Política

Luces y sombras del primer año de Inés Rojas como presidenta del Cabildo

La estabilidad del actual pacto de gobierno a lo largo de doce meses, que no es poco tras la situación de la que vino precedido ese periodo, y las enormes dificultades, pese a esa estabilidad, ...

Luces y sombras del primer año de Inés Rojas como presidenta del Cabildo

La estabilidad del actual pacto de gobierno a lo largo de doce meses, que no es poco tras la situación de la que vino precedido ese periodo,y las enormes dificultades, pese a esa estabilidad, para sacar adelante los temas pendientes más importantes para la isla, del cual el Plan Territorial Especial es su ejemplo más palmario, se ubican de uno y otro lado de la balanza como las cuestiones de más peso en el balance del primer año de Inés Rojas como presidenta del Cabildo.

Una presidenta que llegó a ese cargo en medio de la situación más turbulenta que se haya vivido en la Primera Corporación insular en toda su historia: siete consejeros le precedieron en el ejercicio de la Presidencia en los dos primeros años de Legislatura, en medio de los cuales la propia Inés Rojas y la mayoría de sus compañeros de partido en el Cabildo votaron a favor de una moción de censura contra su también compañera de filas por entonces,María José Docal, escenificando lo que pocos meses después sería la ruptura definitiva del PIL, con la conformación de Asamblea por Lanzarote.

Además, la aclamación de Inés Rojas como presidenta estuvo pendiendo de un hilo hasta casi el mismo día del pleno de investidura, ya que el PSOE (integrante del nuevo tripartito, junto a los escindidos del PIL y CC) entendía que tenía derecho a que su cabeza de lista, Manuel Fajardo,fuese electo presidente por el pleno cabildicio, para lo cual hubo que recurrir a la Junta Electoral Central para que se pronunciase sobre el tema. La Junta dio la razón a la tesis de que Inés Rojas debía ser automáticamente aclamada como presidenta, en un fallo dividido, ya que sólo la mitad de los diez integrantes de la Junta votaron a favor de esa tesis (tres votaron en contra y los dos restantes se abstuvieron).

Así, el 30 de junio de 2005, Inés Rojas asumió la Presidencia del Cabildo. No fueron poco quienes interpretaron que sería presidenta sólo por unos días, en medio de esos vaivenes institucionales que parecían no tener fin, pero los hechos han demostrado lo contrario.

Maniobrar fuera y dentro

Durante los doce meses transcurridos desde su aclamación, Rojas ha tenido que lidiar con muchos temas de peso y maniobrar no sólo con la oposición, sino también con sus propios socios de gobierno, y no han sido pocas las "grietas" que se han traslucido en el pacto.

El PTE ha sido el gran tema de enfrentamiento político, con posiciones encontradas e irreductibles entre los integrantes de ApL y CC por un lado, y los socialistas por otro. Y en medio de ese debate, la aprobación de ese plan sigue frenada y sin visos de solución en lo inmediato. Rojas adoptó una decisión sugestiva y de peso en medio de ese debate, ya que el 1 de mayo pasado decidió quitarle el control del PTE al consejero de Política Territorial, Carlos Espino, para pasarlo a Presidencia, aunque en lo concreto, eso no supuso tampoco avance alguno de cara a la aprobación del plan.

Sí ha sido un hecho concreto e importante la suspensión cautelar del otorgamiento de licencias durante un año en el Plan Parcial Playa Blanca, aprobada por el pleno del Cabildo el pasado 28 de mayo, en el marco de la tramitación del PTE. Esa suspensión cautelar es, a día de hoy, el paso más importante dado en el último año en el ámbito de política territorial, donde los avances han sido muy escasos.

Otro hecho importante que marcó el primer año de Inés Rojas como presidenta fue el del vino - vinagre. La decisión del Cabildo de comprar a los agricultores el excedente de uva de una cosecha extraordinaria terminó convirtiéndose en un lastre para el Grupo de Gobierno, ya que 120.000 litros de vino elaborados con esa uva, se echaron a perder. En este tema, Rojas decidió también ponerse al frente de la situación cuando parecía que ésta se les estaba escapando de las manos, en un gesto de arrojo que no obstante no permitió esclarecer del todo lo ocurrido, más allá del anuncio de que con el vino echado a perder se haría un vinagre balsámico de excelente calidad.

La naturalaza tampoco quiso darle calma a Inés Rojas, ya que Lanzarote sufría a finales del año pasado una de las tormentas más intensas de la historia, el Delta. La gestión por parte del Cabildo de la emergencia creada por esa tormenta también dejó en entredicho a la presidenta, aunque lo que más se le ha achacado es el hecho formal de no haber convocado a un pleno extraordinario y monográfico con urgencia, y no que se dejaran de hacer cosas. En lo que sí estuvo Inés Rojas muy rápida y certera de reflejos fue en advertir por la mañana del mismo día de la tormenta lo que se avecinaba, con un alarmismo que primero recibió críticas y hasta bromas, aunque al llegar esa noche en la que casi nadie durmió en Lanzarote, quedó claro que las declaraciones y precauciones solicitadas a la población por parte de la presidenta no habían sido en absoluto exageradas.

Intermediaria en conflictos laborales

Los conflictos laborales también marcaron este año de Legislatura, y también en este ámbito Inés Rojas mostró el arrojo necesario para intentar dar su aporte de sosiego e imparcialidad, con resultados disímiles. La presidenta medió en el conflicto de los trabajadores de Iberia en Guacimeta en agosto del año pasado, aunque la tozudez de una y otra parte hicieran que fueran vanos los esfuerzos de Rojas, que sólo logró una suspensión temporal de la huelga, que pronto volvió y con mayor dureza, y que aún a día de hoy sigue latente.

La presidenta también intermedió enel conflicto con los trabajadores de los Centros Turísticos, en julio de 2005, en medio de la negociación de sus convenios colectivos y la convocatoria de huelga, en este caso con mejores resultados que con los empleados de Iberia.

El atraso en el pago a determinados sectores por parte del Cabildo también marcó este año de Inés Rojas. El fútbol base protagonizó en los últimos meses del año pasado su mayor protesta, al paralizar todas las competiciones por el atraso en el pago de las subvenciones de los últimos tres años de las escuelas deportivas. Una situación heredada que tuvo que afrontar Rojas y que ocasionó no pocos disgustos, barajándose inclusive la posibilidad de cesar a la consejera de Deportes, la socialista Francisca Toledo, por sus duras declaraciones contra quien le había precedido en ese cargo, y que no era otra que la propia Inés Rojas, aunque finalmente la sangre no llegó al río, los clubes cobraron, y todos contentos.

Los trabajadores de la Escuela de Hostelería también fueron protagonistas de protestas por atraso en el pago de sus haberes, y también aquí Inés Rojas logró templar un poco los ánimos y reencauzar en parte una situación muy complicada, aunque sin conformar planamente a los docentes.

Inmigrantes y estatuto

Untema en el que poco pudo hacer Inés Rojas pese a su voluntad de liderazgo también en este caso, fue el de la construcción de un nuevo centro de internamiento de inmigrantes indocumentados. La propuesta del Estado para que ese centro fuera construido en Güime provocó un profundo rechazo entre los vecinos de esa localidad, ante lo cual Rojas propuso, en marzo pasado, la alternativa de que su ubicación sea Tahíche. Una propuesta realizada sin consultar al Ayuntamiento de Teguise y que le trajo dolores de cabeza a la presidenta del Cabildo, que finalmente tuvo que rectificar y abstenerse de seguir opinando sobre el tema.

Otras declaraciones de Inés Rojas que dieronmucho que hablar fueron las relacionadas con el Estatuto de autonomía. El 22 de marzo pasado, la presidenta del Cabildo propuso en un pleno que Canarias fuese reconocida como Nación. Una propuesta que no contó con el respaldo de la corporación y que trascendió las fronteras del archipiélago, ya que esaspolémicas declaraciones de Rojas fueron recogidas por varios diarios nacionales.

En cualquier caso, durante este año, Inés Rojas siempre rehuyó al debate subido de tono, con su aporte personal para evitar cualquier tipo de crispación, con una actitud y visión calificada para algunos como demasiado idealista, aunque otros consideran que la presidenta ha hecho un aporte balsámico que necesitaba la política lanzaroteña.