El hielo es el nuevo tesoro que buscan los marineros lanzaroteños. Esta gélida sustancia se ha convertido en la esperanza de la flota conejera para la próxima temporada pesquera, y es que este elemento es fundamental para desarrollar su labor porque se convierte en imprescindible para mantener en buenas condiciones el pescado que recogen en alta mar. Las necesidades de la flota en la Isla pasan, por tanto, por disponer de unas instalaciones que fabriquen el tan preciado elemento. Pero aunque desde el Cabildo ya se han iniciado las diligencias oportunas para crear estas instalaciones, todavía no han comenzado a materializarse. "Todo está preparado para que comiencen las obras, ya que han estado paradas un tiempo por unos retoques de Patrimonio, pero nos han asegurado que para finales de año estará terminada la estructura", afirmó, para La Voz, Marcos Páez, consejero de Pesca.
Desde la cofradía de pescadores de San Ginés esperan que para el inicio de la próxima temporada pesquera la fábrica esté finalizada, aunque no terminan de confiar en las promesas. "A nosotros nos han asegurado que para marzo del año que viene estará en funcionamiento, pero no entendemos cómo desde el Cabildo se inicia un proyecto y son los propios funcionarios de la institución los que ponen las barreras para que se materialice", comentó Andrés Cedrés, miembro de la cofradía.
Y es que, aunque se asegura que las obras comenzarán en breve, lo cierto es que éstas han estado paradas durante un tiempo porque la Consejería de Patrimonio Histórico de la Primera Institución no dio el visto bueno al proyecto. "Patrimonio ha retrasado el inicio de los trabajos porque los técnicos de esta Consejería apreciaron que el edificio tenía mucha altura", comentó Marcos Páez. El responsable del área de Pesca también ha afirmado que ya se ha solucionado esta situación, ya que se ha modificado sustancialmente el proyecto inicial, rebajándole altura a la futura fábrica de hielo.
Necesidades heladas
El consejero de Pesca del Cabildo Insular, Marcos Páez, asegura que es necesaria la creación de la fábrica de hielo, "ya que lo que antes hacía Agramar lo estamos haciendo ahora nosotros, pero la demanda general de los atuneros no se cubre con el hielo que producimos, por eso se necesita crear una gran industria para atender todo esto, tanto de frío como de cámaras de congelación". El responsable de este área, además, comenta que esta fábrica no sólo atenderá a las necesidades del sector pesquero, sino también a toda la demanda de hielo de Lanzarote.
Sin embargo, desde la cofradía de pescadores de San Ginés no se está totalmente de acuerdo con el consejero, ya que afirman que la actual producción sí cubre las necesidades de hielo de los atuneros, aunque comentan que la fábrica se debe construir porque las actuales instalaciones pertenecen a una empresa privada.
"Cada cofradía de pescadores dispone de una pequeña máquina de hielo que sí satisface la demanda de la pequeña flota del litoral", comentó Andrés Cedrés, pero no las de los atuneros, ya que uno de estos barcos cuando se va a la mar puede llevar en su interior más de 30 toneladas de hielo. "La flota de La Graciosa o de Playa Blanca, que son pequeñas, sí funcionan con la máquina de hielo, pero una como la nuestra es imposible".
Agramar, antigua productora de hielo
El hielo en Lanzarote era fabricado desde la década de los 90 por la empresa Agramar, gracias al acuerdo que alcanzó ésta con, la recién creada Unión de Productores, que aglutinó a casi toda la flota lanzaroteña para comercializar ellos mismos el pescado que recogían, ya que antes tenían que trasladarse a otros lugares para venderlo.
"Agramar tenía unas estructuras muy adecuadas a nuestras necesidades y a cambio de una comisión por servicios prestados, nos fabricaba el hielo que necesitaba nuestra flota", recuerda Andrés Cedrés.
El problema del hielo en Lanzarote aparece en el año 1999 cuando se rompe el acuerdo pesquero con Marruecos. Entonces Agramar ya no tiene sentido porque era una fábrica demasiado grande que dependía de esa zona pesquera y, al igual que el resto de las conserveras de la isla, terminó también cerrando sus puertas. Ante esta situación, los pescadores conejeros acudieron al Cabildo para llegar a una solución, y ésta ha pasado durante años por alquilar las instalaciones que Agramar tenía, siendo la Primera Institución la que fabricaba el hielo para los barcos pesqueros.
Aunque, desde el pasado 2005, la situación todavía se agrava aún más para la flota conejera porque las instalaciones de Agramar han sido compradas por una constructora, denominada Salatín. "El Cabido, entonces, a través de una ayuda de la Comunidad Económica Europea ha mantenido abiertas estas instalaciones en el periodo de pesca", afirmó Marcos Páez. El problema surge, según la cofradía de pescadores de San Ginés,cuando al pasar a manos de Salatín, la actual propietaria, tiene proyectado edificar en las instalaciones. "Salatín nos tiene arrendado el edificio de favor porque ellos están a la espera de tramitar su documentación y sus permisos de licencias", afirmó Andrés Cedrés. Por este motivo, aparecen las prisas por construir la preciada fábrica de hielo en Lanzarote.
Trasladarse a otros lugares para comercializar el pescado
La cofradía de pescadores de San Ginés espera que la fábrica de hielo entre en funcionamiento en la próxima temporada pesquera, "por lo menos los servicios de hielo y cámaras, aunque todos conocemos como funciona la burocracia y más cuando son temas que tienen que tramitar permisos y licencias". Esta cofradía también ha pensado en la peor de las situaciones, ya que si no está en funcionamiento la fábrica y si Salatín, la actual propietaria de las instalaciones que están utilizando actualmente, decide edificar, la flota lanzaroteña se tendrá que trasladar a otros lugares para comercializar el pescado.
"Una situación parecida ocurrió hace unos años, en 1986, cuando tuvimos que ir a vender a Algeciras" comentó Andrés Cedrés. Este miembro de la cofradía de San Ginés cuenta que después de recoger el pescado, en vez de descargarlo en Lanzarote, se trasladaban a Algeciras para hacerlo allí, "con lo que eso supone, ya que son dos días y medio de viaje con temporales y viento".
El problema al que se pueden enfrentar los pescadores conejeros es importante, "porque si Salatín decide hacer algo con la fábrica, tendríamos que irnos a Tenerife o a Algeciras ya que allí si hay infraestructuras o ponerse de acuerdo con alguien para que compre el pescado o para que lo manipule y lo mande", comentó Andrés Cedrés.
Mientras tanto, aún se desconoce si la fábrica estará en funcionamiento o no en la próxima temporada, aunque todos los pescadores esperan que sí ya que el hielo se ha convertido en una de las sustancias más preciadas para faenar, sobre todo, si no se posee.