Opinión

EL MITO DE LA ESPAÑA MARXISTA

"¿Por qué habéis dicho todosque en España hay dos bandossi aquí no hay más que polvo?"León Felipe. El 28 de febrero de 1957, José María Pemán contestó a la carta que le habían dirigido el ...

"¿Por qué habéis dicho todos

que en España hay dos bandos

si aquí no hay más que polvo?"

León Felipe.

El 28 de febrero de 1957, José María Pemán contestó a la carta que le habían dirigido el poeta León Felipe y otros afiliados a la Unión de Intelectuales Españoles con sede en México. En su carta, Pemán les decía: "Yo no soy más que un escritor que tengo proclamado en mí el equilibrio de espíritu y la amplitud de convivencia humana que querría ver proclamados en formas más jurídicas e instituciones más nacionales. En ese campo humano y cristiano, mis manos; y el deseo de paz de los espíritus". El lenguaje de esta carta de 1957, es el lenguaje de la razón históricay rectifica el texto de un prólogo de Pemán al libro de Rafael Gambra, La primera guerra civil de España (1821-1823), Madrid, 1950, en el que se lee: "la reciente condenación pontificia del comunismo le dio la razón a nuestra rebeldía de 1936".

Los españoles hemos necesitado cuatro guerras civiles para llegar a la conclusión de que fueron inútiles y absurdas. ¿No es absurdo en efecto, que en pleno siglo XIX-XX nosotros nos hiciéramos, con trescientos años de retraso, las guerras que otros pueblos de Europa se hicieron el siglo XVI-XVII?

Todavía una inteligencia como la de Pemán creía en 1950, que la justificación de aquel levantamiento de 1936 consistió en salvar la España tradicional contra el comunismo, contra la otra España, contra la España marxista, como también se la llamaba. Pero lo cierto es que en España no hubo comunismo de Moscú, salvo ya en plena guerra, engendrado y alimentado por la guerra misma.

No hubo marxismo en las leyes de la República: las pocas sociales que se le permitió pasar a Largo Caballero existían ya hace tiempo en la legislación de otros países con sistemas capitalistas. El 20 de octubre de 1931, Caballero presentó a las Cortes un proyecto de Ley autorizando el control obrero en la administración de las empresas industriales. Fue la más avanzada de todas las suyas. Pero no siquiera llegó a votarse. La República fue profundamente conservadora, dominada como estuvo por los intereses republicanos de la derecha y por la indiferencia social, cuando no la hostilidad activa, de los de la izquierda. Sólo se intentó una tímida reforma agraria que por su excesiva moderacióny desesperante lentitud alejó de la República a los campesinos. No hubo, pues, "España marxista".

España es el país europeo donde menos se ha leído y escrito sobre marxismo. Las obras de Marxy Engels se traducen al español mucho más tarde que en el resto de Europa. Engels dice en uno de sus prólogos al Manifiesto comunista que de esta síntesis histórica se publicó una edición castellana en 1886, casi cuarenta años después de la original alemana de 1848.

Hay en el marxismo errores evidentes, algunas partes superadas por la evolución de la sociedad y la ciencia contemporánea, algunas predicciones fallidas. Pero lo esencial de su interpretación de la Historia sigue en pie. Todos somos ya algo marxistas., con frecuencia sin saberlo y muchos sin quererlo y aún negándolo.

Laín Entralgo, tenía razón al quejarse de los mezquinos brotes de nuestro marxismo teórico. Pero no hay que desesperar. No hay razón para que algún ciudadano español no nos sorprenda un día con un análisis del marxismo digno de la filosofía de nuestra época.

La rectificación, que tanto honra a Pemán, me ha hecho recordar unosversos del poeta León Felipe: "En España no hay bandos,/ en esta tierra no hay bandos, / en esta tierra maldita no hay bandos. /No hay más que un hacha amarilla / que ha afilado el rencor".

Francisco Arias Solis