Política

"¿Por qué no somos capaces de reconocer y agradecer los méritos de personas o entidades que tanto hacen por el progreso de la isla?"

"La prensa del domingo destacaba el pleno del centenario del Cabildo de Gran Canaria, celebrado en el Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas. Numeroso público, decenas de distinguidos y homenajeados: personas, empresas, ...

"¿Por qué no somos capaces de reconocer y agradecer los méritos de personas o entidades que tanto hacen por el progreso de la isla?"

"La prensadel domingo destacaba el pleno del centenario del Cabildo de Gran Canaria, celebrado en el Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas. Numeroso público, decenas de distinguidos y homenajeados: personas, empresas, entidades y ONGs, hijos predilectos, adoptivos y un ambiente alegre y festivo.

Me llamó la atención el contraste con la frialdad en la celebración del

centenario del Cabildo de Lanzarote, que se celebró también el sábado 16, del que fui testigo involuntario.Me explicaré:

Cuatro días antes, sobre la mesa de mi despacho había encontrado una invitación con letra temblorosa en el sobre. Era para asistir al nombramiento de D. Juan Brito como hijo predilecto el día 16,

tras el pleno del centenario del Cabildo de Lanzarote. La acogí con

ilusión, no me cabía duda de que era la letra de D. Juan y que él o

alguien desu familia mela había dejado. Tendría la oportunidad de

acompañarlo en ese acto honorífico que tanto se merecía y a la vez asistir ala histórica conmemoración del centenario del cabildo.

Pero el sábado nada mas llegar me enteré de que el nombramientode D. Juan se había suspendido por no se qué galimatías político. Pensé en el desasosiego que estaría sufriendo él, un venerable anciano de 94 años, así como su familia. Me parece imperdonable y que no tiene ninguna justificación hacerlos pasar por ese mal trago.

Me quedé al acto de conmemoración. Exactamente cien años antes, ese mismo día y hora, se había constituido el Cabildo de Lanzarote. Escaso público, todos políticos. Discursos conmemorativos de los consejeros. Una de ellas debió confundir tan irrepetible acontecimiento con una reunión de la comisión de Hacienda, poniendo de manifiesto sus conocidas fobias contra el Hospital Insular y el Conservatorio.Interesante discurso del presidente, empañado por las circunstancias.

A pesar de todo, el acto me resultó tenso y frío, marcado por la suspensión de la concesión la distinción honoríficaa D. Juan Brito.

Recuerdo que una cosa parecida pasó con César Manrique. ¿Es que no se lo merecía? Mi reflexión es la siguiente. ¿Qué pasa que no somos capaces de reconocer y agradecer los méritos de personas o entidades que tanto hacen por el progreso de la isla?

Cuan distinto hubiese sido el acto si además de conmemorar el centenario, se le hubiese otorgado el reconocimiento a D. Juan Brito, memoria viva de esta isla. ¿Y por qué no a un docena de personas y entidades más? ¿No sería ello una muestra de la vitalidad de la institución y de la salud de una sociedad agradecida y generosa?

Es que personas como Julio de Santiago, Bernardino Güemes, Vicente

Rodríguez, José María Esquiroz o Samir Amine, médicos que se jubilan

estos días, y a los que tan agradecidos están cientos y cientos de

lanzaroteños, por convertir su angustia en esperanza en muchas ocasiones, ¿no merecen ser hijos adoptivos de Lanzarote? Es que EL CRIBO, AFACODA, AFA, APROSU y Calor y Café, que trabajan con pacientes psíquicos, drogodependientes, enfermos de Alzheimer, discapacitados y personas sin hogar, ¿no son merecedores de una distinción?

Hablo de ámbitos que conozco mejor, pero ¿cuántas asociaciones culturales, juveniles, deportivas, sociales y cuántos directores de institutos y colegios, ilustres maestros y profesores no serían merecedores de un honor de este tipo, para reconocer su buen hacer? No se trata de otorgar un sueldo de por vida, de una pensión o dietas. Solo de una simple distinción, tan importante para quien la recibe.Al fin y al cabo, es un sencillo: gracias, como sociedad te agradecemos lo que haces.

¿Qué clase de reglamento de honores y distinciones es ese tan tacaño y estreñido que hace casi imposible concederlos, o que pone en manos de insensatos su utilización como arma arrojadiza? ¿Qué hace falta para cambiarlo?"

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