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La Embajada confirma la versión de los becarios y desmonta las acusaciones del hotel contra ellos

"Ellos siempre tuvieron intención de marcharse pero el espacio aéreo ya estaba cerrado", han señalado desde la oficina diplomática, que afirma además que no consta "ningún registro" de que el establecimiento hiciera gestiones para la repatriación de los jóvenes

La Embajada confirma la versión de los becarios y desmonta las acusaciones del hotel contra ellos

La Embajada de Guatemala en España ha desmentido la versión dada por el Hotel Secrets Lanzarote sobre los jóvenes estudiantes de este país que hacían prácticas en este establecimiento y que acusaron al hotel de dejarles en la calle tras estallar la crisis del Covid-19.

"Ellos siempre tuvieron intención de marcharse, pero el espacio aéreo de Guatemala ya estaba cerrado y no podían regresar", han confirmado a La Voz desde la Embajada, negando que los jóvenes no mostrasen voluntad de regresar a su país, como se afirmó desde el hotel para defender su actuación.

En concreto, después de que los afectados acusasen al hotel de haberles dado un trato "inhumano" -al hacerles dejar el establecimiento dos semanas después de decretarse el estado de alarma-, la empresa aseguró a La Voz que "Hesperia hizo todo lo que estaba en su mano para facilitarles el contacto con la Embajada para organizar su regreso", pero que "ellos ignoraron estas gestiones". Unas afirmaciones que ya fueron desmentidas por una de las jóvenes afectadas y que ahora también han negado desde la Embajada de Guatemala. 

 

Sin registro de que el hotel hiciera gestiones para la repatriación


Desde la Embajada afirman incluso que no existe "ningún registro" de que el hotel hiciera gestiones para interesarse por la repatriación de los jóvenes, de los que la empresa llegó a afirmar que no regresaron a su país porque no quisieron. 

Es más, la Embajada explica que el Gobierno de Guatemala no ha llevado a cabo ninguna repatriación desde España ni desde ningún otro país porque "no se lo puede permitir". "El Gobierno de Guatemala no tiene fondos para ello", han señalado a La Voz. 

Sin embargo, desde el hotel habían defendido que otros becarios que estaban en la misma situación sí regresaron a su país. Al respecto, aseguraron que solo ocho de los 22 estudiantes que tenían en prácticas en el establecimiento cuando estalló esta crisis se quedaron en Lanzarote, alegando que fueron los que no mostraron "voluntad" de marcharse. Esto ya fue desmentido por una de las afectadas, que explicó que los únicos estudiantes que sí pudieron marcharse eran de ciudades europeas, porque en este caso sí se habilitaron algunos vuelos, pero ninguno de Guatemala.

 

La única opción de regreso suponía "un peligro"


Ahora, la Embajada confirma este punto y tal como relató esta joven, precisa que la única opción que tenían era regresar a Guatemala a través de México, pero ellos mismos les indicaron que "era una opción que no recomendaban, por el peligro que hay en la frontera". 

"Tenían que hacer por tierra unos 40 ó 50 kilómetros y la parte sur de México es peligrosa. Además, para pasar la frontera necesitan una visa mexicana o de EEUU y algunos no la tenían", han trasladado desde la Embajada. A ello, se unía asimismo otra dificultad. "Porque el vuelo salía desde Madrid y tampoco podían volar desde la isla a Madrid", han apuntado desde la oficina diplomática, confirmando punto por punto la versión trasladada a este medio por una de las afectadas.

De hecho, a día de hoy México mantiene cerradas las fronteras, y el vuelo que tenían estos jóvenes para marcharse también ha sido cancelado. "Por el momento el espacio aéreo continúa cerrado hasta mediados de julio, pendiente de cómo avance la pandemia en el país. Puede ser que para esa fecha ya haya apertura, pero dependerá de como avance la situación", han manifestado al respecto desde la Embajada. 

Mientras tanto, los jóvenes afectados han sido acogidos por algunos de los que fueron sus compañeros en el hotel, que les ofrecieron sus casas al enterarse de su situación. Y es que ninguno de ellos tenía un lugar donde quedarse en la isla, ya que el convenio con el hotel implicaba que la empresa les proporcionaba alojamiento y comida, junto a una remuneración mensual de solo 200 euros. Sin embargo, tras decretarse el estado de alarma y cerrar el establecimiento, la propiedad dio por rotos esos convenios, y tras darles un margen de dos semanas, les comunicó que debían marcharse.