Por ACN
Canarias tuvo en el año 2003 la tasa de mortalidad más baja del Estado español, al registrar 669,2 defunciones por cada 100.000 habitantes, según los datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Pese a este dato positivo, achacable a una mayor juventud de la población canaria respecto a la de la península, se constata el impacto de la diabetes en Canarias, al tener esta enfermedad una mortalidad superior a la media del Estado.
Los datos sitúan al Archipiélago con una mortalidad muchísimo más baja que la mayor parte de comunidades españolas, donde el mayor envejecimiento se hace notar en esta estadística. Así, la tasa más alta corresponde a Asturias (1.202,9), Aragón (1.120,2) y Galicia (1.102,7). Respecto a las más bajas, a Canarias le sigue la comunidad de Madrid (734) y Murcia (776).
El Archipiélago presenta las tasas de mortalidad más reducidas en ocho de las principales 16 causas de muerte en España, como las enfermedades cerebrovasculares, la insuficiencia cardíaca, el cáncer de bronquios y pulmón, las enfermedades crónicas de las vías respiratorias inferiores, la enfermedad de Alzheimer, el cáncer de mama de mujer, la insuficiencia renal y el cáncer de estómago.
Además de estas ocho enfermedades mencionadas, la mortalidad en Canarias está por debajo de la media estatal en fallecimientos por demencia, cáncer de cólon, cáncer de próstata, enfermedad hipertensiva o en muertes a raíz de los accidentes de tráfico. Por encima de la media española en la causa de los fallecimientos en Canarias están las enfermedades isquémicas del corazón, el cáncer de estómago y la diabetes.
En este último caso, el de la diabetes, se constata su impacto en el Archipiélago, puesto que la mortalidad en Canarias por esta enfermedad se sitúa en 30,37 fallecidos por cada 100.000 habitantes, la tasa más alta del Estado junto a Ceuta y Melilla, donde la tasa es sólo dos décimas más alta que en las Islas. La tasa de mortalidad por diabetes en España se sitúa en el 24,04.
En el ámbito nacional, la encuesta del INE evidencia el constante envejecimiento de la población española, achacable a la baja natalidad existente. En 2003, la tasa bruta de mortalidad aumentó en un 2,7 por ciento, al situarse en 916,16 fallecidos. De la encuesta, destaca la repercusión que en los meses de verano tuvo el golpe de calor, puesto que en junio, julio y agosto de 2003 fallecieron 12.919 personas más que en los mismos meses de 2002.
Está por debajo muertes por demencia, cáncer de cólon, cáncer de próstata, enfermedad hipertensiva o en muertes a raíz de los accidentes de tráfico
Por encima de la media, están las muertes por las enfermedades isquémicas del corazón, el cáncer de estómago y la diabetes