Muchos han querido expresar sus palabras, sus pensamientos y su indignación durante el desalojo de las viviendas de Berrugo, en Playa Blanca. Palabras tristes, palabras de denuncia han salido de las bocas de muchos de los presentes que no han dudado en pronunciar gritos de rabia cuando los cerrajeros rompían las puertas a mazazos y acaban con 15 años de resistencia de la familia Medina. Para muchos, este viernes es el fin de la lucha, para otros, la sociedad no puede permitir que el espíritu de Berrugo desaparezca.
El activista Pedro Hernández, quien ha leído una carta escrita por Santiago Medina, al tiempo que reventaban su puerta, ha asegurado que el desalojo de Berrugo "representa el inmenso dolor que supone que los señores del dinero, los señores de la corrupción, sean capaces de realizar un acto tan extremadamente vil". Hernández ha defendido la "relación histórica" que la familia Medina Cáceres ha mantenido con este lugar, donde han habitado durante más de cien años.
Por ello, Hernández no se explica cómo los promotores del Marina Rubicón pueden "afrontar la normalidad en la vida pública de la sociedad", pese a haber pedido la ejecución provisional de la sentencia, que obliga a la familia Medina a desalojar sus viviendas. "La isla de Lanzarote no se puede construir con un marrón, saqueando posesiones y patrimonios personales y públicos. Más de 8.000 camas turísticas funcionan con sentencias ilegales, y ninguna de ellas se ejecutan", ha señalado.
"Supuestos propietarios"
Asimismo, Hernández ha criticado duramente que Rafael Lasso Lorenzo estuviera presente en el desalojo. En su opinión, "uno de los supuestos propietarios de este patrimonio ha sido capaz de acercarse hasta este lugar de forma provocadora". "Ésta es la sociedad que estamos construyendo, de gente que son capaces de asaltar su vivienda. Eso no tiene nombre. Estoy aterrado", ha lamentado.
En este mismo sentido, Valdi García, un lanzaroteño que ha pasado la noche en Berrugo, ha denunciado que ésta "es una acción muy perversa". "Aquí vivía una familia desde hace más de 100 años y esto queda como un símbolo borrado en un pis pas, como la propia memoria del pueblo", ha indicado, al tiempo que ha dicho que la última noche en Berrugo "ha sido muy triste" y ha informado de que han recibido la visita de la Guardia Civil "por hacer ruido".
Para Rafael Fuentes tampoco ha sido una noche fácil. "No he podido dormir, estaba muy angustiado". Este desalojo le parece "una injusticia" y no entiendo "cómo la ley se pone de parte de los promotores del Marina Rubicón". "Injusticia" también ha sido la palabra más pronunciada por José Ricardo Morales Toribio, otro lanzaroteño que también ha dormido en Berrugo.
"Lo que un día fue Berrugo, y no volverá a ser"
José Ricardo llegó ayer, jueves, a estas viviendas con sus cuatro burros, que representan "lo que un día fue Berrugo y jamás volverá a ser". "Los ancestros de estos burros un día también vivieron aquí", ha dicho. "La moralidad se está perdiendo en esta isla, que no la representa ningún político. Estoy aquí porque desde que se inició la lucha de Berrugo he venido estando presente y cómo no lo iba a estar en el día en el que la agonía de la lucha y la reclamación de muchas personas para que esto fuera respetado se pierde. Esto se nos ha ido al traste. Hoy es Berrugo y mañana será El Golfo, La Santa y quién dice que no, Órzola. Lo que está claro es que los tiempos y la justicia no están a favor de la gente. Alguien está meando fuera del tiesto y la justicia no reconoce los derechos de la gente, de sus propiedades, de nuestros usos y costumbres", ha indicado.
Por su parte, Antonio González se ha mostrado "muy triste, y muy mal". "Nos han quitado lo que ha sido nuestro toda nuestra vida. Berrugo ya nos lo habían quitado hacía tiempo, desde que nos quitaron la vista al mar, Berrugo ya se había perdido. Pero hoy me siento mal porque me quitan lo que era de mi abuelo y lo que era de mis padres y mío", ha lamentado.
Para ellos, este viernes se extingue un sentimiento y una vida. Sin embargo esperan que el espíritu de Berrugo siga vivo "y siga corriendo por las venas de los lanzaroteños". "Que no acabe, que siga vivo, que siga siendo un espíritu contra el hormigón", ha señalado Rafael Fuentes.