A principios de junio la Guardia Civil de Fuerteventura se incautó de seis nasas ilegales colocadas en el estrecho de la Bocaina, situado entre la isla majorera y Lanzarote. Casi al mismo tiempo, los pescadores de la Cofradía de Playa Blanca presentaban un informe ante la Viceconsejería del Gobierno de Canarias pidiendo la modificación necesaria en este arte de pesca para poder legalizarla. Y, también simultáneamente, los buceadores y los ecologistas denuncian la proliferación de jaulas para peces en el estrecho.
Por su parte, los pescadores del Sur definen así las nasas: "Es un arte de pesca pasivo porque reside en el pez la voluntad de entrar en la nasa; además, coge sólo un porcentaje de las especies que entren por temporadas y no las atrapa todas. Permite la devolución del pescado vivo no maduro al mar y no interfiere en especies protegidas porque no interactúa con ellas; estas características permiten un margen de maniobra imposibles de llevar a cabo con cualquier otro arte de pesca". Así lo ha asegurado Juan Jesús Rodríguez, vicepatrón y armador de la Cofradía de Pescadores de Playa Blanca.
Contradictoria a esta valoración se muestra Christian Massad, del centro de buceo de Marina Rubicón. Él estima que "la nasa es un arte indiscriminada porque es un jaula con agujeros de dos centímetros por donde entra todo tipo de pescado y no sale nada".
"Habitualmente se usa como carnaza huesos de sepia en las nasas grandes y pan en las más pequeñas. A pesar de ser ilegal su colocación, proliferan en el Estrecho de La Bocaina desde Punta Papagayo hasta Pechiguera, donde no colocan boyas para que no se sepa que hay nasas en el canal y les ponen cabos para amarrarlas, así que a menudo no las pueden recuperar y se quedan durante largo tiempo bajo el mar", asegura el submarinista.
Situación actual
Este arte de pesca está prohibido en gran parte del caladero canario y los pescadores del Sur se muestran disconformes con esta medida legal. Por ello, han presentado un informe científico técnico ante la Viceconsejería del Gobierno de Canarias para "adoptar unas medidas correctoras en las nasas de modo que se puedan emplear legalmente y responsablemente".
Con este estudio, según explica Rodríguez, los pescadores pretenden saber "cuánto pescado hay en el Canal de la Bocaina y cuánto pescado se puede sacar". Lo que desean los profesionales es "tomar medidas para saber cuántos recursos hay disponibles y cuánto se puede explotar, porque lo que no se puede hacer es prohibir ningún arte de pesca sin saber a priori los efectos positivos o negativos que pudieran derivarse de ellos".
En función del estudio realizado por el Instituto Canario de Ciencias Marinas, a petición de la cofradía sureña, se ha comprobado que en el puesto de primera venta más del 70 por ciento del PIB de esta cofradía procede de la nasa. A pesar de que Rodríguez declare que "oficialmente no se pueden echar nasas porque así se registra en el decreto 182", reconoce que la mayor parte del pescado que llega al Sur proviene de estas redes metálicas. En función de la temporada, gracias a este arte van llegando los salmonetes, las chopas o el jurel al punto de primera venta de Playa Blanca.
Cambio en el modo de operar
El hecho de que los pescadores de esta zona intenten que se legalice el arte de las nasas no deriva de un cambio en La Bocaina, sino de las ganas de que se implante un control en torno a cuánto pescado se puede recoger con este arte. "La única diferencia entre la situación actual y la anterior es que estamos pidiendo un estudio científico técnico para no sacar más de lo que pueda producir el caladero. Nosotros queremos juntar el esfuerzo pesquero a las posibilidades del caladero, y eso sólo se consigue sabiendo cuántos recursos hay en cada en momento", explica Rodríguez.
De hecho, en opinión de estos profesionales, "la única manera de desarrollar una pesca razonada y razonable" es atendiendo a los recursos que existen en el mar, cifras que desvela el estudio que han realizado.
Otra de las propuestas de los integrantes de la Cofradía de Playa Blanca escrear una rutatemática de pesca. "Hemos propuesto una ruta temática de pesca para dar a conocer esta costumbre centenaria y que los jóvenes conozcan la manera de vivir del pescador". Aún no han obtenido respuesta de la Viceconsejería, pero los pescadores del Sur confían en que "teniendo el barco debidamente despachado y estando correctamente dados de alta en el régimen del mar", no haya problema y consigan introducir el arte de la pesca en el turismo.
Denuncias de buceadores y asociaciones ecologistas
Christian Masaad, un instructor de submarinismo de Marina Rubicón, tiene una larga experiencia con la proliferación del arte ilegal en el Estrecho de La Bocaina y lleva años denunciando la utilización de nasas en el estrecho. "Nuestro ánimo no es fastidiar a nadie, sino simplemente proteger a nuestro mar e intentar aportar lo que se pueda para que no se realicen actividades ilegales, que además perjudican al medio ambiente. Y es que cuando nosotros llegamos a Playa Blanca hace 6 años, casi no quedaba ningún pez, aunque ahora hay zonas que se han recuperado y con abundante vida", explica el buceador.
De la misma opinión son también los de la organización internacional independiente WWF, dedicada a la conservación de la naturaleza. Con motivo de la incautación de las nasas por parte de la Guardia Civil de Fuerteventura, los representantes de la asociación recordaron que "la exigua lengua de mar de apenas 11 kilómetros que separa las islas de Lanzarote y Fuerteventura, conocida como Estrecho o Canal de La Bocaina, es una de las áreas más productivas, singulares y ricas en biodiversidad del archipiélago canario". "Sin embargo, también es una de las áreas más frágiles y amenazadas, lo que ha llevado a su inclusión como una de las veinte áreas de conservación prioritaria que conforman la propuesta de WWF de Red Representativa de Áreas Marinas Protegidas (AMP) en España", apuntan desde la asociación.