El pasado 7 de octubre de 2023 se cumplieron 30 años desde que las islas de Lanzarote y Menorca fueran declaradas Reservas de la Biosfera por la UNESCO. En la declaración se señalaba que las reservas debían contribuir al desarrollo de las poblaciones locales y servir de apoyo a la investigación, a la formación y a la comunicación.
Por ello el Centro de Datos de Lanzarote y del Observatorio Socioambiental de Menorca) llevan monitoreando conjuntamente la evolución de una serie de indicadores comunes agrupados en siete áreas temáticas: población, economía y empleo, sociedad, turismo, territorio, movilidad y vectores ambientales.
Al cumplirse este 30º aniversario se ha realizado un informe en el que se hace un balance de la evolución de los principales indicadores socioeconómicos incluidos en el trabajo de seguimiento y que lleva por título “Sistema de indicadores conjuntos de Lanzarote y Menorca (1993-2023)”,
Dicho documento fue presentado el pasado 15 de febrero en Menorca y ahora puede consultarse en la web del Centro de Datos de Lanzarote en el enlace “Sistema de indicadores conjuntos de Lanzarote y Menorca (1993-2023)”.
Conclusiones del informe
Las conclusiones que se destacan en el informe especifican que “Lanzarote y Menorca se decantaron por un modelo turístico de sol y playa. En el caso de la isla balear la actividad está concentrada en el periodo estival. Este modelo y su desarrollo se ha mostrado bastante vulnerable en algunos momentos debido a factores externos. Y ha habido dos bastante evidentes en estas últimas tres décadas”, aseveran.
La primera de esas crisis es la “económica-financiera de 2008. El impacto en las islas y su entorno regional fue más grave que en otros lugares y se prolongó durante más tiempo, especialmente en Lanzarote”, aclara el documento.
“El segundo evento se produjo en los inicios de 2020 y fue la crisis sanitaria que provocó un cero turístico durante varios meses con consecuencias económicas desoladoras que prácticamente duraron un bienio”, continúa el texto.
Los investigadores añaden que “estos eventos inesperados y externos han tenido un impacto tremendo en las islas. Y tales situaciones no han sido aprovechadas para profundizar en los objetivos de autosuficiencia energética, diversificación e innovación económica y soberanía alimentaria, entre otros. Y además un tercer evento ciertamente probable está acechando a la vuelta de la esquina: el cambio climático, cuyas consecuencias para las islas pueden ser tremendas”.
Y para finalizar concluyen que “además de profundizar en los objetivos reseñados (aspiración a la autosuficiencia energética y alimentaria y diversificación e innovación económica), el turismo presenta retos como la gestión adecuada del equilibrio entre el desarrollo y la preservación del entorno natural, social y cultural. Por lo que la búsqueda de este equilibrio sigue siendo un desafío clave para el futuro de ambas islas”.
“La categoría de Reserva de Biosfera otorgada por la UNESCO, además de ser usada como una estrategia turística (promoviendo un enfoque más sostenible y responsable hacia el turismo), proporciona herramientas que debieran garantizar la conservación a largo plazo de los valiosos recursos naturales, sociales y culturales de estas islas”.