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Muere Manuel Díaz Rijo, artífice de las desaladoras de Lanzarote

Murió este martes a los 88 años de edad en Madrid. Investigó durante años hasta dar con la fórmula idónea para llevar el agua potable a los hogares lanzaroteños, lo que supuso un cambio trascendental para la isla....

Muere Manuel Díaz Rijo, artífice de las desaladoras de Lanzarote

Manuel Díaz Rijo falleció este martes, 14 de junio, a los 88 años de edad en Madrid por causas naturales. Díaz Rijo, ingeniero de profesión, fue el artífice de las desaladoras de Lanzarote, que puso en marcha en la década de los años 60. La llegada del agua potable a la isla supuso un cambio social y económico trascendental para los lanzaroteños.

Aunque nacido en Lanzarote, Díaz Rijo abandonó la isla con su familia al término de la guerra civil para marcharse a la península. En Madrid, emprendió sus estudios para convertirse en ingeniero naval y, desde muy joven, aprovechó esa formación para investigar la posibilidad de potabilizar el agua del mar. Su investigación, hasta dar con la fórmula óptima para la isla, se prolongó durante años e incluso le llevó a Estados Unidos. Su proyecto se materializó en 1965. Hasta entonces, el agua potable llegaba a la isla a través de barcos cisterna.

Con ocasión de su pregón para Los Dolores, en 2011, este ingeniero relató su peripecia, desde que tuvo la idea de desalar agua para los hogares lanzaroteños hasta que logró ponerla en práctica. "Cuando acabé la carrera, me quedé en Madrid como profesor de la escuela, porque me dieron la cátedra en física y mecánica de fluidos. También empecé a enseñar en un instituto de investigación naval. Allí es donde realmente comencé a recibir información sobre plantas potabilizadoras", explicó entonces. "Sin agua no se podía hacer nada. En los años 60, España empezó a desarrollarse y a abrirse al turismo y Lanzarote no se podía quedar atrás. Por ello, creo que fue la ocasión propicia para intentar que mi proyecto funcionara", incidía.

La idea surgió después de que Díaz Rijo conociera que en grandes barcos se estaba empezando a adecuar el agua del mar para el consumo humano. "Utilizaban sistemas rudimentarios que eran muy costosos. Este proyecto no se podía trasladar directamente a Lanzarote, porque necesitábamos que el agua fuera barata para que pudiera ser asumida por la entonces humilde población de la isla", explicaba el ingeniero. Se le ocurrió entonces unir la producción de agua a la producción de electricidad, y se trasladó a Lanzarote para poner en marcha su anteproyecto. 

Fue al recibir información de plantas potabilizadoras de Estados Unidos, cuando observó que su proyecto para la isla era "viable". "Me trasladé a EE,UU, a Nueva York. Me puse en contacto con la firma Westinghouse Electric. Debatimos todos los puntos del proyecto y llegamos a perfilar cuál era el sistema óptimo para el Lanzarote de aquella época", relataba Díaz Rijo en 2011.

 

Años en búsqueda de financiación para su proyecto


Aquel viaje se produjo en 1961, pero el ingeniero pasó todavía otros 4 años hasta poder poner en práctica la desalación en Lanzarote. Con una idea y un proyecto definidos, el ingeniero naval precisaba entonces de algo fundamental: la financiación. Según él mismo explicaba, no fue sencillo lograrla, pues fueron muy pocos quienes creyeron en la viabilidad de su propuesta. "Oficialmente el único que me apoyó fue el alcalde de Arrecife, Ginés de la Hoz, que tuvo fe. Decía que en la situación en la que estábamos había que apostar porque mi proyecto tuviera éxito. Sin embargo, el presidente del Cabildo, que entonces era José Ramírez Cerdá, no estaba de acuerdo. Era más responsable, más cauto, menos atrevido. Él apostaba por otro proyecto que había en Famara sobre perforaciones en el macizo para obtener agua", rememoraba Díaz Rijo.

Ante la falta de financiación pública, el ingeniero creó la empresa Termolanza. La compañía tenía un capital de 50 millones de pesetas, con los que construyó una primera red de distribución que abarcaba Arrecife. Además, Díaz Rijo consiguió que "los americanos financiaran la parte de la instalación de la potabilizadora", al tiempo que él "mejoraba la red eléctrica" de la isla, recordaba. "Incluso inauguramos el primer alumbrado público de Lanzarote, en Yaiza, cuando la isla estaba a oscuras", agregaba.

Manuel Díaz Rijo se emocionaba todavía en 2011, casi cuatro décadas después, al recordar el momento en que un barco americano llegó con las piezas de la potabilizadora. "Esto se produjo a principios del año 1962. Estaba todo el mundo en el puerto, era como una gran fiesta, una gran novedad. Vino hasta el gobernador civil. Y el barco se retrasó más de un día y medio. La gente me miraba con incredulidad. Creo que no me creían, que pensaban que ese barco no llegaría jamás".Pero llegó, y las máquinas se instalaron en Punta Grande. Así, a la par que se montaba la planta se construía la red de distribución hacia Arrecife, que después alcanzó toda la isla. Ya en la primavera de 1965, la empresa de Díaz Rijo informó "a viva voz" a los ciudadanos de Arrecife de que "ya podían abrir los grifos". "Demostré algo muy importante; y es que el mar es un grandísimo embalse para la obtención del agua. No podemos renunciar a que el agua sea fuente de nuestro suministro", afirmaba el entonces pregonero.