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El presidente de una ONG acaba viviendo en el esqueleto de Costa Teguise: "Es por necesidad, no por gusto"

Lo primero que le llamó la atención fue ver que la vida en esta parcela no se correspondía con la imagen mediática, sino que los inmuebles inacabados están ocupados por familias que se dedican en su mayoría a la hostelería o a la limpieza

Miguel Ángel Gil junto a los esqueletos convertido en infraviviendas de Costa Teguise. Foto: Juan Mateos.

Miguel Ángel Gil vive desde hace dos años con su pareja en el esqueleto de la parcela 214 de Costa Teguise. Este vecino, que preside la Organización No Gubernamental Esperanza y Vida Canarias, encargada de repartir alimentos, ropa, calzado y juguetes entre las familias que lo necesitan de Lanzarote, se vio empujado a ocupar una de las viviendas abandonadas por falta de alternativas.

"Una persona que se marchaba, nos dijo que iba a dejar la casa en este lugar", narra Gil durante una entrevista con La Voz, así que su pareja y él decidieron mudarse. "No hay viviendas, no hay alquileres y los bancos no ayudan, así que no quedó otra alternativa", relata al otro lado del teléfono. "Le conté mis problemas y me la dejaron. Hay mucha gente que ha conseguido alquileres y han dejado esas casas para otras personas o bien se han marchado para su país", añade.

Lo primero que le llamó la atención fue ver que la vida en esta parcela no se correspondía con la imagen mediática, sino que los inmuebles inacabados están ocupados por familias que se dedican en su mayoría a la hostelería o a la limpieza: "No hay drogadictos ni peleas. Todo eso es falso, simplemente es palabrería para intentar echar a la gente lo más rápidamente posible, pero la mayoría son gente humilde", apostilla. "No es lo que cuentan por ahí, pero hay mucha precariedad", resalta. En su caso, trabaja en un hotel, pero ahora está de permiso por paternidad

Esta comunidad de vecinos, que creció al margen del planeamiento, se suma a muchas otras que han proliferado en la isla por falta de opciones para alquilar. Por ejemplo, los trabajadores que han trasladado su vida a las autocaravanas para poder tener un techo bajo el que dormir o los que han ocupado las viviendas del Faro de Pechiguera en Yaiza por la falta de una casa. 

Miguel Ángel Gil ha sido padre de un bebé hace dos semanas, así calcula que en las diferentes viviendas de la parcela viven otros cuatro o cinco recién nacidos, además de otras familias con niños. Tras recibir la notificación judicial para presentarse en el Juzgado de Paz de Teguise, comenta que ha dado traslado a sus abogados "para intentar alargar todo lo que podamos, mientras conseguimos vivienda por ahí, que es muy difícil". 

Asimismo, Gil explica que a la falta de alternativas habitacionales que empujan a muchas familias a vivir en estas condiciones, se suman diferentes realidades, canarios, personas sin papeles que se ven arrastradas a vivir en esas condiciones hasta lograr regularizar su situación y obtener un permiso de trabajo y familias europeas que se asientan en el lugar. 

Para concluir, asegura que "entiende que esa parcela tiene una propiedad y un dueño, que se pone en su pellejo y quieren recuperar sus cosas, pero también han tenido 16 años para hacer muchas cosas, como haber cerrado las viviendas y no dejarlas abandonadas como se dejaron en su momento". Al mismo tiempo, ha añadido que "están en un espacio que no nos pertenece, pero es por necesidad, no por gusto". Además, señala que se ha criminalizado a las personas que por necesidad buscan un techo en espacios abandonados.

"Todos los políticos tienen que mover tierra y mar si es preciso para crear viviendas sociales. Hay dinero para fiesta, para Carnavales, para aparcamientos, para otras cosas, pero no para esto", ha zanjado. 

Miguel Ángel Gil junto a los esqueletos convertido en infraviviendas de Costa Teguise. Foto: Andrea Domínguez.