FOTOS: Sergio Betancort
Se llama Carlos Zamora, es sevillano, pero lleva 22 años viviendo en Arrecife. Su historia es dramática y pese a las condiciones en las que se encuentra, sólo exige que le curen su enfermedad. Habita en su garaje, en Valterra, desde hace cinco años. Una oscura habitación en la que incluso convive con cucarachas es su único hogar. Hace cuatro meses le salió un gran bulto en el cuello, que se le ha complicado. Dice que necesita de manera urgente que le ingresen en un hospital, pero asegura que en Lanzarote "no disponen de los medios necesarios para curarle". Ya ha acudido dos veces al hospital Doctor Negrín, en Las Palmas, pero nunca consigue "quedarse ahí".
"Me salió un bulto en el cuello que se me reventó. Fui a Urgencias, pero me dijeron que lo que tenía me lo debían curar en Las Palmas", afirma este hombre, que para acostarse tiene que sacar la cama de debajo de una mesa. Un vecino del barrio le ayuda en lo que puede. "Al principio los médicos pensaban que no era nada, pero se fue complicando y tiene una especie de úlcera enorme. Hicimos todos los trámites para que pudieran trasladarle a Las Palmas, pero tardaron más de dos meses. En Las Palmas, no le ingresan y él no puede seguir así", afirma Arturo Fernández.
Carlos ni siquiera sabe lo que tiene. "Creo que es un quiste maligno, pero no lo sé. Me duele muchísimo", afirma este hombre, que asegura que se vio obligado a vivir en su garaje cuando su compañera decidió abandonar la vivienda que compartían. "Ya no podía vivir sólo, porque no podía pagar el garaje y el piso", indica, al tiempo que señala que su pensión es de sólo 300 euros al mes.
Aunque resulte increíble, Carlos prefiere vivir en su garaje, donde tiene toda la maquinaria de tapicería, profesión a la que ha dedicado su vida. "No quiero tirar mis herramientas, porque me han ayudado mucho", asegura. "Siempre que he podido he hecho mis trabajillos para poder vivir, pero desde que estoy enfermo es imposible", subraya.
Un auténtico agujero insalubre
Su día a día es muy complicado, sobre todo, cuando su dolencia no le deja dormir. Tiene un colchón viejo, escondido debajo de una mesa, que saca todas las noches para "echarse un rato". Una cocina diminuta le sirve para hacerse algo de comer. No tiene baño, por lo que sus necesidades las hace en un cubo. "Para lavarme hago como los gatos, como antiguamente, como puedo", señala.
Carlos no quiere asistencia de los Servicios Sociales. No quiere que le den una casa. Se conforma con vivir en este agujero, al que él llama garaje. Afirma que es demasiado orgulloso como para pedir ayuda, pero lo que sí necesita es que le trasladen a Las Palmas. "Ya no puedo más. Llevo 4 meses con el cuello reventado y necesito por favor que me lo curen", suplica.