De antemano pido disculpas a los lanzaroteños por bajar a la arena, por entrar al trapo, por no perder la ocasión de responder a las infundadas acusaciones y provocaciones de quien, posiblemente para ocultar el infortunio de su gestión política, pretende entretenernos con lo accesorio, con lo impropio, tratando tal vez, de desviar así la atención sobre su precaria situación en el Cabildo de Lanzarote.
He aquí otro ejemplo de mal perdedor, que no es lo mismo que mal pagador, pues sobradas razones tenemos para determinar que no dispara mal el presidente del Cabildo de todos los lanzaroteños con pólvora ajena, aunque eso es harina de otro costal…
Estimado presidente, lamento verme en la obligación de dirigirme a usted en estos términos, pues siento un enorme respeto por la honorable responsabilidad que ostenta, y porque no es propio de mí responder a provocaciones banales que nada aportan a los ciudadanos, sino al contrario, que nos hacen perder un tiempo muy valioso que por cierto, necesitamos para ocuparnos de resolver los verdaderos problemas de la gente.
Lanzarote no merece ese desprecio al diálogo, ni que sus principales instituciones tengan la hostilidad por bandera. Esta isla precisa de políticos con altura de miras, firmes en sus convicciones y posiciones ideológicas, pero siempre abiertos al encuentro y sobre todo, tolerantes. Así lo entendieron los ciudadanos en las pasadas elecciones generales, y por eso nuestra isla está más presente que nunca en las grandes decisiones de España, que dicho sea de paso, también lo son de Lanzarote.
Permítame decirle, estimado presidente, que sólo desde la solidez de un gran proyecto político como es el caso del Partido Popular, se tiene la oportunidad de dar solución a los problemas de los ciudadanos, con determinación y con rigor, pero siempre desde la responsabilidad y la más absoluta lealtad institucional. No es tiempo de aventuras nacionalistas.
Entrando en materia y para disipar sus dudas, estimado presidente, debe saber que no cambio ni una coma sobre lo manifestado hasta la fecha como senador por Lanzarote, es decir, me inquieta sobremanera la posibilidad de que nuestro puerto pierda competitividad, no en vano el Partido Popular de Lanzarote ha logrado resolver una reivindicación histórica de nuestra isla con la ampliación del Puerto de los Mármoles y las mejoras en el abrigo de cruceros. Un trabajo muy complicado, donde no sólo nos hemos enfrentado al complejo escenario de dificultad presupuestaria actual, sino que además lo hemos conseguido a pesar de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, un órgano que no ha tenido -ni tiene- ningún interés por el desarrollo del Puerto de Arrecife y al que dicho sea de paso, usted pertenece. Por tanto, no hay argumentos para señalar falta de interés ni eludir responsabilidades, sino todo lo contrario, pues nuestro compromiso con el transporte y sus infraestructuras, está perfectamente reflejado en los Presupuestos Generales del Estado.
Déjeme que le reitere, estimado presidente, que el objetivo ha sido y es, la búsqueda de una solución que garantice las conexiones marítimas y espero que en eso estemos todos, pero más allá de sus manipulaciones maquiavélicas, estimado presidente, los ciudadanos deben saber que debido a la finalización del contrato de gestión de la línea marítima de interés público entre la península y Canarias el pasado 30 de septiembre, y tras haber quedado desierto el concurso público que el Ministerio de Fomento convocó para garantizar su permanencia en las condiciones actuales, el Gobierno estableció una prórroga de seis meses en tanto se resolviera este asunto, no admitiendo el adjudicatario un período más prolongado.
Permítame recordarle, estimado presidente, que dicha licitación se produce atendiendo escrupulosamente las dos únicas líneas declaradas de interés público por la legislación vigente, en las que curiosamente, fue su partido CC, el que dio el apoyo necesario al PSOE, su socio de gobierno, para dejar fuera a las islas de Lanzarote, Fuerteventura y La Palma, que desde entonces no cuentan con ningún respaldo legal que las garantice.
No en vano, la decisión de incluir en el itinerario a las islas no capitalinas en el año 2011, nunca estuvo motivada por el interés de CC o del PSOE, sino por una apuesta legítima e individual de la naviera por tratar de mejorar sus ingresos comerciales y por rentabilidad.
Quiero pedirle, estimado presidente, que no haga usted política facilona con un asunto de tanta relevancia. Le ruego que sea usted serio y coherente en sus planteamientos, responsable en sus manifestaciones y por favor, aparque el discurso sectario y agresivo con el Estado como por cierto, ya hacen sus compañeros en el Gobierno de Canarias.
Haga gala de la altura política a la que invita su cargo, al menos hasta que se lo ordenen desde Tenerife, que es donde se dirime la política de Lanzarote. Ya le dije en una ocasión que no le considero rival aunque una vez lo fuéramos, que no mire más al pasado porque el futuro se impone, y que este senador por Lanzarote y de España, a diferencia suya, no está pendiente de ninguna encuesta o titular, sino de contribuir en la medida de lo posible a que mejoren las condiciones de vida de mis conciudadanos, tratando de sacar adelante viejas reivindicaciones desde la responsabilidad y el respeto mutuo.
Nada de plegar velas, estimado presidente. Le reitero mi mano tendida como el primer día. Sin juegos políticos ni estrategias electorales, porque Lanzarote lo demanda. ¿Será usted capaz?
*Óscar Luzardo, Senador por Lanzarote del Partido Popular.