Los inspectores de Trabajo y Seguridad Social se han unido a partir de ayer a las protestas ya iniciadas esta semana por sus compañeros, los subinspectores, con el fin de exigir al Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (MTAS) una serie de mejoras tanto de las condiciones laborales de los funcionarios, como del propio sistema de inspección, al que consideran deficitario, falto de material y de personal para garantizar un servicio público eficaz.
Los trabajadores de toda España se encerraron durante la jornada de ayer en sus lugares de trabajo para presionar al Ministerio. Así lo hicieron los dos funcionarios que trabajan en la Casa del Mar, secundando el ejemplo de sus compañeros que procedieron de la misma forma el lunes y el miércoles de esta semana. Antes de proceder al encierro, los dos inspectores de Lanzarote convocaron a los medios de comunicación para hacer públicas las reivindicaciones del sector y para solidarizarse con las peticiones de los subinspectores. A las puertas de la Casa del Mar, Juan Gómez Arbós, acompañado de su compañero de fatigas Javier Peña Pérez, leyó un comunicado de tres páginas en el que se detallaba la situación laboral del sector, además de las graves carencias del propio sistema de inspección laboral.
El Ministerio de Trabajo no tendrá mucho tiempo para poner fin al conflicto, porque el colectivo, apoyado por el Sindicato de Inspectores de Trabajo y Seguridad Social y la Unión Progresista de Inspectores de Trabajo (UPIT), ha amenazado con convocar un paro de 24 horas el próximo 21 de junio, con concentración a las puertas del Ministerio en Madrid. Si el MTAS "no se sienta a negociar y no da de forma urgente una solución concreta a los problemas planteados, nos veremos obligados a endurecer, a la vuelta del verano, estas medidas de presión", reza el comunicado.
Tras la inminente revisión de más de 3.000 solicitudes de regularización de inmigrantes a la que se tendrán que enfrentar los inspectores y subinspectores de Lanzarote a raíz del reciente proceso de legalización de extranjeros, los profesionales del sector se echan las manos a la cabeza ante la ingente cantidad de trabajo que han de realizar con los escasos medios tanto materiales como humanos con los que cuentan. Así, en la Isla tan sólo trabajan dos inspectores y dos subinspectores, y son unos 3.200 expedientes los que tienen que validar. Si a eso se suma el trabajo del día a día, que tampoco se puede descuidar, pues se paralizaría el sistema y el número de irregularidades podría dispararse, salta a la vista que en la Isla de los Volcanes el número de inspectores y subinspectores es a todas luces insuficiente.