Opinión

La moratoria y la compra-venta de alcaldes

Por Rafael Tavío Mendoza Pues va a ser que no. Al final va a resultar que el Plan Insular de Ordenación del Territorio (PIOT) de Lanzarote no estaba mal hecho, ni mal redactado, ni mal elaborado. Al parecer, tampoco era cierta esa enorme mentira, oída ...

Por Rafael Tavío Mendoza
Pues va a ser que no. Al final va a resultar que el Plan Insular de Ordenación del Territorio (PIOT) de Lanzarote no estaba mal hecho, ni mal redactado, ni mal elaborado. Al parecer, tampoco era cierta esa enorme mentira, oída ...

Pues va a ser que no. Al final va a resultar que el Plan Insular de Ordenación del Territorio (PIOT) de Lanzarote no estaba mal hecho, ni mal redactado, ni mal elaborado. Al parecer, tampoco era cierta esa enorme mentira, oída mil veces -y que todavía muchos tertulianos de ilustre apellido y bolsillo generosorepiten cada vez que pueden- de que la moratoria causó un terrible efecto llamada. Que la moratoria provocó que se construyeran muchas más camas, y en menos tiempo, de las previstas. Va a ser que no

Mira por dónde también resultarán falsas como lágrimas de cocodrilo las quejas de José Francisco Reyes diciendo que el municipio de Yaiza sufría una persecución por parte del Cabildo, y que no había ninguna ilegalidad en la concesión de licencias, sino que todo obedecía al intento de algunos por impedir el desarrollo del pago sureño. Va a ser que no.

También resultarán más mentirosas que una moneda de dos caras las terribles acusaciones que se lanzaron contra Fernando Prats. ¡Sí hombre, haz memoria! Prats era aquel señor godo director del equipo que redactó el PIOT y la moratoria y al que los periodistas afines al cemento y la colilla, los constructores y algunos hoteleros, y los partidos políticos que dicen defender "lo nuestro" acusaron de hacer muy mal su trabajo, de querer hundir la isla, de atacar el futuro de Lanzarote. Al final va a ser que Prats tampoco tenía la culpa. Va a ser que no.

Y por lo que se ve tampoco se había generado inseguridad jurídica, ni lo que les faltaba a los hoteles era un "simple" papelito. Hay 24 complejos turísticos con licencia anulada por los tribunales y un ex-alcalde en la cárcel. Va a ser que no.

Al final va ser que, supuestamente, un alcalde se vendió a unos empresarios que lo quisieron comprar. En definitiva -y en vista de lo que los medios han publicado hasta ahora a raíz del levantamiento de parte del sumario del caso de "Los Hoteles"- más bien parece que lo que supuestamente pasó fue que algunos empresarios quisieron ganar aún más dinero, construyendo y explotando nuevos hoteles, y si era necesario pagar y saltarse la legalidad para conseguirlo. Y hubo otros (en plural, sería ingenuo pensar que Reyes actuaba sólo) que estuvieron dispuestos a cobrar para facilitar la construcción ilegal de esos hoteles y permitir destrozar esta isla que tanto dicen amar.

Y a todo esto, mi reflexión es: ¿nadie va a pedir disculpas después de tanta mentira? ¿Nadie va a pedir perdón por llenar esta isla de camas turísticas, pese a que entre todos habíamos acordado preservarla? ¿Nadie va a pedir disculpas por saturar el mercado turístico y provocar una caída de precios que está acentuando los efectos de la crisis en la isla? ¿Nadie va pedir perdón por pergeñar campañas de intoxicación sobre la persecución a Yaiza a la vez que llenaba los hoteles de Playa Blanca de velinas televisivas de tercera categoría? ¿Nadie va a pedir perdón a Fernando Prats? ¿Ningún partido político en los que ha militado José Francisco Reyes (CC y PNL) va a pedir disculpas por los desmanes de su alcalde? ¿Va a pedir perdón algunos de los ilustres lanzaroteños que han sido, y son, consejeros de Turismo del Gobierno de Canarias y que no han enviado a los inspectores de la Consejería a abrir expedientes a esos hoteles? ¿Va a pedir disculpas alguna asociación empresarial hotelera de la isla por callar ante estos abusos? ¿Van a pedir perdón los periodistas que han tramado, ideado y vociferado muchas de estas mentiras?

Va a ser que no. No tienen la suficiente dignidad para hacerlo.

Por Rafael Tavío Mendoza