Política

Confesión en una pieza de Montecarlo: "He pagado por servicios no prestados"

"No era necesario ningún pliego", "los precios eran desorbitados" y ni siquiera se "llegó a culminar" o "entregar" ninguno, pese a que el Ayuntamiento de Arrecife pagó más de 200.000 euros. Las facturas estaban a nombre de empresas de Montesinos, pero según José Miguel Rodríguez, era Javier Betancort quien "las llevaba"...

Confesión en una pieza de Montecarlo: He pagado por servicios no prestados"

"No era necesario ningún pliego", "los precios eran desorbitados" y, además, ni siquiera se "llegó a culminar" o "entregar" ninguno de esos pliegos. Eso fue lo que confesó el pasado 8 de marzo en los Juzgados el que era concejal de Hacienda de Arrecife, José Miguel Rodríguez, que en su última declaración en el caso Montecarlo admitió haber ordenado el pago de facturas por servicios no prestados. Y aseguró que lo hizo por orden del interventor, Carlos Sáenz, y que el objetivo era "hacer un favor" a Javier Betancort.

En realidad, esas facturas se presentaron a nombre de tres empresas distintas de José Vicente Montesinos (Progestril, Recingest y Gestecal). Sin embargo, según José Miguel Rodríguez, era Javier Betancort quien "llevaba esas empresas" y esos contratos con el Ayuntamiento. Y lo mismo declararon varios trabajadores del Consistorio, tanto del área de Intervención como de Tesorería, que durante la instrucción afirmaron que Javier Betancort era quien "acudía a presentar facturas emitidas por dichas sociedades, así como a preguntar por el pago de las mismas", según consta en el sumario de la causa. 

Además, Betancort también era quien supuestamente iba a realizar el trabajo, es decir, los pliegos para distintos concursos, por los que el Ayuntamiento de Arrecife llegó a pagar cerca de 200.000 euros a esas tres empresas de Montesinos. "No vi ningún pliego. Nunca se realizaron. Solo vi dos borradores y eran iguales, solo cambiaba el objeto", reconoció José Miguel Rodríguez en su declaración. "He pagado por servicios no prestados porque no vi los pliegos", insistió en su confesión, en la que subrayó en varias ocasiones que "Javier Betancort, al margen de elaboración de borradores, no realizó ningún trabajo".

 

"Estaba en paro y Carlos Sáenz quería darle trabajo"


Respecto a cómo se realizó ese supuesto encargo, José Miguel Rodríguez afirmó que él se reunió con Javier Betancort "motivado por Carlos Sáenz, que fue quien les presentó, porque quería darle trabajo". "Me dijo que tenía a la persona ideal, porque además estaba en paro y tenía conocimientos económicos",  añadió.

Según su declaración, "en ese momento sabía que estaban haciendo un favor a Javier Betancort", y también que "los precios eran desorbitados" y que "no era necesario ningún pliego", aunque inicialmente pensaba que "los pliegos sí se iban a ejecutar". Sin embargo, al Ayuntamiento solo llegaron unos borradores. Y no fueron presentados por el registro oficial, sino enviados por correo electrónico a un asesor de José Miguel Rodríguez, desde una cuenta de Javier Betancort. 

Después, las facturas se presentaron a nombre de las empresas de Montesinos, aunque Rodríguez insiste en que la "única persona válida" con relación a ese supuesto servicio y a esas facturas "era Javier Betancort". Cabe recordar que Betancort y Montesinos están imputados también en la pieza de Montecarlo relativa al Ayuntamiento de San Bartolomé. En ese Consistorio, Javier Betancort fue concejal de Hacienda y autorizó el pago de más de 200.000 euros con facturas presuntamente fraudulentas a las empresas de Montesinos. Después, tras salir del Ayuntamiento, empezó a trabajar para él durante un tiempo, y posteriormente se mantuvo el contacto entre ambos. 

Además, el otro nexo entre ambas piezas está en el propio interventor, Carlos Sáenz, que también ejercía este cargo en San Bartolomé, y figuró incluso como socio de una empresa de Montesinos en Fuerteventura. Y según Rodríguez, fue precisamente Sáenz quien le instó a que validara esos pagos en Arrecife. "Los validé todos por las directrices del interventor. Dejé todo firmado, pero no era lo normal, porque había que visualizar que el objeto de que lo que se contrata está ejecutado", declaró. 

 

"El interventor era Dios"


Esta confesión de José Miguel Rodríguez en el caso Montecarlo se suma a las que ya realizó en varias piezas del caso Unión, donde tiene dos condenas a sus espaldas. Y en una de ellas, por los pagos a Proselan por servicios no prestados, fue condenado precisamente junto a Carlos Sáenz. 

"Mi relación con el interventor al principio fue laboral, pero luego llegamos a un entendimiento donde nos beneficiábamos mutuamente", declaró Rodríguez. De esta forma, según su declaración, el interventor "no ponía reparos" al pago de facturas a empresas de las que se "beneficiaban" el propio José Miguel Rodríguez y su partido, el PIL. Y a cambio, él también "hacía la vista gorda" en otros temas, como el de los pagos de las facturas a las empresas de Montesinos.

"El interventor era Dios. Quien daba la solución era directamente él. Él hacía el disfraz para llegar a la meta. Daba el envoltorio para que pudiera seguir", relató el ex concejal de Hacienda. "Lo que decía el interventor era como si fuera Dios, se hacía", reiteró, insistiendo en esa comparación. Además, subrayó que "sin la firma de Carlos Sáenz es imposible hacer nada" y agregó que él "participaba en vestir al santo", firmando las facturas para hacer ver que el servicio se había prestado realmente.

 

"Estoy arrepentido", "lo tengo todo perdido"


Fue el propio José Miguel Rodríguez quien pidió voluntariamente volver a declarar en el caso Montecarlo el pasado 8 de marzo. "Estoy arrepentido y quiero aclarar los aspectos que me pregunten sobre la causa", afirmó el ex concejal, al explicar por qué había pedido volver a comparecer ante el juez. En esa declaración, él mismo recordó que está acusado y condenado ya en distintas piezas del caso Unión. "Solo me queda colaborar con la Justicia. A nivel familiar y laboral lo tengo todo perdido", relató.

Ya en el último juicio del caso Unión, Rodríguez se refirió a su situación personal. "He perdido mi casa, mi matrimonio, mi trabajo. He perdido todo", declaró ante la Audiencia Provincial. Por eso, afirma que empezó a colaborar con la Justicia, confesando los hechos y devolviendo parte de las cantidades que reconoce que contribuyó a malversar.

Y ahora, concretamente hace dos meses, decidió confesar también en el caso Montecarlo. "Ahora sé qué es una malversación. Pensaba que con el ‘disfraz’ no estaba cometiendo ninguna irregularidad", "sé que no tengo razón y confieso lo que hice en cada momento", afirmó.