"No sé lo que pasó". Ésa es la frase que más repite el hermano de José Antonio Perera, unas horas después de tener que asistir a su entierro. Y es que cuando parecía que se había recuperado de la brutal agresión que sufrió en su casa de El Islote, el pasado jueves terminó falleciendo en el Hospital Molina Orosa.
Aunque no tiene malas palabras hacia los sanitarios que le atendieron, sí quiere que se investigue lo sucedido. Su hermano recuerda que el mismo día en que terminó ingresando en el hospital en estado crítico, José Antonio había acudido a este centro con los mismos dolores en una pierna y le habían dado el alta. Además, asegura que parte de su historial médico había "desaparecido".
Por eso, la familia ha decidido acudir a los tribunales, para que se depuren responsabilidades sobre lo sucedido y se esclarezca si pudo haber una negligencia médica. Un abogado amigo de la familia interpuso la demanda en los Juzgados el pasado viernes y ahora esperan respuestas, después de haber tenido que enterrar a José Antonio este mismo lunes.
Entre otras cosas, están pendientes del resultado de la autopsia que se ha realizado por orden judicial, dentro de la causa contra los responsables del violento asalto, cinco de los cuales ya han sido detenidos. Esa autopsia, cuyo resultado aún no ha trascendido, deberá determinar si la muerte fue consecuencia de esa agresión. Pero además, la familia espera que arroje luz también sobre la intervención médica que ha habido en este caso.
El médico, "asombrado de la recuperación que tuvo"
Tras ser salvajemente golpeado el 18 de enero, José Antonio fue trasladado a Gran Canaria y sometido a varias operaciones en el Hospital Doctor Negrín, pero 14 días después recibió el alta. Desde entonces, su hermano afirma que "estaba bien". Según explica, el propio médico que le operó "estaba asombrado de la recuperación que tuvo". Sin embargo, el lunes de la semana pasada empezó a tener fuertes dolores en toda la pierna, "desde la planta del pie hasta la ingle". Por eso, sobre las 4 de la madrugada, su hermano le llevó al hospital. Horas después, "lo mandaron para casa".
"Le hicieron un escáner y estaba bien, y también una analítica de sangre, pero la máquina para medir el oxígeno en sangre no funcionaba", explica su hermano. Según relata, fueron a buscar otra y pasó lo mismo. Al parecer, los parámetros que daba el aparato, que se aplica sobre el dedo, no eran normales, por lo que insistieron en preguntarle si era fumador. "Insistían en eso, pero él ya les dijo que no fumaba", recuerda.
Finalmente, le aplicaron "sueros o relajantes" y, según su hermano, cambió el turno de médicos y el siguiente doctor decidió mandarle a casa. "Mi hermano le dijo que estaba un poco mejor. ¿Cómo va a estar, si estaba anestesiado?", cuestiona ahora su familia. Ese mismo día, ya pasadas las 5 de la tarde del martes, tuvieron que regresar con él al hospital. El problema era el mismo, le dolía toda la pierna, aunque esta vez, según su hermano, "ya estaba hinchada, estaba dura". Menos de dos horas después, dentro del hospital, sufrió un infarto y entró en coma, falleciendo dos días después, en la noche del pasado jueves.
"No tuvo el trato que tenía que tener"
"No sé lo que pasó", insiste su hermano, que sigue cuatro días después haciéndose preguntas y buscando dónde pudo estar la causa de lo sucedido. Piensa en el cambio de turno del médico aquella mañana en la que le dieron el alta, en aquella máquina que no funcionaba, en el historial que no aparece completo… "El problema fue que no le observaron", concluye luego. "No tuvo el trato que tenía que tener", agrega en otro momento.
Además, insiste en preguntarse qué ha ocurrido con el historial médico de su hermano. "No reflejaba por qué ingresó", afirma, insistiendo en que en el hospital "perdieron" parte del expediente. Según explica, él llegó a hablar personalmente de este tema con el gerente insular de Servicios Sanitarios y responsable del Hospital, José Aparicio. "Cogió el teléfono y llamó a uno y a otro. La doctora decía que no estaba allí", afirma, señalando que Aparicio se puso "nervioso" cuando se enteró de que faltaba parte del historial e intentó hacer gestiones para localizarlo.
Eso sí, subraya que el gerente "se portó muy bien". Y lo mismo dice de casi todos los médicos y profesionales que atendieron a su hermano en el último mes y medio. "Muy amable" y "muy bueno" son expresiones que repite refiriéndose a unos y otros. También de los agentes de la Guardia Civil, que incluso visitaban a su hermano en el hospital.
Sin embargo, no se explica cómo su hermano, que tras la agresión se había recuperado "muy bien" y estaba haciendo "vida normal", terminó falleciendo el pasado jueves. Y tampoco cómo le dieron el alta la primera vez que acudió quejándose de esos fuertes dolores en la pierna. "Las dos veces fue consciente al hospital. Lo llevé yo", recuerda.
"La gente me decía: Tu hermano es muy duro"
En cuanto al estado anímico de José Antonio tras la brutal agresión, su hermano afirma que "estaba fuerte, con ánimo". "Salíamos por ahí a comer los sábados", "la gente me decía: Tu hermano es muy duro", recuerda. Sin embargo, pese a la rápida recuperación, matiza que en los últimos días lo notaba "más preocupado, más bajo", quizá por las secuelas que seguía teniendo, y que entre otras cosas le obligaban a ir a rehabilitación para recuperar la movilidad en el brazo. O porque tampoco podía levantar aún una pierna.
Precisamente recordando las consecuencias de esa agresión, el hermano de José Antonio utiliza las peores palabras, al referirse a los autores. "Le partieron la nariz, los ojos no se le veían, le partieron el brazo…", rememora, sin poderse explicar tampoco la extrema violencia que emplearon los asaltantes. "Mi hermano me decía que les tenían que hacer la mitad de lo que le habían hecho a él", recuerda.
Al igual que apuntan los investigadores, el hermano de la víctima cree que cometieron un error, al pensar que iban a encontrar algo que no había en la casa. Según la Guardia Civil, los autores pertenecían a un grupo organizado que buscaba domicilios aislados donde pudiera haber dinero en efectivo para perpetrar robos. Incluso habían hecho un seguimiento de la víctima durante tres meses. Sin embargo, en este caso no hallaron dinero en metálico. "Lo que tenía mi hermano estaba en el banco", aclara, sin explicarse aún que le hayan podido quitar la vida a su hermano por esto. Y es que más allá de lo que determine la autopsia, él considera a los asaltantes responsables de esta muerte.