"Canarias es una región que está muriendo de éxito por el turismo. Tiene un número de turistas muy por encima de sus posibilidades", explica el investigador predoctoral del Consejo Superior de Investigaciones Científicas Alberto Ucero en una entrevista con La Voz
El modelo turístico de desarrollo canario ha sido objeto de críticas desde hace décadas. La lucha ecologista en Lanzarote, encabezada por el artista César Manrique, llevó a la aprobación a comienzos del siglo de una moratoria turística para frenar el crecimiento desmedido en la isla y en el resto de Canarias. Ahora, dos décadas después la situación actual lleva a la calle a la población de las ocho islas para pedir el final del turismo de masas.
"El problema del modelo turístico es que no tiene límites, es imposible que con la cantidad de turistas que nos visitan cada año se pueda respetar la conservación de los espacios naturales y las zonas donde habitan especies protegidas, algunas de ellas amenazadas", resalta el investigador predoctoral.
Por ello, "directamente cualquier actividad que realicen, tanto turistas como locales, va a crear una afectación a los ecosistemas y a la biodiversidad en todos los sentidos, desde las molestias directas a la fauna, la contaminación debido al consumo de recursos, los vertidos de aguas residuales al mar sin previa depuración, como ocurre con algunos emisarios, la producción de una gran cantidad de residuos, así como el uso sini regulación ni vigilancia de los parajes naturales por un importante número de turistas", continúa Ucero.
Además, el modelo actual busca "el mayor rendimiento económico a corto plazo, sobre todo para los empresarios del turismo y la construcción, y eso es lo que está provocando que la fauna y la flora, incluso el paisaje, se vean afectadas por el exceso de construcciones, de vertidos de residuos, de actividades que degradan los ecosistemas, lo que afecta a la calidad de vida de las personas residentes", como también, "la experiencia que se lleva el turista".
Esta llegada de viajeros sin límite ha obligado al Cabildo de Lanzarote a tomar la decisión de controlar las entradas de visitantes en el Volcán de El Cuervo y en Caldera Blanca, también a dejar la puerta abierta para continuar con el control en otros espacios para prevenir más afecciones medioambientales.
Además, ha puesto sobre la mesa la necesidad de preservar los entornos naturales, como playas, volcanes o espacios protegidos. "El turista no viene buscando algo que se puede encontrar en otras partes del mundo, sino una experiencia única que es la que proporcionan los paisajes de Canarias y biodiversidad que forma parte de ellos", defiende el investigador del CSIC.
Sobre cómo atajar esta sobrecarga, el científico expone que "habría que pensar en el cambio de ese modelo turístico y económico, en proporcionar un turismo de mayor calidad, poniendo límites al número de turistas a través de una moratoria turística", y también, "implementando impuestos que ya existen en otras Comunidades Autónomas de España y en otras partes del mundo". En esta línea, sitúa la posibilidad de establecer una tasa turística que revierta en la mejora de los espacios naturales y en medidas para proteger el medioambiente.
En esta línea, indica que las Islas Canarias tienen "una carga de turistas superior a la que puede soportar su superficie, que es muy pequeña". El Archipiélago español con un tercio de la superficie de Hawái (7.492 kilómetros cuadrados) y casi el doble de su población (2,2 millones de habitantes), recibió 16 millones de turistas extranjeros el pasado año y las islas estadounidenses 9,3 millones, un 42,9 % menos.
Canarias cuenta más turistas que países enteros, como es el caso de Costa Rica, que con 51.179 kilómetros cuadrados recibió 2,4 millones de turistas por vía aérea el pasado año. En este sentido, Ucero añade que "países como Brasil también recibieron menos turistas que Canarias, alcanzando los seis millones el pasado año".
Las consecuencias del cambio climático
A la presión turística, se suman las consecuencias del cambio climático en las islas. "Los pronósticos que se realizan desde los grupos de investigación expertos en cambio climático es que cualquiera de los fenómenos extremos, como pueden ser la subida del nivel del mar, vientos, oleaje, sequías, etc. están relacionado con el cambio climático, fruto de las actividades que desarrolla el ser humano", resalta el investigador.
Todos estos fenómenos harán que las islas, más sensibles a los efectos del cambio climático que los territorios continentales, sean cada vez más inhabitables.
El cambio climático está provocado, principalmente, por los gases de efecto invernadero, en concreto, por el dióxido de carbono, el óxido nitroso, el metano (proveniente sobre todo de la industria ganadera) y el ozono.
"En la última década han ido aumentado de manera muy alarmante, provocando un calentamiento global, lo cual se ve reflejado en un aporte de energía a la Tierra, proveniente de la contaminación que, llegado a un punto es liberada en forma de olas, una subida del nivel del mar repentina, vientos de alta intensidad, etc.", explica.
"Si Asia, India y Estados Unidos siguen con el nivel de contaminación que tienen actualmente, las medidas que se tomen a nivel local puede que no sean suficientes para frenar la subida del nivel del mar debido al deshielo de los polos. La subida del niveld el mar en Canarias afectaría al 4% de las viviendas". Así expone que lo único que se puede hacer es "advertir a la gente que vive en primera línea de costa con riesgo de inundación de que, según los modelos de subida del nivel del mar, antes del año 2050 sus casas van a estar inundadas por el mar y buscar una solución".
Además, indica que "no hay ninguna barrera que lo vaya a parar". De este modo, explica que lo que habría que hacer es "buscar una alternativa habitacional para las personas que se verán afectadas. Una vez se constatase que efectivamente la subida del nivel del mar junto a fenómenos extremos está empezando a afectar a ciertas zonas urbanizadas, el hecho de que se demolieran esas viviendas antes de que el nivel del mar suba más todavía favorecería que la subida progresiva del nivel del mar no tuviera consecuencias catastróficas".
"Obviamente cualquier propietario estaría en contra [de la demolición] hasta que no llegue el nivel del mar a su casa, pero cuando ya sea habitual que su propiedad se inunde, probablemente sea imposible vivir en esas casas", expone Ucero.
Por último, el cambio climático afecta a las especies en relación a la disponibilidad de alimento, ya que "si no hay precipitaciones, no hay vegetación y si no hay vegetación, no hay artrópodos. Por lo tanto, no habría vegetación ni insectos para que los vertebrados pudieran alimentarse. Esto es algo que ya se ha comprobado que está afectando a algunas de las especies, disminuyendo la productividad anual. Si cada año hay un menor número de crías y no hay un reemplazamiento de los adultos que mueren, dichas especies irán camino de la extinción, más aún teniendo en cuenta la gran cantidad de endemismos que hay en las Islas Canarias".