"El pasado día 15 de agosto mi mujer y yo, después de tanto tiempo de preparativos, ilusiones, quebraderos de cabeza y, por supuesto, dinero, marcábamos esa fecha como nuestro gran día, el día que se supone es el más feliz de la vida de una pareja, el día de nuestra boda.
A las 21.00 horas mi mujer y yo nos encontrábamos en la iglesia Nuestra Señora de Guadalupe en Teguise dándonos el sí quiero e ignorando lo que nos pasaría más adelante. Ilusionados en nuestro día seguimos haciéndonos fotos en un parque deArrecife, antes de acudir al gran banquete en un establecimiento de Costa Teguise, cuyo nombre no publicaré de momento.
Una vez realizadas las fotos, muy felizmente llegamos a dicho establecimiento, en el cual habíamos quedado en lo siguiente antes de la boda: escucharíamos una música especial para nosotros al entrar al comedor, que finalmente no se escuchó bien, y la cena iba a empezar a las 23.00 horas.
Pues, terminamos de comer cerca de las 2.45 horas de la madrugada, haciendo que muchos invitados se cansaran ya, porque entre plato y plato tardaban demasiado. Los invitados se levantaban, se iban a fumar, a muchos les llegaron los platos fríos y muchos ni probaron la tarta.
Tras nuestro desconcierto por cómo se demoraba la cena dimos un voto de confianza a la organización, esperando la barra libre. Pero ahí llegó nuestra sorpresa, cuando al pasar a la discoteca del establecimiento después de haber acordado que la barra libre y la fiesta se podía prolongar hasta las 6 horas, tras el baile de novios sobre las 3 horas, el único camarero de la discoteca para atender a 150 personas, tras un servicio nefasto y quejándose la mayoría de los invitados por no encontrarse en la barra en muchas ocasiones, encendió las luces de la discoteca sobre las 4:30 horas. ¡Solamente una hora y media de barra libre!
Casi todas las botellas quedaron llenas, cortó la fiesta a nuestros amigos y familiares más allegados, y en especial a nosotros, no nos lo podíamos creer. Al Dj, contratado por nosotros para toda la noche, le dije que se fuera porque el camarero ya había encendido las luces y nos estaba invitando a marcharnos. Le supliqué una última copa para todos y le dije que después nos iríamos, pese a sentirnos mal por su actitud y el engaño por parte del establecimiento, que no cumplió el horario que habíamos acordado.
Aún así, no nos sirvió nada. Indignado y viendo a mi mujer muy triste y cómo todos los invitados se marchaban, decidimos dirigirnos a la dirección del establecimiento a poner una reclamación. Y volvió a ocurrir otra sorpresa. La recepcionista me dice que no tiene libro de reclamaciones, que esta en dirección bajo llave.
Entonces llamo a la Policía Local de Teguise, que se portaron muy bien con nosotros y le pidieron ellos el libro. La recepcionista seguía diciendo que estaba bajo llave en dirección. Entonces los policías ya hicieron su trabajo y nos despedimos.
Mi mujer y yo tuvimos que irnos del establecimiento, en el cual íbamos a pasar la noche de nuestra luna de miel, por la incomodidad de la situación. Acudimos al Gran Hotel, cuyos trabajadores se quedaron atónitos al ver a una pareja de novios a las 5 horas pidiendo una habitación en su luna de miel.
Gracias al Gran Hotel, cuyos trabajadores demostraron profesionalidad y esmero con nosotros al contarle lo sucedido.
Al día siguiente, no recibimos ninguna llamada pidiéndonos perdón o aclarando lo sucedido. Simplemente nos llamaron a los dos días para que pasáramos a buscar las facturas de lo que se debía de barra libre. ¡Encima eso! Nos negamos a pagar la parte que debemos de la barra libre, porque no nos parece justo, ya que no se cumplió el horario acordado y por el daño recibido. Pues así está la situación en estos momentos. Ellos reclamándome esa cantidad de 650 euros que se debe de barra libre, y yo reclamando justicia.
Nuestra noche de luna de miel fue un disgusto y a eso no hay derecho. Si no saben o no pueden preparar una boda que no la oferten, porque no se puede jugar con los sentimientos de una pareja, que celebran el día más especial de su vida. El daño está hecho y el recuerdo amargo siempre nos quedara ahí.
El lunes siguiente a nuestra boda tomamos medidas en el Cabildo de Lanzarote y cuando todo esto esté resuelto y se pueda hacer público el nombre del establecimiento, lo haremos para que se entere toda la isla.
La foto que mostramos muestra nuestro final, en la calle con la maleta en nuestra luna de miel. Nuestras caras lo dicen todo.
Quiero pedir perdón a todos los invitados que se pudieron sentir incómodos, molestos o cansados durante el banquete de nuestra boda y doy gracias al personal del Gran Hotel y del Cabildo".