El parterre donde Manuela Rivera plantó hace cuatro o cinco meses la semilla de un rábano canario, "auténtico de aquí", puntualiza la propietaria, está dentro de su casa ubicada en la cañada de Tinajo en la calle Tórtola. Con la única ayuda de crecimiento del "típico saquito de juanos que se le echa por aquí también a los ajos", Manuela sólo se explica que esta hortaliza, perteneciente a la familia de las crucíferas, haya podido crecer tanto "por las buenas condiciones climáticas y del suelo que tenemos en Tinajo", declara orgullosa.
Hasta el momento, Manuela Rivera todavía no sabe qué hacer con su rábano gigante, aunque asegura que esperará unos días más para cortarlo por si algún curioso "quiere venir a fotografiarlo". Pero llegado el momento, apunta que "del rábano se aprovecha todo". Con las hojas se puede hacer un potaje o una ensalada, y también se puede cocinar guisado y es rico en vitamina C y folatos. Estas sustancias intervienen en la formación de colágeno, huesos y dientes, glóbulos rojos y favorecen la absorción del hierro de los alimentos y la resistencia a las enfermedades. Además, según dice Manuela "es conocido por todos que los rábanos que crecen en esta zona de Tinajo salen buenísimos".