso, la sentencia considera probado que el acusado “agredió” a la víctima, “al golpearle en el rostro y en el cuello”, causándole “excoraciones de la piel en la frente, ceja izquierda y párpado superior izquierdo y dolor en la zona del cuello”, de las que tardó siete días en recuperarse, pero que no le impidieron desarrollar “sus actividades cotidianas”.
En cuanto al perro, tanto la Fiscalía como el denunciante reclamaban no solo condena por ese delito, sino también una indemnización de 125 euros en concepto de responsabilidad civil, para cubrir los gastos del veterinario. Sin embargo, el magistrado considera que no ha quedado acreditada “la presencia del perro lesionado en dicho escenario” ni el origen de las lesiones por las que tuvo que ser atendido, por lo que le absuelve de este delito.
Al respecto, la sentencia señala que hay “versiones contradictorias e incompatibles” por parte del denunciante y del ahora condenado, y basa buena parte del fallo en el testimonio de un vecino que declaró en el juicio. Este hombre, que presenció la agresión en la calle pero declaró que no vio al perro, fue además quien anotó la matrícula del vehículo en el que huyó el agresor, lo que permitió que días después fuera localizado por la Policía Nacional.
“El arrestado entró en la casa de un desconocido agrediendo al propietario de la misma y propinó además una patada al perro de la víctima, de raza chihuahua, fracturándole cinco costillas”, informó entonces la Policía Nacional, que envió un comunicado a los medios tras la detención. En esa nota, señalaba que el agresor era un alemán de 42 años sin antecedentes policiales.
En cuanto a la víctima, explicaba que “fue asistida en un centro de salud en Arrecife por las lesiones sufridas y el perro tuvo que quedar ingresado en un centro veterinario de la capital lanzaroteña por tener fracturadas cinco costillas”. Ahora, más de un año después, la pareja de la víctima lamenta que la sentencia ni siquiera reconozca el gasto veterinario que tuvo que afrontar por las heridas que sufrió su perro. Además, insiste en que el agresor llegó a entrar en la vivienda en la que ella se encontraba con su pareja, y considera que no se ha hecho justicia.
Respecto a cómo se desencadenaron los hechos, que ocurrieron en la mañana del 24 de junio de 2019, la sentencia señala que la mujer del agresor había prestado “un servicio de naturaleza íntima” que generó “un desencuentro” entre éste y el denunciante. Al respecto, la pareja de la víctima asegura que el acusado estaba en su calle, llamando a la puerta de otro vecino, y que cuando su novio abrió la puerta al escuchar los gritos fue cuando se dirigió hacia su domicilio y se produjo la agresión. “Entró en mi casa pegándole a mi pareja y a mi perra”, asegura. Sin embargo, la sentencia solo ha considerado probado que hubo una agresión pero ya en la calle, que fue lo que presenció otro vecino.