Los enfrentamientos más o menos personales que en los últimos tiempos mantiene la concejal de Urbanismo de Arrecife, Nuria Cabrera, con algunos medios de comunicación de Lanzarote, han pasado a ser de interés público a raíz de la carta escrita por la concejal y su marido, Miguel Ángel Leal, en la que citan al periodista Francisco Pomares y utilizan una de las frases del artículo publicado en el diario La Provincia el pasado 14 de octubre,en el que se menciona "cierta nave industrial con categoría de almacén que tiene instaladas ya hasta las escaleras mecánicas",enunciado que deja ver la posibilidad de que esa edificación, propiedad del grupo empresarial de Eduardo Spínola, sea convertida en centro comercial cuando tendría licencia para menesteres industriales.
Los concejales de Alternativa Ciudadana en el Ayuntamiento de Arrecife, Andrés Barreto y Ginés Quintana, se han mostrado indignados al ver que era la responsable de Urbanismo quien incluía en su carta la insinuación de la posibilidad de la existencia de aspectos ilegales en la nave de Spínola. Según Andrés Barreto, "si una responsable de Urbanismo tiene conocimiento de que hay una ilegalidad, lo lógico es que ejercite su misión fiscalizadora y no intimide con declaraciones públicas".
Por este motivo, han presentado ante la Secretaría del Ayuntamiento una moción en la que solicitan que Nuria Cabrera informe al Pleno del estado de la licencia de la nave industrial, si la obra se ajusta al permiso concedido y, en caso contrario, qué iniciativas legales ha tomado para reponer la legalidad.
Nuria Cabrera mantiene que en su escrito, sólo hace referencia al artículo de Pomares y que no es una afirmación suya la insinuación sobre la posible conversión de la nave industrial en centro comercial. En cualquier caso ha declarado a La Voz que, ante la denuncia pública de Francisco Pomares, ya ha elaborado un requerimiento para que los técnicos de urbanismo del Ayuntamiento visiten las obras de la nave de Spínola, "para ver si se ajusta o no a la licencia que tiene".
La concejal asegura que esa obra tiene "una licencia para actividades clasificadas" y que la empresa "ha solicitado modificaciones" de la misma. Aunque Nuria Cabrera reconoce no saber a ciencia cierta el contenido de esa licencia, sí sostiene que ese tipo de permisos permiten el "comercio menor de toda clase de artículos".