Opinión

¿Y de los asesores qué?

Por Domingo García ¿Podemos los sufridos contribuyentes, criticar las acciones que pudieran llevar a cabo los distintos personajes que viven, y viven bien, del dinero público?Ahora en Lanzarote se ha puesto de moda, por parte de la clase ...

Por Domingo García
¿Podemos los sufridos contribuyentes, criticar las acciones que pudieran llevar a cabo los distintos personajes que viven, y viven bien, del dinero público?Ahora en Lanzarote se ha puesto de moda, por parte de la clase ...

¿Podemos los sufridos contribuyentes, criticar las acciones que pudieran llevar a cabo los distintos personajes que viven, y viven bien, del dinero público?

Ahora en Lanzarote se ha puesto de moda, por parte de la clase política, el denunciar, unas veces en los medios de comunicación, otras en los juzgados, a todo aquel que de una forma u otra a podido tomar, y nunca mejor dicho lo de tomar, el dinero público de forma un tanto irregular, digamos que por servicios prestados, servicios que nadie ha visto: ni están, ni se les espera.

Mientras, los contribuyentes mirándonos la nómina y comparando lo fácil que sería llegar a fin de mes, si fuéramos amigo, compañero o compadre de algún político mandamás para poder vivir del cuento, o mejor dicho, del asesoramiento o realización de estudios.

En las instituciones públicas de Lanzarote y fundamentalmente en el Cabildo, se ha podido ver en estos días cómo los nuevos dirigentes cabildicios han salido ante la opinión pública con informaciones que de ser ciertas, dejan en muy mal lugar a los anteriores responsables políticos, pero también a diferentes personajes, que durante mucho tiempo han pasado por la sociedad de la isla como los mas acérrimos defensores de la legalidad, la honestidad y la escrupulosidad de la vida política de Lanzarote.

Llegados a esta situación, cabe preguntarse: ¿Podemos nosotros, como contribuyentes, criticar, opinar, de todo aquel que se beneficia del dinero público? ¿a quién se le debe pedir responsabilidades, al político que le sitúa y paga con dinero que es de todos o aquel, que aprovechándose de su relación con el político de turno, se saca la tajada, de forma poco honesta, cuando no ilegal, enriqueciéndose de forma descarada, sin aparente responsabilidad penal o pública?

Entiendo que todo aquel que de una forma u otra toma parte en el reparto del dinero público debe ser responsable de sus actos y ser consiente de que por ello pueden ser vigilados y cuestionados, independientemente de si su responsabilidad es debido a un cargo político, administrativo o laboral. Todo aquel que toca un céntimo público, debe estar expuesto a la fiscalización pública.

Estando de moda los asesores, algunos necesarios, otros, simplemente vividores, se observa por parte de estos últimos como cada día son mas "listos", se perfeccionan a sí mismos. Ya no les basta su buen sueldo, ahora se crean sus propias empresas para después poder recomendárselas a sus aconsejados políticos: estiman que no hay mejor empresa que la suya propia y así, de camino, poder rascar algo mas del presupuesto.

Ahora, directamente y si tapujos, ¿se repartirán los beneficios el político y el asesor, que pone su empresa al servicio de éste? Yo tengo derecho a considerarlo, pues el dinero que esta en juego, también es mío y por lo tanto tengo todo el derecho del mundo a pensar que cuando alguien, el político, paga tan alegremente con un dinero que es de todos, por encima del valor real de los servicios prestados y que en demasiadas ocasiones esos servicios, nadie ha podido valorar, pudiera entender que el favor realizado es mutuo.

Es difícil, muy difícil, llegar a demostrar ilegalidades cometidas por los dirigentes y todos aquellos que giran a sus alrededor, hasta sus abogados los pagan con nuestro dinero, pero no por ello, los ciudadanos dejamos de sospechar, y cada día mas, de que en las instituciones públicas, muchos, demasiados, van sencillamente a llenarse los bolsillos, cuando no bobamente a robar. ¿O es que acaso, no es ése el pensamiento de la mayoría de los lanzaroteños?

Desgraciadamente, el sentimiento es que a quienes debería importarles que la población de la isla esté permanentemente hastiada de la clase política es a esos mismos políticos, que conociendo el pensamiento de los ciudadanos, lo único que hacen es burlarse, una y otra vez de éstos, con la creencia de que nunca les va a pasar nada y además, les vamos a seguir votando.