En una serie denominada "La otra cara", la periodista Esther Esteban viene cada semana entrevistando a los principales líderes nacionalistas del Estado español. La serie se publica en el suplemento dominical Magazine, del periódico El Mundo; y cuenta con la fotógrafa Chema Conesa para ir retratando a los entrevistados en un escenario con carga ideológica a doble página y en color. El primero de la serie fue Carod-Rovira; que se fotografió con el Mediterráneo a su espalda, situándose al lado de la senyera de Cataluña, que como un telón de un teatrillo portátil exhibía en vertical sus cinco barras amarillas y cuatro rojas. Una enseña que procede de cuando Ramón Berenguer IV fundara el Reino de Aragón.
La siguiente semana Conesa fotografiaba a Anxo Quintana, que posaba sentado en un banco de piedra, con un puente romano de fondo, mientras que atada a dos chopos colgaba la bandera oficial de Galicia; inspirada en la insignia de la Comandancia Naval de La Coruña, que por ser la última enseña que los emigrantes veían cuando abandonaban su tierra, acabó considerándose como la bandera de Galicia.
La tercera fotografía correspondía a José Jon Imaz, que utilizó para la ocasión una ikurriña enorme, cuidadosamente colocada sobre un portabandera oculto por las exageradas dimensiones de la tela; como si la idea de sus creadores, los hermanos Arana, no fuera diseñar un estandarte, sino un traje de novia; pues de igual forma lo desplegaba Imaz por el suelo de un balcón que daba directamente a las cúpulas del Guggenheim.
Esta semana, la doble página del Magazine la ha reservado Chema Conesa para Paulino Rivero que ha elegido para fotografiarse la plaza de Guimar, delante de una franja de Océano Atlántico, mientras que sobre la línea del horizonte, en un mástil vertical ondeaba la bandera tricolor con siete estrellas verdes.
He descrito las fotografías porque éstas no dejan lugar a la confusión. Cada personaje es el que es, y cada cual refleja sus ideas en el decorado que elije. Luego viene el texto, que inevitablemente expresa la ideología de quien escribe. No quiero restar méritos a Esther Esteban, a la que admiro por la agudeza de sus entrevistas, y por la independencia de criterios que manifiesta en las tertulias en las que participa; pero todo escritor deja sobre el papel, aunque sean imperceptibles, restos de su ideología. Lo hace Esther Esteban cuando al describir los colores y franjas de la bandera de Canarias, añade:"la nacionalista incluye siete estrellas blancas".
En la fotografía de Chema Conesa se distingue claramente que las estrellas son verdes. Pero Esther Esteban, como cualquier ser humano, es rehén de su subconsciente, que le hace ver estrellas blancas. Una coloración aséptica si se quiere, pues por alguna razón la periodista prefriere no ver nada antes que al color verde, el cual asocia a una idea que al parecer rechaza.
Como lector sólo me resta recomendar en estos días de tantos acontecimientos, el que distingamos qué parte hay de verdad en cada noticia; para que al menos, nadie nos cambie el color de las estrellas.
Pablo Rodríguez Valido
Vicepresidente de Jóvenes Nacionalistas de CC en Gran Canaria