Nos queda una resaca un tanto extraña de la celebración del Día de Canarias. Una celebración a la que este año en particular no me he sumado. El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Pesca me ha aguado la fiesta, y aún sin haber asistido sufro dicha resaca. El pasado 29 de mayo, como muchos de ustedes ya saben, los responsables de aguarnos la fiesta y el futuro también, aprobaron una declaración de impacto ambiental (normalmente debe ir escrito con mayúsculas, pero esta declaración no se merece ni el más mínimo respeto) a trompicones, rápido, tan rápido y mal como le ha exigido Repsol.
Se volverán a presentar recursos por parte de instituciones y ONGs ecologistas con el fin de encontrar defectos que invaliden dicha declaración. Este juego continuará hasta que las dos partes pierdan o las dos partes ganen. Si finalmente se extraen hidrocarburos habrá vencedores y vencidos a corto plazo, pero a largo plazo (término que desconocen nuestros políticos) todas las partes saldrán perdiendo.
"¡¿ONGs ecologistas?!, si es por ellos no se hace nada". Éste es un argumento que han utilizado muchos políticos tanto desde este partido como de tantos muchos otros. Especialmente llamativo es el caso del Catálogo de Especies Protegidas, aprobado por el Gobierno de Canarias en septiembre de 2010 mediante la Ley 4/2010 del Catálogo Canario de Especies Protegidas, en contra de la opinión de los expertos de las dos universidades canarias, las cuales se financian con fondos públicos destinados a mejorar el conocimiento del medio en el que vivimos, y de esta manera gestionarlo de la manera más eficaz posible en cuanto a la obtención de recursos materiales y emocionales.
Es muy importante para el ciudadano saber que dentro de este tipo de ONGs, aparte de ecologistas hay ecólogos, biólogos, licenciados en Ciencias Ambientales, Ciencias del Mar, químicos, abogados y un sin fin de profesionales que justifican la correcta gestión del medio, basándose en principios ecológicos, en la experimentación y en la veracidad de los resultados de dichos experimentos, con el último fin de sacar unas conclusiones, en cuanto al comportamiento del Ser Humano como especie dentro de la Biosfera , los impactos ambientales que genera en ella y, más importante aún, a la manera de prevenir dichos impactos.
Nunca se nos ocurriría dejar en manos de un político, que no fuera arquitecto, la construcción de nuestra propia casa, por la alta probabilidad de que el techo se nos caiga encima. Sin embargo, a menudo, se aprueban leyes que contradicen los principios ecológicos y permiten que nuestros pueblos y ciudades se cimienten sobre suelos cada vez más contaminados y agotados de fertilidad, por una mala o inexistente gestión al hacer caso omiso de la opinión de los expertos. El medio ambiente también tiene un techo y los pilares que lo sustentan ya están corroídos por la ignorancia y la avaricia.
Volviendo al tema de las prospecciones y la extracción de hidrocarburos, me gustaría mencionar el hecho de que, viviendo en el "país de las piruletas", se pueda llegar a pensar que las prospecciones y la extracción no van a provocar impactos significativos. Se hacen las prospecciones con mucho cuidado, extraemos el combustible sin derramar una gota, y entonces tendremos que arrodillarnos ante los defensores de las prospecciones y la extracción de petróleo. Pero falta una pregunta: ¿Qué se va a hacer con ese combustible? La respuesta: quemarlo, produciendo ingentes cantidades de gases de efecto invernadero.
Chris Field, copresidente del Grupo de trabajo II del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) durante el Quinto informe sobre cambio climático, impactos, adaptación y vulnerabilidad llevado a cabo por este mismo grupo en marzo de 2014, afirmaba que "con niveles elevados de calentamiento por el aumento continuo de las emisiones de gases de efecto invernadero, será difícil controlar los riesgos y aunque se invierta de manera significativa y continuada en la adaptación, nos encontraremos con limitaciones". En este informe también se revela que solamente 90 entidades (compañías, empresas de propiedad estatal y estados) han generado el 63% de las emisiones de gases de efecto invernadero en nuestro planeta.
El debate se centra en el impacto de las prospecciones, algo que interesa mucho a Repsol y al Partido Popular, pero hay una amenaza infinitamente mayor y que une a todas las culturas y especies de La Tierra: el Cambio Climático. Repsol generaría cuantiosos beneficios de la venta de hidrocarburos y una parte de ese dinero iría a parar a las arcas del estado en forma de impuestos, pero: ¿quién pagará las pérdidas de cosechas, daños causados por temporales y lluvias torrenciales, incendios, y toda una serie de gastos directamente relacionados con el Cambio Climático?. El ciudadano. A mí las cuentas no me salen.
Esta decisión la ha tomado un gobierno democráticamente elegido por los ciudadanos. Y, ¿quién voto? Personas desinformadas (entre las que me incluyo). Votamos por inercia. Si se le ocurriera preguntar a alguien si se ha leído como mínimo un programa completo es muy probable que le responda que no. Haga una prueba. El programa electoral del PP para las elecciones de 2011 tenía 214 páginas entre las cuales se recogen "perlas" como: "Una economía competitiva requiere de fuentes de energía baratas, seguras y limpias".
El sufragio universal es un gran avance en un sistema democrático, pero puede resultar de gran interés a oscuros poderes que pretenden, y así lo consiguen, ganar unas elecciones nacionales con un simple lema e imprimiendo más carteles y de mayor tamaño que el resto de los partidos políticos. El ciudadano tiene derecho al voto, pero debe tener la capacidad y la responsabilidad suficiente para ejercer dicho derecho.
El debate no debe centrarse a corto plazo, pues la respuesta de un sistema dinámico tan grande como el planeta Tierra guarda cierta inercia y no se puede girar y cambiar nuestra relación hacia ella en el último momento. Nos despreciaría y nos guardaría rencor durante mucho tiempo, y ya sabemos que La Tierra tiene mucho carácter. La ciudadanía debe realizar un gran esfuerzo de autoaprendizaje, para conocer estos principios ecológicos y recabar información sobre temas relacionados con el Medio Ambiente, su conservación, su correcta gestión, modelos energéticos y políticas encaminadas a reducir el consumo de energía. Y digo autoaprendizaje porque no creo que a las personas que en estos momentos nos gobiernan les interese lo más mínimo apostar por una educación que promueva la sostenibilidad.
Para las próximas elecciones tengan en cuentan estos principios, porque para la inmensa mayoría de los españoles, según reflejan las encuestas, el principal problema de este país es la falta de trabajo. Un trabajo que necesita de los recursos que se generan en el Medio Ambiente.
*Juan Francisco Rodríguez García, licenciado en Ciencias del Mar y educador ambiental.