Tomando como ejemplo el actual revuelo que se ha montado en torno a las obras para la "dinamización" de la zona comercial de Playa Honda (la que yo veo como una "dilapidación" de dinero público), he llegado a la conclusión que nuestros políticos olvidan con mucha facilidad quién les ha puesto allí, y para quién trabajan. Se les ha ido de la cabeza la noción de que trabajan por y para el pueblo.
Sorprenden por tanto las declaraciones de nuestra alcaldesa que dice que "la resistencia al cambio es natural". No, mi inestimable conciudadana. Si hay resistencia mayoritaria al cambio, Usted, en última instancia, es la responsable de impedir que el pueblo se vea forzado a aceptar una imposición que no desee. Eso es Democracia, por mucho que a algunos les pese.
Como ya pasó con el plan de tráfico de San Bartolomé, el señor o señora (en aras de la igualdad) que redacta estos planes, se debe pasar por el arco del triunfo todo lo que es práctico o seguro para los ciudadanos e imponer de manera unilateral lo que él o ella piensa que es la mejor manera de hacer las cosas.
Da igual que el vecino tenga que duplicar el camino para llegar a su casa, con el consiguiente aumento en gasto de combustible; o que tenga que hacer mil "Stop" en callejuelas sin visibilidad ni capacidad para semejante tráfico, con el aumento evidente del peligro para la circulación; todo sea por el "bien" del vecino. Solo que ninguno de los citados vecinos ve mejoría alguna en su situación, y a fin de cuentas, eso es de lo que se trata, ¿no?
¿Quién sufraga al final el gasto extra en combustible?, o ¿quién se responsabiliza si hay un accidente en el que se sufran (que Dios no lo quiera) daños personales o materiales? Nadie. Y ese problema es el que aqueja a todo el panorama político español, el café para todos se ha puesto de moda. Da igual cuánto cueste y si se necesita o no. Además, como los famosos monos que no ven, no oyen y no hablan, nuestros dirigentes se empecinan en llevar adelante conceptos que en otros sitios han fracasado estrepitosamente. Claro, como al fin del mandato nadie le pide cuentas, ¿que más da que la sinrazón llevada a cabo haya servido para algo o no?
Véase el ejemplo de Arrecife: todos los comerciantes le pedían al Ayuntamiento que no acometiera la peatonalización de la Calle Real. ¿Hicieron caso? Claro que no. ¿Fue un éxito la operación? Pues por supuesto que tampoco.
Yo no soy ningún ingeniero de caminos ni especialista en la "dinamización" de poblaciones, pero me doy cuenta de que el éxito de, por ejemplo, los centros comerciales radica en tres cosas: hay aparcamiento, se puede pasear a cubierto y todo está en un mismo sitio. Punto. No hay más. Tanto en Arrecife como en Playa Honda se han cepillado la totalidad de los aparcamientos.
Dado que Playa Honda, no nos olvidemos, es una zona residencial, tampoco va a ser posible poner todos los comercios juntos. Y supongo yo (aunque aquí puede que me equivoque) que no irán a techar Playa Honda al completo… Y así, de tres cosas, han fallado en tres. Pronostico por tanto que la intención tan fantástica del grupo de gobierno de convertir a Playa Honda en el motor económico del municipio fallará en dos cosas: 1º no funcionará y 2º complicará de manera considerable la vida a los vecinos.
Si es que no se puede negar que los políticos que tenemos, o tienen complejo de Dios, o sus capacidades de razonar están aún peor de lo que pensaba. La izquierda quiere que la política sea accesible a todos los ciudadanos, dando igual su procedencia o preparación, y la derecha que todos sean tecnócratas. Ahora yo me pregunto: ¿Es conveniente que - por ejemplo - el concejal de Urbanismo no tenga ni idea de su Consejería y no sepa hacer la O con un canuto? Pues creo que no.
¿Sería conveniente que toda función pública solamente pueda ser desempeñada por una persona con la preparación necesaria para ello? Pues tampoco, porque truncaría de manera importante el acceso de todos los ciudadanos a determinados puestos. El problema - cuya solución desconozco, lo admito - es más jugoso de lo que pensamos. Creo que el primer caso sirve como catalizador para la corrupción, y el segundo potenciaría la autocratización de la política, y aquí volvemos a lo del complejo de Dios.
Estas son obviamente las limitaciones de nuestro sistema político. Podríamos hablar horas y horas de listas abiertas…etc,etc., pero ¿para qué? Éste es el sistema que tenemos y con él nos tenemos que apañar o movernos activamente para que cambie. De momento bastaría con pensar en las próximas elecciones, a quién queremos tener como alcalde y si queremos repetir con las imposiciones a la fuerza o no.
Por más que quiera, no puedo olvidar una cita de una famosa película de Walt Disney titulada "El Teniente Robinson" que dice "¡Dale autoridad a un mono, y se querrá hacer el amo!"