La pareja que dormía en la calle después de que su casero les echara de una vivienda en Arrecife ya ha encontrado alojamiento para quedarse. Ha sido la asociación 'Acciones Unidas' de Lanzarote la encargada de aportar su granito de arena para buscar y conseguir una casa en la que puedan habitar temporalmente.
“Estamos en una casa antigua, que hemos tenido que limpiar, pero estamos encantados”, ha relatado entusiasmada la mujer a La Voz. Una casa situada en la capital lanzaroteña y a la que no han podido acercar muchas de sus pertenencias. "Las cosas no sabemos si las vamos a poder recuperar”, ha añadido.
Tras prestar declaración ante el juez el pasado martes en los Juzgados de Arrecife, se les ha concedido una medida cautelar por la que el casero les tiene que abonar 2.000 euros para poder costearse un alojamiento, aunque todavía no han podido recoger parte del dinero porque el joven no dispone de su documentación. "Yo he podido acceder a parte del dinero, pero mi pareja aún no, el pasaporte se ha quedado dentro de la vivienda”.
Expulsados y en la calle
Su casero, les expulsó de una vivienda en Arrecife el pasado viernes, con la colaboración de otro inquilino con el que residían, familiar de uno de ellos, cuñado y expareja de la hermana del joven. “Llegamos al piso y vimos nuestras cosas tiradas en el rellano”, revela la mujer. Además, otros tres individuos, que "no conocían de nada, rompieron el marco de la puerta, entraron en la casa y están metidos dentro", justamente aprovechando que "ellos dos estaban fuera", han revelado.
Además, explican al periódico las formas "violentas y desagradables" en las que fueron expulsados. “Tiraron la cuna que le hice a nuestro niño por las escaleras del portal”, ha lamentado el chico.
Según el casero y el familiar, el motivo de expulsión de ambos fue "el cambio del bombín en la puerta”, modificación que la pareja realizó anteriormente, han destacado. El familiar fue el que incitó al propietario a echarles. "Le dijo al casero que al estar embarazada podía ocupar el piso más fácilmente y por ello, era más difícil echarnos de la vivienda", ha desvelado la joven. El casero seguía insistiendo en que “no se podía arriesgar a perder el piso”, confiesa.