"Históricamente, el turismo ha contribuido a incrementar la escasez de recursos hídricos en muchas regiones del mundo", lo que ha "requerido realizar inversiones clave" para aumentar la disponibilidad del agua y de infraestructuras de saneamiento y depuración. Así lo refleja el estudio Fundamentos para la medición de la sostenibilidad del turismo, elaborado por las dos universidades públicas canarias.
Esta investigación expone que el aumento de valor del agua, inducido por el turismo, "puede contribuir" a "desplazar" otras actividades económicas, sobre todo del sector primario, así como "generar problemas de rivalidad y conflictos sociales".
El texto indica que "una adecuada cogobernanza", en la que se garantice los derechos de acceso al agua entre sectores y regiones, puede atajar esas diferencias. Sin embargo, el cambio climático y el aumento de la escasez de este recurso fundamental "pone en cuestión estos acuerdos institucionales, especialmente en regiones intensamente turísticas" como Canarias y Baleares.
La alternativa propuesta para poner solución a esta situación es la colaboración entre la industria del turismo, las comunidades locales, las distintas administraciones publicas y las organizaciones ecologistas.
Así, en este punto denuncia "la falta de información fiable" sobre el consumo de agua en la industria turística. Incluso añade que la mayoría de actividades "son invisibles en las redes de servicios municipales de abastecimiento, saneamiento y depuración" de aguas o en la red de recogida y transporte de residuos" y que esto dificulta "la medición de sus impactos ambientales".
Los grandes flujos turísticos "suelen concentrarse en tiempo y en espacio en regiones tradicionalmente áridas y secas", es decir, en destinos de sol y playa. Esto conlleva una "sobreexplotación de los recursos locales" y una intensificación del consumo de agua. Es aquí donde los impactos del cambio climático agravan los problemas de escasez y "el deterioro de ecosistemas" a causa de la contaminación.
El estudio incide en que otras investigaciones ya han alertado de la "elevada huella hídrica" que tiene la actividad turística por el "gran volumen de desperdicios" de alimentos, el "gran volumen de alimentos proteicos en la alimentación de los turistas, principalmente el volumen de carne, que genera la mayor huella hídrica" y el consumo energético derivado del transporte aéreo de los alimentos "desde lugares remotos" y su impacto "en la huella hídrica de las regiones, especialmente insulares".
La investigación resalta que "actualmente no existe información estadística oficial" en la que se refleje el consumo y las necesidades del agua en el sector turístico. Hay estudios que muestran "que los consumos oscilan entre los 361 y los 600 litros diarios en hoteles de cuatro y cinco estrellas" y, en el caso de las actividades recreativas, destaca el consumo de los campos de golf y las grandes infraestructuras para eventos y convenciones.