Una lectora de La Voz denuncia "falta de control" por parte de la Guardia Civil de Tráfico o de la Policía Local, "según la demarcación que les corresponda", en tramos de la carretera que une Arrecife, Tahíche y Haría. De igual modo pide más seguridad.
Esta mujer se queja de que hace unas dos semanas, en torno a las cuatro de la tarde, cuando subía por la carretera de Arrecife a Tahíche "se pusieron a hacer derrapes a toda velocidad en una rotonda ocupando los dos carriles de la misma". La lectora afirma que el vehículo estaba ocupado por tres jóvenes que llevaban las ventanillas bajadas y gritaban todo lo que podían.
"Yo iba con mi hijo pequeño y del pánico que me entró, tuve que apartarme y parar el coche a un lado, por miedo de que se chocase contra mi vehículo. Me costó reiniciar la marcha porque me temblaban las piernas del pánico que sufrí, seguí hacia Tahiíche para llegar hasta Haría y no había nada de vigilancia por la zona", expone en su queja esta lectora.
Situación que se repite
Una situación que, según señala, se volvía a repetir en la tarde de este domingo cuando, regresando de Haría, " íbamos una fila de coches a esto de 80 kilómetros por hora aproximadamente y sin esperármelo un coche nos sobrepasa a toda velocidad que yo diría que iría a 120 o 130 kilómetros por hora", asegura la mujer que, de nuevo tuvo que reducir la velocidad y apartarse "pero esta vez sin parar".
La lectora de La Voz asegura que suele ir a Haría una vez a la semana, generalmente los fines de semana, y que suele encontrarse "con este tipo de sorpresas". Señala que se ve obligada a reducir la velocidad "a la mitad de lo mínimo permitido" porque hay jóvenes "con sus coches tuneados que para hacer gala de sus gracias ponen en peligro a los demás".
Esta mujer pide más seguridad en esta carretera "no sólo cuando se producen los accidentes (como veo en muchas ocasiones a los guardias civiles avisando de que tenemos que reducir la velocidad, pero no como control si no por haberse producido un accidente in situ)". Así considera que "no hace falta ponerse en la rotonda por las noches para parar a personas que han salido a tomarse una copa, ya de día sin tomársela algunos, ponen en peligro a los ciudadanos".
Afirma que debido a esta situación también hay gente que "después de haber atravesado la isla en bicicleta a lo largo de muchos años, han tenido que dejar de hacerlo porque se sienten desesperados y desamparados porque no hay suficiente vigilancia".