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Descanso íntimo entre volcanes

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Descanso íntimo entre volcanes

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IMÁGENES: Cedidas

El turismo tradicional en Lanzarote se basa en el sol y playa y se aglutina en las localidades de Costa Teguise, Puerto del Carmen y Playa Blanca. Sin embargo, desde hace una década está despuntando otro tipo de turismo, con un cliente más selecto, que desea conocer la naturaleza de la tierra y vivir la experiencia de Lanzarote. Es el denominado turismo rural, que en la isla cuenta con 32 fincas repartidas a lo largo de su geografía, que pertenecen a la Asociación Isla Mítica, dirigida por Juan de León. Un buen plan para esta Semana Santa.

Quizá resulta extraño o, al menos, curioso, que en un lugar volcánico existan todas estas fincas rurales, que en la península suelen ubicarse en zonas montañosas. Sin embargo, estos negocios, la mayoría familiares, están logrando cada día más clientela. Su ocupación suele rondar el 80 por ciento, sobre todo, en invierno, puesto que en verano los visitantes se suelen decantar por alojamientos cercanos al mar.

Este turismo comenzó simplemente para que parte del patrimonio de la isla no quedara en el olvido. "Había fincas y casas antiguas casi derruidas, cuyo futuro era destruirlas, porque no te daban licencia para rehabilitarlas como viviendas normales. Sin embargo, habilitándolas como casas rurales se logró salvar las fincas y convertirlas en negocio", explica Juan de León.

El propietario de la finca Las Salinas, en Yaiza, Santiago Espada, cuenta también que su vivienda la habilitó como casa rural "para no perderla". "Esto tenía un coste grande y no había forma de mantenerla. Antiguamente no valía un duro, estaba en el olvido y no te dejaban ni tocarla. La única forma era abrir una casa rural", insiste.

Y parece que esta idea ha calado en la isla, según sus propietarios, porque "a los clientes se les da una atención que no la encuentran si no en un hotel de cinco estrellas superior". "Vienen a casas rurales a vivir experiencias, buscan información sobre Lanzarote, su tierra y sus costumbres. Vienen con más interés que el del sol y playa. Quieren un trato diferente y cercano con el propietario. Eso en un hotel es impensable", señala el presidente de Isla Mítica.

Un turista que gasta dinero

Además, el turista que decide pasar sus vacaciones en una casa rural gasta "mucho más" que el que se hospeda en un hotel cercano a la playa. "Viene a recorrer la isla y, por tanto, se alquila un coche durante su estancia. Gasta dinero en la isla, porque viene a disfrutarla. Se deja más dinero, porque aquí nada es 'todo incluido'. Se mueve mucho más y, además, más del 90 por ciento de las casas rurales están regentadas por empresarios locales, así que el dinero se queda en la isla", indica Juan de León. "La mayoría sale fuera a comer, a cenar y demás. No sólo eso, sino que van al supermercado del pueblo a comprar cosas, porque también tienen cocina en la casa", señala Santiago Espada.

Este turista busca "desestresarse" y, por ello, se aleja de "hoteles ruidosos, para 500 personas, donde la piscina suele estar llena, las hamacas ocupadas y el comedor a rebosar". "Quieren que reine la paz, la tranquilidad y el contacto con la naturaleza. Buscan otra cosa", explica De León.

El perfil del turista que se hospeda en Lanzarote en una casa rural suele ser de edad media y extranjero, proveniente fundamentalmente de Alemania, Suiza y los países nórdicos. También reciben turistas peninsulares, que suelen ser parejas más jóvenes. "Vienen a conocerse", afirma Santiago Espada. Los canarios suelen optar por villas vacacionales en zonas turísticas, aunque algunos también han disfrutado de este turismo rural. Normalmente, los huéspedes se quedan una semana entera en estas fincas, aunque otros también "están más de dos semanas y algunos sólo un fin de semana".

Turista repetidor

Durante este tiempo, el turista "se enamora" de la isla y, también, del encanto de este tipo de edificaciones antiguas. Por eso, repite y muestra fidelidad con el destino. "Tenemos unos alemanes que llevan viniendo 14 años, dos veces al año. Son madre, padre e hija. Él tiene 90 años y cuando viene siempre se va a Famara a caminar. Cuando vuelven a Alemania, él se va mejor de salud", relata Espada, que asegura que "gracias a estos repetidores sobrevivimos".

En la casa Las Laderas, de Juan de León, ubicada en Famara, también repiten los clientes. "Tengo unos que llevan viniendo 9 años y no han venido más porque llevamos 10 años con el negocio", cuenta el presidente de Isla Mítica.

A las casas rurales de la isla les cuesta sudor y lágrimas competir con la planta hotelera. "En precios no podemos, no llegamos nunca, no se puede competir. Algunos apartamentos y hoteles tienen precios muy bajos. Si cobráramos eso, no podríamos mantener las casas. Es una competencia muy fuerte y muy cercana", asegura Santiago Espada, desde la finca Las Salinas. Las casas rurales de la isla ronda los 120 euros dos personas una noche, aunque también las hay más caras y más baratas. Sin embargo, un apartamento en una zona turística puede encontrarse hasta por 30 euros la noche.

"Además, a esto hay que sumar que se gasta mucho dinero en el proyecto de rehabilitación de las fincas. Pero, claro, si no las rehabilitamos las acabarán comprando la gente de fuera, como ha ocurrido en Las Breñas, donde todas las casas antiguas pertenecen ahora a alemanes", señala Santiago Espada.

Precisamente, muchos de los propietarios de casas rurales han invertido una gran cantidad de dinero en la rehabilitación de estas antiguas viviendas. "Prácticamente todas tienen piscina o spa, que le dan un valor añadido y que lo agradece mucho el cliente", destaca Juan de León.