La tradicional procesión alrededor de la Ermita de Las Nieves tuvo que anularse este viernes por las inclemencias del tiempo. El fuerte viento impidió que se llevara a cabo el recorrido del paso a hombros de los fieles. A pesar de ello, fueron muchos los feligreses que acudieron a la misa oficiada por Hipólito Cabrera González, Vicario General de la Diócesis de Canarias.
La función religiosa contó también con la presencia de diversas autoridades políticas, como el alcalde de Teguise, Oswaldo Betancort, la concejal del municipio Olivia Duque, y también el alcalde de Tías, Pancho Hernández. Tras la misa, los presentes disfrutaron de la actuación de la Banda Municipal de Teguise en la puerta de la iglesia.
"Nuestra Señora de Las Nieves, la primera advocación nombrada patrona de Lanzarote, ha tenido una larga vida. En cinco siglos ha padecido adoración y olvido, cambios de fecha para su celebración, le han quemado su ermita y reconstruido en distintas ocasiones, muchos padecimientos, por todo ello es la virgen de las catástrofes y calamidades especialmente de la escasez de lluvia, fenómeno antes vital para sus feligreses", recuerdan desde el Ayuntamiento de Teguise.
Según los datos extraídos del libro "Nuestra Señora de las Nieves", de Francisco Hernández Delgado y María Dolores Rodríguez Armas, desde 1676 existe información sobre una ermita que había sido quemada y arrasada 100 años antes por los moros en un ataque pirata. "Al parecer, la Virgen exclamó al cielo ‘por el mal estado de su casa’", relata el Consistorio. Era el año 1676 y Luis Alonso, un vecino que paseaba por allí escuchó: "No hay algún cristiano que alce la casa de la Virgen Santísima de Las Nieves".
Patrona desde 1725
Los feligreses tardaron todavía años en reconstruir la ermita. Alrededor de 1710 se encuentran ya datos fehacientes de las obras: "se reforzaron paredes y techos, se puso losas de piedra en el piso, doró y esmaltó el nicho y restauró el culto de la sagrada imagen". En 1725, la Virgen de Las Nieves fue elegida por el Cabildo de Lanzarote "patrona y abogada medianera entre los hombres y Dios María Santísima". Esta orden hasta la fecha no se ha revocado, por lo que sigue siendo la patrona de la Isla.
Desde sus orígenes, los conejeros acudían a la ermita ante las calamidades de falta de lluvia y otras necesidades, incluso la sacaban de la ermita, no sólo en su novenario, sino ante la adversidad. Lo hacían solicitando permiso al Cabildo. En esos casos la imagen era traída en su sillón hasta la ermita de San José y desde la parroquia salía una solemne procesión con las imágenes de San Rafael, San Isidro, el Santo Cristo y también acudía San Sebastián, San Leandro y otras imágenes.
Con el paso de los años, esta bajada cayó en el olvido y en 1786 se propone realizarla cada cinco años, pero la propuesta no prosperó hasta 1802, año en que se celebró la primera bajada quinquenal con gran solemnidad, con juegos y otras diversiones; incluso sacaron varios cañones del almacén de municiones y se dispararon durante los actos cañones del castillo de Guanapay. "Un nuevo revés en 1811 retrotrajo la bajada. Los médicos piden que no se celebre por las epidemias, con el fin de evitar la aglomeración de vecinos", explica el Ayuntamiento.
Cuando se instalaron los vecinos de Los Valles de Santa Catalina que huían de los volcanes de Timafaya, fue cuando se retomó la devoción de la virgen de Las Nieves, a partir de 1829. Y, aunque con algunos altibajos, se mantiene hasta la fecha.
En 1966 se demolió y se construyó una nueva ermita, diseñada por el arquitecto lanzaroteño Enrique Espínola, que sigue albergando a la virgen, una talla del siglo XVII.