Opinión

Elecciones el 25 de diciembre

Si nuestros sapientísimos diputados, en alto grado dialogantes y proclives al pacto no lo remedian, el 25 de diciembre tendremos elecciones. Hay quienes no ven con buenos ojos que el señor Rajoy haya escogido esta fecha para la repetición de comicios. No sé por qué lo hacen, a no ser que tal hecho se deba a que nuestra idiosincrasia contenga un gen que consista en quejarse por todo.

Siguiendo este razonamiento el PSOE ha propuesto la modificación de la ley electoral para que tal hecho no tenga lugar. A dicho carro parece que se suma PODEMOS y, como sigamos así, esta genialidad de nuestro Presidente (una más), no va a poder llevarse a cabo. Creo que están en un craso error. A mí me parece una fecha muy adecuada y que presenta una serie de ventajas que paso a enumerar.

Seríamos número uno en originalidad para celebración de comicios. ¡Chúpate esa, para quienes decían que sólo somos un país de servicios y de ladrillo y que no invertíamos en I+D! El señor Rajoy, como padre de la criatura, no necesitará de puertas giratorias cuando finalice su actividad política, pues los magnates de Silicon Valley estarán al acecho y se lo disputarán para contratarlo como emprendedor.

Este récord tendría la seguridad de una larga permanencia, pues pienso que sólo podría ser superado por trasladarlas al uno de enero, o al 28 de diciembre en países que celebren los Santos Inocentes. En este último caso no estaríamos seguros de su posible valor hasta el día siguiente, cuando se aclarasen las inocentadas. Nos podríamos encontrar con que el mismo hecho fuera dado por bueno por los partidos beneficiados, y como inocentada por los perdedores. Reconozcamos que esta diversidad de interpretaciones no tendría nada de novedosa.

Cuántos no estarían eternamente agradecidos por tener la excusa perfecta para escaquearse de la comida de Navidad y no tener que soportar los inconvenientes de la misma: largos desplazamientos, aguantar a los pesados de la familia, a los niños, peleas políticas, chistes malos, hacer el ridículo cuando las copitas han hecho su efecto, ingesta de polvorones, felicitaciones múltiples, malas digestiones...

Podríamos renovar la manoseada costumbre de introducir lonchas de chorizo en algún sobre por trozos sobrantes de truchas o polvorones debidamente aplastados. Serviría de ejemplo como un gesto magnífico para nuestro empeño de renovación democrática.

Sería una magnífica ocasión para modernizar nuestro acervo de villancicos, anclado en el pasado, con letras alusivas a la efemérides. Colaboro con una cuyo listón de calidad es manifiestamente mejorable.

Campaña sobre campaña,

y sobre campaña una,

asómate a la ventana,

verás el sobre en la urna.

Belén, campañas de Belén,

que los electores votan

que nuevas me traéis.

Se imaginan lo fácil que lo tendrían los letristas de comparsas, murgas y chirigotas del Carnaval para escoger el tema de sus críticas. ¡Que digo sólo el tema, también de sus músicas! Tendrían todas ritmos de villancicos, con lo que uniríamos estas dos fiestas tan ancestrales, tan próximas y tan nuestras. Animo a que vayan ya dando rienda suelta a su vena poética para colaborar.

Reconoceríamos a los auténticos demócratas y a los fieles de los partidos, pues seguro que ellos, inasequibles al desaliento, acudirían seguros a la cita.

Aligeraríamos de trabajo a nuestros compatriotas que les toque el deber ciudadano de estar en las mesas electorales, e incluso podrían divertirse con algún comportamiento chusco de electores que aún no hayan reciclado convenientemente la bebida de la cena.

Por todo ello, y como todavía estamos a tiempo, sugiero a nuestros políticos que se lo piensen antes de cambiar la ley, y propongo una recogida de firmas por Internet para que esta fecha no se altere, o en su defecto, se mejore por las dos anteriormente mencionadas, o por la del Día de Reyes. En este último caso rogaríamos a sus Magas Majestades que se dejaran de echar maquinitas, juguetes y ropas y que por fin nos regalaran un Gobierno, pues posiblemente sólo el arte de birlibirloque sería el medio adecuado para conseguirlo.

Por Diego Arrebola