Los niños saharauis que forman parte del proyecto "Vacaciones en paz" tomaron el pasado miércoles, 7 de julio,tierra lanzaroteña. El grupo, compuesto por doce pequeños procedentes del campo de refugiados de Tindouf, desembarcó a las 14.00 horas en el aeropuerto de Guacimeta, donde les esperaban impacientes sus respectivas familias de acogida, dispuestas a brindarles un verano en un clima menos adverso. Del aeropuerto fueron trasladados al Palacio Spínola, en Teguise, para ser agasajados con un pequeño recibimiento, antes de quedar a cargo de sus familias de acogida y poder descansar.
Juan Manuel Gutiérrez, presidente de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui (APUSA), asegura que los pequeños "llegaron bien". "Se esperaban catorce niños, aunque llegaron doce", explicó. Esto lo achaca a problemas con la documentación o al arraigo de éstos hacia sus padres, que a veces resulta un impedimento llegado el momento de emprender esta aventura veraniega.
Del total del grupo, formado por siete niñas y cinco niños de entre ocho y trece años, cuatro repetían experiencia con la misma familia y eran precisamente éstos, como explica Terry Daymon, miembro de APUSA, los que se mostraban más ilusionados con la idea llegar a la isla.
La docena de pequeños protagonizó un largo periplo hasta llegar a Lanzarote. Primero, hicieron escala en Gran Canaria, donde fueron recibidos con un buen desayuno y actividades organizadas por una ludoteca infantil. "Hay que decir que estos niños llegaron a Gran Canaria a las 5 de la mañana pero antes habían hecho un viaje en camión hasta el aeropuerto de Argelia, donde estuvieron un tiempo retenidos", subraya Daymon.
Asimismo explica que, como consecuencia de que Marruecos no permite cruzar su espacio aéreo, el vuelo tuvo que dar un rodeo y tomar rumbo al Mediterráneo. "Un vuelo de una hora y pico se convierte en otro de cinco o seis horas", señala Daymon.
Después de tan largo viaje, resulta natural que los niños llegaran"agotados pero contentos", tal y como describen los miembros de APUSA. Daymon recuerda que el objetivo de este plan es "sacar al mayor número posible de niños, porque están soportando temperaturas insufribles de más de 40ºC, en el desierto y sin agua".
Como cada año, Lanzarote ha tomado parte de este proyecto solidario que rescata a unos 10.000 niños del campo de refugiados de Tindouf para que pasen los dos meses de verano en distintos puntos de la geografía española, alejados del conflicto que se viene librando entre marroquíes y saharauis desde hace más de tres décadas.