Alrededor de dos de cada diez adolescentes conejeros, de entre 13 y 18 años, han consumido cannabis alguna vez en la vida o en los últimos años. Así pues, una de cada diez lo ha hecho con tranquilizantes, sedantes y somníferos. Así lo recoge el Estudio y Diagnóstico de las Adicciones de los Jóvenes en los municipios de menos de 20.000 habitantes de Lanzarote, elaborado por Tágora Estudios e Intervención Social.
Alrededor del 6% ha consumido en algún momento cocaína y éxtasis. A pesar de ello, las sustancias más habituales son el alcohol (seis de cada diez), el cigarrillo electrónico (cinco de cada diez) y el tabaco (dos de cada diez) aseguran haberlo probado ya alguna vez en la vida.
La doctora Rosa Martínez, del Equipo de Atención Especializado de Menores y Jóvenes de la Unidad de Atención a las Adicciones del área de Derechos Sociales, revela que los jóvenes se inician y mantienen en el consumo ante la falta de motivación por participar en actividades regladas u otras ofertas de su entorno social.
La investigación analiza los hábitos de consumo de alcohol, tabaco, cigarrillos electrónicos, tranquilizantes, sedantes y somníferos, así como otras drogas, además del juego con dinero o apuestas o el uso de internet o móvil de los menores entre 13 y 18 años.
Sin embargo, los estudiantes encuestados mostraron la posibilidad para futuros estudios de tener en cuenta también el consumo de bebidas energéticas y la adicción al deporte a través de la vigorexia.
En concreto, en Lanzarote se analizaron los municipios de menos de 20.000 habitantes: Haría, San Bartolomé, Tinajo y Yaiza, al ser competencia del Cabildo la elaboración de planes para luchar contra la drogodependencia y las adicciones. La muestra final contó con 883 estudiantes de los institutos de Tinajo, San Bartolomé, Playa Honda, Haría, Yaiza y el CEO de Playa Blanca.
En los municipios de menos de 20.000 habitantes "se concentra un elevado número de jóvenes que no disponen de recursos ni alternativas" para iniciarse en el manejo de situaciones que se generan en la interacción social con otras personas de su edad.
El alcohol: lo más frecuente
La edad media a la que comienzan a fumar, vapear o tomar alcohol los menores de la isla es a los 13 años. Mientras tanto, uno de cada diez comenzó a ingerir bebidas alcohólicas todas las semanas desde los 14 años y experimento su primera borrachera también a esa edad.
Los supermercados, las casas de otras personas, tiendas y kioskos suelen ser la forma más frecuente que utilizan los adolescentes para acceder al alcohol, a veces comprados por ellos mismos, a pesar de que está prohibida su venta a menores y otras por personas mayores de edad. En este punto, los domicilios particulares son donde se da con más frecuencia el consumo de bebidas alcohólicas en menores.
Así pues, el consumo de tranquilizantes, sedantes y somníferos también se produce en edades tempranas, en torno a los 13 años. En ese punto, el 2,49% de los menores toma a diario (o casi) algunas de estas sustancias. En la mayoría de las ocasiones, lo consiguen a través de personas mayores de 18 años.
Mientras tanto, los menores comienzan a jugar con dinero en internet o fuera de las redes a los 12 años. Sin embargo, la mayoría de los menores, nueve de cada diez niegan haber jugado en línea con dinero alguna vez y ocho de cada diez haberlo hecho fuera de internet.
Actividades más frecuentes: internet, deporte y salir por las tardes
La actividad preferida de los adolescentes es el uso de internet para divertirse, donde ocho de cada diez estudiantes utilizan las redes de forma habitual de cinco a siete días por semana. Mientras tanto, el deporte es otra de las actividades más habituales, cerca de ocho de cada diez adolescentes realizan actividades físicas alguna vez a la semana.
La citada investigación destaca que "incluso en las interacciones sociales el móvil está siempre presente". De modo que la nomofobia o el miedo irracional a estar sin móvil afecta "especialmente" a las y los adolescentes. El informe resuelve que los menores pueden sufrir "consecuencias graves" por esta dependencia debido al proceso madurativo en que se encuentran.
Tras estas, las actividades más seguidas son las salidas por las tardes o las salidas nocturnas. Así pues, cuatro de cada diez jóvenes encuestados declararon no leen libros nunca. Además, cuatro de cada diez aseguraron haber entrado alguna vez a páginas para adultos con contenido de violencia o sexo. Tres de cada diez lo hacen de forma habitual.
Cabe destacar que durante la realización del muestreo, algunos estudiantes declararon no sentirse identificados dentro del binomio hombre - mujer y otros no pudieron completar las preguntas por dificultades visuales o diversidades específicas, así como por problemas idiomáticos.