Por Gumersindo Bienes Reyes
El ánimo se entristece al comparar el estado actual de nuestras playas, sus aguas, su diversidad de hábitat, ante la posibilidad de que por acciones de elevado riesgo la petrolera multinacional Repsol, apoyadas por el PP, produzca en ...
El ánimo se entristece al comparar el estado actual de nuestras playas, sus aguas, su diversidad de hábitat, ante la posibilidad de que por acciones de elevado riesgo la petrolera multinacional Repsol, apoyadas por el PP, produzca en catas próximas a Lanzarote y Fuerteventura derrames o escapes de hidrocarburos (como le sucedió en el Golfo de México hace tres años), que arrase la economía turística en Canarias.
Agradecidos debemos de estar de la Naturaleza. Y no se paga con petróleo a sus aguas cristalinas que presentan múltiples colores que rodean a las islas habitadas por el peje verde, la breca, sama y la vieja, hasta la visita de ballenas con su surtidor que las delata. Asimismo, tampoco se paga con oro su clima (debido a la corriente marina de las Islas Canarias); visitadas reiteradamente por todos los hombres de los distintos climas de la Tierra.
¿Qué hacer? Parar un posible e irreversible desastre ecológico-económico, que afectaría económicamente a todos los habitantes de las Islas del Archipiélago canario a cambio de intereses privados para Repsol. No debemos olvidar que el motor principal de la economía de los canarios es el turismo por su clima, sus playas... Y si se produce un derrame o escapes reiterados. Las playas, sus costas y el mar se llenarían de chapapote; peces, crustáceos, aves, muchos mueren; y las potabilizadoras en las Islas dejarían de funcionar, porque sus filtros los obstruye el asfalto.
Entonces, ¿cómo será nuestro estado de ánimo, por impulsar el Gobierno de la Nación del PP a través del ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, las catas de Repsol a cambio de nada cuantificable?
Gumersindo Bienes Reyes, patrón de yate
