No hay partido pequeño

12 de febrero de 2016 (17:06 CET)

En este escenario nuevo que nos hemos encontrado, tras las pasadas Elecciones Generales, y que ha sido voluntad del pueblo al que servimos, no hay un solo partido que no cuente, en uno u otro sentido, por más que lo parezca entre las grandes estructuras de las cuatro formaciones más votadas.

Ha sido, precisamente, la aparición de nuevas fuerzas, con todo lo que ello conlleva, el principal motivo de que el arco parlamentario sea hoy más diverso y esté más atomizado que nunca. Pero eso no puede ni debe ser negativo.

Haciendo un análisis, siempre crítico, no es menos cierto que los votantes nos han enviado un mensaje claro que no podemos ignorar: Entiéndanse. Dialoguen. Pacten. Hablen. Y en esa tesitura estamos, poniendo sobre la mesa los asuntos para cuya defensa nos votaron los hombres y mujeres de Canarias, con la misma vocación con la que llegamos por primera vez al Congreso, tendiendo puentes e intentando contribuir a que se resuelva, cuanto antes, esta ausencia de Gobierno en la que no podemos continuar mucho tiempo más.

Al tiempo, nos movemos en la precipitación de los acontecimientos de los últimos días, que contrasta con la lentitud de estos dos meses anteriores donde nada sucedía porque no sucedía nada. Así que, cuando esto escribimos, hemos escuchado, como en una cantinela que, por repetida, se nos hace indigesta, que el señor Rajoy solo quiere un Gobierno presidido por él mismo, y el señor Sánchez, como es obvio, no tiene a estas alturas interés alguno en entenderse con el Partido Popular, porque ya ha decidido que "quiere el cambio político". Ha sido la suya una reunión de puro y absoluto trámite que se agradece --siquiera porque ahora, en la política, todo son gestos-- pero que no arroja nada de luz a una situación que empieza a parecerse, para nuestra decepción, al famoso Día de la Marmota.

Por otro lado –si la cosa no ha cambiado antes de que estas palabras se publiquen-- Podemos intenta de nuevo marcar la agenda anunciando que presentará un documento a Sánchez, con las responsabilidades y áreas bien definidas, en el que han trabajado propios y extraños (afines a los propios). No estaría mal, si no fuera por un pequeño detalle: es al PSOE a quien se le ha encomendado formar Gobierno. Y, de momento, en tanto no se constate un fracaso en ese intento, deberían ser los socialistas los que marcaran la pauta en este concierto.

Mientras, en Canarias, el único partido nacionalista, Coalición Canaria, al que represento, está inmerso en un proceso de renovación profunda, necesaria, de recuperación y puesta en valor de nuestra esencia y nuestros logros, que es mucho más que un 'lavado de cara', como pretenden hacer ver nuestros adversarios, que no enemigos. Enemigos no hay en esta nueva situación en la que, si logramos estar a la altura y tener sentido de Estado de un lado y otro, podremos obtener grandes avances como sociedad, aprovechando la  oportunidad única que se nos presenta. Tampoco hay partidos pequeños. Un voto en el Congreso, por poco que parezca, vale para inclinar la balanza a uno u otro lado, para conseguir acuerdos beneficiosos y no dejar que se avance por caminos sin retorno. Un voto puede ayudar a construir, en el escenario actual, un mejor futuro para Canarias. Y puede impedir que se aprueben leyes contra los que menos tienen y más necesitan. A  favor de un Estado más solidario, donde se tengan en cuenta singularidades y hechos diferenciales tan evidentes como los del archipiélago canario. Un voto, el nuestro, como el de cualquier otra formación pequeña, en una situación que ya no se puede analizar con las reglas de la política tal y como la habíamos conocido, multiplica su valor cuando hay que sacar adelante proyectos, leyes y hacer avanzar a un país sin mayorías absolutas. Hoy, como nunca antes había sucedido, debemos tener muy en cuenta a aquellos partidos con menor número de escaños porque no podemos ignorar a sus votantes, ni soslayar una realidad demostrada por los acontecimientos que se van sucediendo cada día.

Es bueno tener presente que nuestro voto, que cuenta como nunca, será, como siempre, un voto para Canarias.

 

Ana María Oramas, Diputada de Coalición Canaria en el Congreso

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