El piloto de la compañía aérea Binter Segio Pila es reconocido entre los pasajeros habituales de vuelos en Lanzarote por su atípica y divertida forma de amenizar la travesía. Cuando este hombre cántabro decidió ser piloto, acumuló todo el dinero que pudo, vendió hasta su motocicleta y decidió apostarlo todo por un sueño.
"Al final son profesiones bastante vocacionales y desde pequeñito siempre los aviones me han llamado muchísimo la atención, lo que pasa es que no tuve la suerte de poder estudiarlo antes porque es algo bastante caro y tuve que esperar a tener 29 años y poder pagarlo yo de mi bolsillo", relata en una entrevista concedida a La Voz.
Fue entonces cuando comenzó a trabajar en el handling del aeropuerto al mismo tiempo que cursaba los estudios para ser piloto. Desde que arrancó con sus estudios hasta que pudo concluirlos ya había cumplido 34 años. Una vez se convirtió oficialmente en piloto, comenzó dando servicios de taxi en aviones. "Digamos que son aviones más pequeñitos que la gente contrata para poder desplazarse en el trayecto que él quiera y luego ya tuve la suerte de entrar en Binter", explica.
Tras casi diez años de experiencia sobre un avión, Sergio Pila relata que su empresa no para de crecer y para los trabajadores es "maravilloso". Pues, además de volar en viajes interinsulares por Canarias también dirige trayectos a otros destinos como Funchal o Marrakech.
La vida de decenas de personas en tus manos
Sobre cómo se viven las primeras veces en las que te planteas que hay decenas de personas cuyas vidas dependen de ti, el piloto de Binter relata que "las primeras veces que estuvo al frente de un avión lo hizo como oficial de primera", o lo que podría traducirse de forma cotidiana como copiloto, "y como vas con gente con mucha experiencia estás más preocupado de hacerlo todo correctamente". No fue hasta que se convirtió en comandante, cuando sintió todo ese peso de la responsabilidad sobre su espalda.
Durante esta semana, en una conversación con el primer oficial, Sergio Pila reflexionó: "Este es un trabajo al que no le damos realmente el valor que tiene porque ahora mismo llevamos 72 personas ahí detrás que tienen familias, que tienen hijos, bebés y yo ahora soy mucho más consciente que cuando empecé de la responsabilidad que tenemos en la parte trasera del avión, que es muy importante obviamente y es lo que nos hace que sea un trabajo tan exigente como es el de piloto de avión".
Volar en días de mal tiempo
Sobre volar en días de alerta, Sergio Pila explica que "volar por aquí es maravilloso, menos los días en los que por el tiempo es un poquito más estresante para toda la tripulación, porque también la gente vive con bastante miedo a la hora de subirse al avión. Quieras que no es una pérdida de control, le estás dejando todo a dos personas que van ahí delante, que cierran la puerta y que no sabes lo que están haciendo", indica el trabajador.
Los días en los que el viento es más fuerte, Sergio Pila le cuenta a los viajeros lo que están haciendo los pilotos, lo que hacen los tripulantes de cabina y lo que va a ocurrir en el vuelo. "Siempre lo hago una vez hemos despegado para que ya la gente no se pueda bajar, por decirlo de alguna manera, para dar el toque simpático", bromea. El aviador defiende que se escuche la voz del comandante, que los pasajeros vean que "estás calmado, que estás tranquilo, Oye, mira hoy tenemos un poco de mala suerte con el tiempo", ejemplifica.
El comandante cuenta que, en ocasiones, le gusta vacilar con el primer oficial y decir algún detalle para paliar la tensión o hacer alguna mención a días especiales como el Día de la Madre. "Eso hace que la gente se relaje muchísimo y, por ejemplo, ayer mismo hubo muchos pasajeros que quisieron pasar a felicitarnos porque vieron el viento que hacía y dijeron oye, con el viento que hacía nos hemos subido con mucho miedo y nos hemos bajado riéndonos y encantados . Para mí eso pues oye, me llena un poquito de orgullo, porque además sé que a la gente le ayuda mucho y va muy relajada", narra durante un vuelo dirigido durante la prealerta por viento.
Base de Binter en Lanzarote
Hace un año y tres meses la compañía aérea Binter abrió en Lanzarote una base y con ella trajo dos aviones para ofrecer un vuelo a primera hora del día que vaya a Gran Canaria y otro vuelo a Tenerife Norte. De acuerdo con Sergio Pila, en esa modificación, en torno a 30 personas se trasladaron a la isla, entre pilotos y tripulantes de cabina.
Entre ellos, se mudó también Sergio Pila, quien viajó hasta la isla conejera con su mujer. En Lanzarote han nacido sus dos hijos. Sin embargo, este cántabro ya había pasado antes por otras islas como Tenerife o Gran Canaria.
Procedente del norte penínsular, Sergio Pila y su familia han construido en Lanzarote un hogar y por el momento no planea cambiar su residencia."Siendo de capitales grandes de provincia pues tienes más fácil el poder dedicarte a tu profesión y a tu pasión que es volar en tu casa. Para quienes somos de una ciudad tan fantástica como Santander pero mucho más pequeñita en la que no hay aerolínea allí ni nada, sabes en cuanto decides ser piloto de avión que no vas a poder vivir en tu casa. No me quejo para nada porque estoy en un sitio maravilloso", confiesa.
"Normalmente hacemos jornadas laborales de ocho horas y luego repartidas con los descansos, no podemos pasar de 90 horas de vuelo al mes porque se entiende que estás muy sobrecargado de trabajo y tienes que parar". Además, Sergio Pila relata que en ocasiones le cuesta coger un avión para irse de vacaciones o para viajar a Santander a ver a su familia. "Es como si te dicen que en tu día de vacaciones debes ir a tu puesto de trabajo".
"Lo que más me gusta de volar es cuando los controladores aéreos nos autorizan a despegar, estamos alineados con la pista y ponemos potencia al avión y levantar todo ese peso del suelo, con la gente, con las maletas, con lo que pesa el propio avión. Para mí sigue siendo un momento de verdad único y mira que llevo despegues en mi vida de piloto".
Sobre las dinámicas laborales que deben cumplir los pilotos, Sergio Pila relata que deben enfrentarse a "un montón de restricciones" con el objetivo principal de que el conductor esté "descansado al máximo posible. Una de las cosas a las que el comandante está obligado es a preguntar al resto de la tripulación si han descansado bien, si han comido, si han dormido bien, porque a nosotros nos lo exige la ley".
"Antes de poder estudiar la carrera de piloto, tienes que pasar un reconocimiento médico bastante exhaustivo y con un psicólogo y todo eso. Además, es Aesa, la que controla la aviación en España, la que va a decir si puedes o no puedes estudiar y sacarte la licencia de piloto. Aún así, nosotros una vez al año tenemos que pasar un reconocimiento médico bastante duro que va acompañado desde hace un par de años de un reconocimiento psicológico, también para que tengas todas las aptitudes al cien".
Un pasajero y 19 policías
"Una anécdota divertida que nos pasó hace poquito fue en un vuelo desde Lanzarote a Tenerife Norte donde un pasajero, que no sabemos muy bien qué le pasó, empezó a meterse con los viajeros que tenía delante y a insultar a la tripulación. Lo que él no sabía es que iba a un grupo de 19 policías vestidos de paisano dentro del avión. Nosotros teníamos constancia porque siempre se informa a la cabina cuando viajan Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado".
Cuando la sobrecargo, la jefa de cabina llamó a Sergio y le contó la situación, él no pudo contener la risa. "Pensaba: has tenido en el peor vuelo de Binter para montar este circo", recuerda. Tras aceptar la petición de los agentes para intervenir, la Policía Nacional redujo al pasajero. "Es verdad que en un primer momento te enteras de que hay dos o tres pasajeros que lo han pasado mal porque les han insultado sin venir a cuento, pero luego, la sonrisa que sacamos toda la tripulación incluso la policía cuando ya aterrizamos y vineron a hablar con nosotros. La verdad que pasamos todos un buen rato menos el detenido".