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Cómo el cambio climático pone en riesgo la vida de Lanzarote en torno a las costas

El doctor en ingeniería de costas íñigo Losada expuso que en los peores escenarios futuros, con mayor frecuencia de episodios extremos se hundiría parte del centro Arrecife

Conferencia Iñigo Losada (Foto: José Luis Carrasco)

El aumento de la frecuencia de las olas del calor, la subida del nivel del mar o cómo el cambio climático marcará el tablero mundial en los próximos años ha sido el centro de la ponencia ofrecida por el experto en ingeniería de costas, cambio climático y energía offshore Íñigo Losada durante su conferencia en la Fundación César Manrique de Lanzarote este pasado jueves. 

Losada es uno de los especialistas mundiales en el análisis del impacto del cambio climático en la Tierra y ha visitado la isla para ofrecer una conferencia sobre Riesgos y adaptación al cambio climático en la costa canaria. Además, es doctor en Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos y ha dirigido estudios de riesgos y adaptación del cambio climático en una treintena de países. También lo ha hecho en Canarias. Durante su conferencia en Lanzarote resaltó la importancia de entender la costa "como un conjunto de sistemas" que no entienden de divisiones municipales y no se componen solo por una playa, un pueblo pesquero o un sistema dunar. 

"Una parte muy importante de nuestro PIB está muy vinculado a la costa y eso significa que estoy acumulando vulnerabilidades en esa zona, por lo que la probabilidad de tener grandes riesgos es mayor", arrancó el experto al comienzo de su intervención. En este espacio se acumula "todo lo peor", por su localización entre el mar y la tierra. Asume la subida del nivel del mar, el calentamiento del agua, pero también las escorrentías o las lluvias. 

Peligrosidad, vulnerabilidad y exposición

Para poder actuar ante el inminente cambio climático y su afección a las costas canarias, primero hay que entender cuáles son los riesgos a los que se enfrentan las Islas. Entre ellos se analizan tres factores indispensables: la peligrosidad, la exposición y la vulnerabilidad.

Este experto explica que en la peligrosidad interviene cómo cambia la situación natural del mar, pero también en cómo afecta la subida del nivel del mar, el calentamiento del agua o la acidificación de los océanos. "No es lo mismo cruzar una calle por la que no pasa nadie a cruzar una donde pasa gente en bicileta, coches o camiones", ejemplificó Losada.  Así pues añade que entonces entra en juego otro factor: la exposición. "No es lo mismo cruzar una calle de cinco metros que una autopista de cinco carriles, porque voy a estar más tiempo expuesto", continuó con el símil. El ingeniero aseguró que cuanto más se construye en la costa más riesgo existe de sufrir pérdidas o daños.

Para concluir este experto habló de la vulnerabilidad. "En función de cómo construya, de cuáles sean los elementos de reducción de riesgo o el estado de salud de un ecosistema su vulnerabilidad puede ser mayor o menor", atestiguó Losada. En este sentido diferenció entre sistemas naturales, como pueden ser las dunas, los acantilados o los corales, de los sistemas humanos como los asentamientos o el turismo. "Si aumento el nivel del mar, si aumento mi exposición o si aumento mi vulnerabilidad habrá más riesgo", revela Íñigo Losada. 

Por ejemplo, en Lanzarote la central que nutre de electricidad a la isla se localiza junto al mar en Las Caletas, el Aeropuerto está situado muy cerca de la costa o los alojamientos turísticos están en su mayoría junto al mar.

La central de Las Caletas, uno de los puntos en peligro por la subida del nivel del mar (Foto: Andrea Domínguez)

La subida del nivel del mar

Ante esta realidad que parece inevitable, los grandes expertos mundiales están barajando los escenarios posibles en los que se encontrará el planeta en función de cómo se consiga disminuir o no la emisión de gases de efecto invernadero. Para atajar esta problemática existen dos fórmulas: mitigación y adaptación. 

La descarbonización del planeta es la única manera hallada por los investigadores para mitigar los efectos del cambio climático. De modo que, lo único que podría frenar este avance y evitar que nos coloquemos en el peor de los escenarios es tratar de reducir lo máximo posible las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar los sumideros para luchar contra el calentamiento de los océanos y la subida del nivel del mar. 

Como no se muestran optimistas con este escenario, se ha planteado una segunda baza: la adaptación. "No va a desaparecer la costa, va a cambiar tal y como la conocemos. Va a ser impensable reconstruir los paseos o reponer las playas cinco veces al año", señaló el experto en ingeniería de costas, cambio climático y energía offshore durante la conferencia. En los peores escenarios climáticos los fenómenos atmosféricos como las inundaciones se repetirán de forma cada vez más frecuente por lo que no será sostenible rehabilitar espacios proclives a sufrir estos estragos. 

Por ejemplo, en escenarios de grandes emisiones, el nivel del mar subirá mucho, hasta 1,10 metros más en 2100. En el caso más desfavorable estaríamos hablando de tasas de hasta 20 milímetros anuales, según expuso el experto.

"Eso no hay quien lo soporte. La costa tal y como la tenemos hasta ahora no podríamos adaptarla", avistó Losada.

"No vamos a ser capaces de reducir el CO2, vamos a seguir sufriendo impactos, pues vamos a reducir el impacto de ese riesgo o ver cómo podemos vivir en un mundo con más riesgo", añadió. Para hacer frente a esta realidad, Canarias ya realizó en colaboración con el Ministerio de Transición Ecológica y bajo la dirección de Grafcan un plan específico para localizar vulnerabilidades y encontrar un modo de salvaguardar las estructuras localizadas en los espacios costeros. Por ejemplo, Canarias tiene un plan de adaptación para todos los puertos regionales.

Los objetivos reales de adaptación se realizan por puntos concretos y no para una zona entera. "Si no conocemos el riesgo nunca vamos a poder saber dónde o cuándo adaptarnos", desveló. Durante estos trabajos, Grafcan pudo identificar cuál será la línea de costa de Canarias durante las próximas décadas para poder atajar así qué elementos estarán en peligro y poder tratar de salvaguardarlos. En ese objetivo, el Archipiélago estudió la peligrosidad, la erosión, y la inundación sobre la población, infraestructuras, tejido productivo, patrimonio y ecosistemas. A pesar de haber otros elementos, se estudiaron únicamente estos tres puntos porque eran los más desconocidos en las Islas. 

El caso de Lanzarote

El experto en ingeniería de costas, cambio climático y energía offshore, reveló que el océano absorbe parte del calor que se produce por el incremento del efecto invernadero y capta gran parte del CO2. "Si no fuera por el océano, la situación en la Tierra sería catastrófica", señaló.

"Cada vez más eventos extremos. El nivel del mar está afectando en todas partes. En Canarias estamos en el entorno de cuatro milímetros anuales, lo que tiene mucha importancia en el retroceso de las playas", adelantó

Durante su ponencia expuso el caso particular de Arrecife, donde en los peores escenarios futuros, con mayor frecuencia de episodios extremos se hundiría parte del centro de la capital. Entre ellas, la zona de la Plazuela. 

La erosión de las playas es otro de los problemas a los que se enfrenta el Archipiélago. La pérdida de estos espacios costeros tienen dos puntos negativos: las olas no tienen donde romper y aumenta el riesgo de inundación y afecta a la industria turística de las islas. En algunos espacios de Lanzarote, por ejemplo en Famara, se perderán de 25 a 40 metros de playa. 

Esta investigación sirve para alertar a los responsables políticos dónde se deberán adaptar y trabajar para evitar los daños por la subida del nivel del mar. Este trabajo recoge los índices por espacios y muestra las zonas donde más se podrán sufrir estos daños. 

Mapas de los eventos extremos y posibles riesgos de inundación en Arrecife y Tías. Foto: Fundación César Manrique.
Toda esta situación provocará en el mundo el aumento de las pérdidas de bienes cercanos a las costas y ríos, pero también traerá consigo el aumento de los refugiados climáticos.