El restaurante Martín Berasategui de Lasarte, con tres estrellas Michelin, cuenta desde hace unas semanas con dos lanzaroteños entre sus fogones. Se trata de Yisel y Oswaldo Rodríguez, dos hermanos de Uga apasionados por la hostelería, él por el trajín y la creación en la cocina, ella, por el trato con los clientes y el ajetreo entre las mesas. Tras años formándose y trabajando en Lanzarote, ahora aprenden en el País Vasco junto al prestigioso chef, que tiene en su haber 7 estrellas Michelin.
Y lo hacen durante nada menos que 15 horas diarias cinco días a la semana, que pasan a todo ritmo trabajando en el restaurante, que "siempre está lleno", como un "puro cocinero" y una "pura camarera". "Te tiene que gustar, tienes que tener claro que vas a trabajar 15 horas por día y a tope, eso lo primero", explica Yisel, que, aunque estudió enfermería, tiene muy claro que su vocación es la hostelería.
Su hermano Oswaldo fue el primero en llegar a Lasarte. Estudió cocina en el Zonzamas y posteriormente estuvo trabajando en el restaurante Brisa Marina de Play Blanca. En una feria, "lo vio Juan El Majorero, como suelen llamar al restaurante, y lo llamaron", relata su hermana, que explica que "aparte de la cocina básica, que fue lo que estudió, quería mejorar" e iba a "todas las ferias". Así, a través de un contacto muy cercano a Martín Berasategui, logró entrar, algo que no es sencillo.
"Cuesta muchísimo entrar, hay lista hasta de mil personas, todo el mundo quiere, por el título que se llevan. No es lo mismo un título de cocina básica del Zonzamas que de un restaurante con tres Michelin", señala Yisel. Al llegar, "el primer día se quedó impactado". "Me llamó y me dijo: ‘Yisel, tienes que venir, esto es muy grande, no se les escapa ni un detalle a los camareros’". Ella, que estaba trabajando, no se lo pensó y, cuando le dijeron que la habían seleccionado cogió sus bártulos y se marchó. "Di en la empresa el aviso de quince días y aquí estoy", dice, apuntando que es una "oportunidad muy grande, en un restaurante de 3 estrellas Michelin, que en Lanzarote no hay ninguno".
"Algún día quisiera ser como él"
Aunque tener un contacto directo con el chef vasco ayudó a estos dos hermanos, Yisel Rodríguez subraya también que para lograr hacer prácticas con Berasategui "hay que saber mucho, porque sino el primer día te vas a la calle". "Hay tener empeño, ilusión y querer aprender cada día. Y hay que tener un buen currículum, sino, no entras, porque hay a la espera muchísimas personas".
Ahora que tanto ella como Oswaldo lo han logrado, Yisel define la experiencia como un "lujo". De Berasategui dice que es "una persona encantadora" y que se esfuerza para que "todos seamos grandes profesionales". Especialmente, destaca su dedicación. "Siempre está, desde que abre el restaurante hasta que cierra, siempre saludando, pendiente de que vaya todo bien", relata. "Por tener su gran nombre, nunca ha dejado atrás el restaurante", señala, a la vez que admite que "quisiera ser como él algún día".
Yisel Rodríguez terminó sus estudios de enfermería el año pasado, aunque admite que antes de empezarlos "ya sabía" que lo que le encanta es la hostelería. "Para mí, la hostelería siempre ha sido algo increíble, me gusta estar en contacto los clientes, explicarles lo que llevan los platos lo que no… Se me pasan las horas volando". A pesar de ello, esta joven de Uga también es consciente de que "a la larga quema mucho" y, por eso, decidió emprender otros estudios complementarios y labrarse una alternativa.
"Cuanto más te formas, mejor"
Así, en septiembre tiene previsto realizar sus prácticas como enfermera, aunque está convencida de que los 6 meses que tanto ella como su hermano pasarán junto a Martín Berasategui les van a servir para estar "mucho mejor preparados". "Siempre hay que elegir lo mejor y cuanto más te formas, mejor", explica.
Agradecidos por el aprendizaje que están viviendo, estos dos hermanos, en una breve nota remitida a La Voz, se deshacían en halagos y agradecimiento a su familia. "Estar aquí no es solo estar en la escuela y ya", cuenta Yisel. Por las prácticas que realizan no reciben un sueldo, pero tienen que hacer frente a los gastos del piso, el transporte, la lavandería de los uniformes, enumera. De todo ello se encarga su "madre coraje", como ellos la definen, conscientes de su esfuerzo, y a la que agradecen que esté siempre pendiente de "que no nos haga falta nada". También a su pareja, Iván. "No llevamos su apellido, pero es nuestro padre. Nos conoció desde pequeños y nos crió", explican.
A pesar del ritmo de trabajo y el esfuerzo que supone, Yisel y Oswaldo Rodríguez están disfrutando y aprovechando la experiencia. "Nos gusta tanto que el tiempo se nos hace corto y lo damos todo". Eso hace que les estén "saliendo oportunidades muy buenas" allí, aunque Yisel no olvida que en Lanzarote tienen a su familia. "A la larga, ya decidiremos".