Nuestra ciudad nació a raíz de la expansión portuaria, configurándose en refugio naval para el comercio insular. Podemos decir que a Arrecife le queda muy poco patrimonio arquitectónico y que políticas como los derribos generalizados en la arquitectura clásica porteña que queda son una aberración sistémica.
El estilo porteño se caracteriza por una serie de elementos diferenciados dentro de las especificidades del “estilo canario”. Encontramos puertas y ventanas con arcos en la zona superior de estas entre otros elementos característicos o la profusión de casas bajas de una planta y en zonas concretas de dos. Esta tipología de viviendas son las que generan el paisaje urbano típicamente arrecifeño, como por ejemplo el entorno que circunda la fábrica “La Harinera”. Actualmente se observan varios ejemplos de estos grupos de viviendas en El Lomo entre otras áreas de la ciudad. Esta barriada fue y es un verdadero centro identitario de la ciudad vieja (popular y marinera). Toda urbe, debe tener zonas donde se adecuen las estrategias de diseño arquitectónico en pro de una vida social sostenible y que respete la propia idiosincracia. En esta zona entre otras del centro y de la totalidad del núcleo urbano, es necesario aplicar una propuesta conservacionista, que no intocable en lo referido a los edificios. El objetivo a cumplir ha de ser la conservación de oficios, comercios y una estética propia pero funcional para que este tipo de barrios céntricos se constituyan en corazones vitales y paralizar de esta manera la marginalidad y gentrificación de los mismos. Debemos de planificar una conservación estructural.
Si observamos con detenimiento las ortofotografías realizadas entre 1951 y 1957, podemos observar cómo la ciudad cohesionada se estructura alrededor del Charco de San Ginés y la zona portuaria. Este área aún conserva gran parte de la estética que conforma la identidad porteña. ¿No deberíamos de crear un plan de estilo y construcción propio para esta zona?
En las últimas semanas ha surgido una serie de polémicas debido a la urgencia con la que el Ayuntamiento de Arrecife quiere acabar con el escaso patrimonio especial y único que nos queda. Muchas veces parece como si se quisiera privar a la población lanzaroteña de disfrutar de una ciudad viva y única. Si nos movemos hasta Santa Cruz de La Palma, veremos de una manera clara y evidente como han sido capaces de conservar y mantener vivo ya no solo su estructura con una marcada identidad propia, sino aquellas edificaciones que por sus particularidades y monumentalidad se tornan únicas. ¿Por qué se quiere privar a la ciudadanía de disfrutar de una ciudad dinámica, avanzada y que respeta su propia cultura?
Entiendo que existen muchos retos, quizás el más acuciante es el elevado número de inmuebles abandonados o con conflictos privados entre los propietarios. Puede parecer un problema imposible de solucionar, pero existen mecanismos administrativos y legales para atajar de una vez esta lacra que degeneran de manera incesante la ciudad.
Otra problemática es el escaso trabajo de acondicionamiento y mejora de la accesibilidad de las calles, plazas e infraestructuras de los barrios, que tras años de abandono han quedado en un grado de ruina extremadamente preocupante. Si a ello le juntamos un escaso arbolado público y un desprecio absoluto por los jardines de la ciudad, encontramos un panorama desolador.
¿Y el pintado de las fachadas y laterales de las viviendas? Cualquiera que pasee a pie por el entramado urbano, verá que la ciudad da la sensación de inacabada, sucia visualmente y abandonada.
En definitiva, los problemas de Arrecife son estructurales y definen nuestra manera de relacionarnos con la misma. Se que es duro admitir que hemos fracasado como sociedad, que nuestra política no ha estado a la altura, pero cuanto antes lo admitamos mejor. Hemos fracasado, errado, equivocado y en muchas ocasiones se dirige la ciudad desde perspectivas puramente personalistas o egoístas, beneficiando los intereses de unos pocos. Estamos sentando las bases para cuidar de nuestro patrimonio singular y monumental, el cual se encuentra en un estado crítico, pero no podemos olvidarnos de cuidar y asegurar el patrimonio popular, identitario y significativo de la ciudad de Arrecife. De verdad creo que podemos salvarla y convertirla en una de las mejores localidades canarias para vivir.
J. David Machado Gutiérrez