Gema Maldonado Cantero
Fotos: Sergio Betancort
No hubo centenares de invitados, ni tampoco el novio vestía el tradicional chaquet. En una sencilla sala del Juzgado de Paz en el municipio de Teguise, Enrique Manuel Rodríguez daba el paso más importante de su vida, contraía matrimonio con su novio, Alejandro Sandoval. Hasta aquí todo parece normal, desde que el pasado mes de abril las parejas homosexuales tienen derecho a casarse en España. Lo curioso de esta boda, celebrada en la lluviosa mañana del 1 de marzo, es que la persona que estaba al lado de Enrique y a la que le dio el "sí quiero" se llama Lorena Laso y es una mujer.
Como toda novia que se precie, vestía de blanco, aunque ella no se sentía una auténtica novia. Lorena sólo era la representante en España de Alejandro, su cuñado y auténtico protagonista de la boda, que no ha podido venir a España desde Colombia para casarse en persona con el que es su novio desde hace más de cinco años.
Se trata de la primera boda gay por poderes que se realiza en Lanzarote. Es una fórmula que permite a dos contrayentes casarse, aunque uno de ellos no esté presente, siempre y cuando haya autorizado legalmente a una persona para que le represente de manera física durante la ceremonia.
La misma tarde de su boda, Enrique cogía un avión a Bogotá para reunirse con su esposo e iniciar, esta vez juntos, la luna de miel.
Cinco años a distancia
"Nos conocimos cuando Alejandro residía en la isla y nos enamoramos. Después él se marchó y continuamos la relación por teléfono e internet", contaba Enrique.
Precisamente la red ha jugado un papel esencial en esta pintoresca boda ya que Alejando ha podido seguir en directo desde su casa en la ciudad de Cali, Colombia, su propia boda a través del ordenador y una "web cam" conectado vía Internet con otra cámara instalada en el Juzgado de Paz.
Cuando el juez José Rafael Farray pronunció las palabras que convertían a la pareja en un matrimonio legal, los cinco invitados al enlace y los 2 testigos estallaron en aplausos y la representante del novio colombiano, Lorena, pidió con sentido del humor a Enrique "un besito a la novia", que todos aclamaron entre risas.
Tras las firmas de rigor, la ceremonia finalizó con la entrega por parte de la Secretaria del Juzgado, Mª Luz Nevel, del deseado libro de familia al nuevo marido, que sin perder un minuto se acercó al ordenador disponible en la sala y pudo ver a su reciente esposo que lo saludó con un cariñoso "¿Qué tal maridito?".
Alejandro tiene 27 años y después de pasar un tiempo en Lanzarote, decidió volver a su país de origen porque no acababa de adaptarse, aunque ya había iniciado una relación sentimental con Enrique Manuel, de 38 años y residente en Teguise. Cuando un tiempo después Alejandro quiso volver a España no pudo por problemas de papeles y desde entonces Enrique ha viajado dos veces al año hasta Cali para visitar a su novio.
Desde que supieron que el Gobierno de Zapatero iba a iniciar la tramitación de la Ley que reconociera su derecho a casarse, Enrique y Alejandro lo tuvieron claro: "Queríamos casarnos para acabar con la distancia, porque llegamos a un punto en el que o rompíamos o conseguíamos estar juntos siempre". Y afortunadamente se cumplirá lo segundo.
La fiesta tendrá que esperar
Con la celebración de la boda civil, Alejandro puede obtener ya el permiso de residencia en España, con lo que su situación será legal. "Espero que podamos volver los dos juntos el próximo 25 de marzo" afirma Enrique, fecha en la que concluyen sus vacaciones y el permiso de 15 días que le corresponde a todo recién casado. Entonces volverá a incorporarse a su puesto como cartero en La Villa. Que puedan regresar juntos definitivamente dependerá del tiempo que se demoren los trámites legales en Colombia.
A la salida del Juzgado una lluvia de arroz esperaba a Enrique y Lorena, aunque en este caso acompañada de una lluvia de agua que descargaban las nubes sobre Teguise en ese momento del día, pasadas las 12:15 de la mañana. "Te has casado en un día lluvioso, lo mismito que Leticia y el Príncipe" fue uno de los comentarios que algunas invitadas hicieron mientras rodearon al recién casado para desearle toda la felicidad. Un momento que Alejandro también pudo disfrutar en Colombia gracias a una cámara de video doméstica que en ese instante sujetaba su representante Lorena.
Victoria es una de las testigos y es amiga de Enrique desde que éste repartía la correspondencia en Playa Honda: "Llos conozco a los dos desde hace años y estamos muy contentos hoy por la boda".
Lorena, la "falsa novia", colombiana como su cuñado, no paraba de sonreír y se mostraba feliz por haber podido hacer realidad la boda. "Mi cuñado y Alejandro llevan muchos añosjuntos y todos hemos visto muy bien su relación y ahora la boda".
La fiesta imprescindible en toda boda tendrá que esperar hasta que los recién casados regresen a España, aunque a Enrique desde luego no le ha faltado la obligada despedida de soltero, que incluyó una fiesta con seis boys en Arrecife.